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Claves para que tu melenita recta no caiga en el efecto del ‘pelo menina’

Funciona en todo tipo de cabello, pero el largo que más favorece a cada rostro depende de las facciones.

“Es un corte femenino, duro y, a la vez, muy sexy. Exige una personalidad fuerte”. Así define el blunt bob la estilista María Baras, directora artística del Salón Cheska. “Por eso triunfa entre mujeres a partir de los 30. Incluso un poco antes, en cuanto terminan la carrera, empiezan a trabajar y se sienten poderosas y a gusto con su vida. Es un corte que rejuvenece, pero hace falta un carácter muy forjado porque una vez cortas, no hay vuelta atrás: es una melenita extremadamente corta”.

Las claves de este corte son simples: corto, recto y sin capas. El largo, sin embargo, es variable. Puede ir casi a la altura de la barbilla o quedarse al inicio de la mandíbula. “Es un corte que generalmente endurece las facciones. Si tienes un rostro alargado, de rasgos pequeñitos y muy dulce, a la altura de la oreja queda ideal. Pero con una mandíbula pronunciada, una nariz muy alargada, facciones grandes o la cara redondeada, es mejor cortar hacia la barbilla. Cuanto más corto lo dejes, más relevancia toman esos rasgos que quieres disimular”.

Pefecto para cabello liso y fino

Cubiertas esas reglas, María Baras es rotunda: este corte de pelo funciona bien en todos los tonos y texturas de cabello. “Queda ideal en pelos lisos y finos porque, al ir todo en un bloque al mismo largo, aporta volumen. Parece que tienen el doble de pelo. Pero también favorece a los cabellos ondulados, gruesos o ligeramente foscos. En estos lo que el peluquero nunca cortar a hachazo. Aunque por definición el blunt es un corte de línea recta y muy definida, una cosa es no hacer capas y otra suavizar en la punta o descargar en la coronilla para evitar el efecto menina (hinchado y redondeado en la punta)”.

En cuanto al color, libertad total. “Queda estupendo con colores bloque: un cobrizo potente, un rubio nórdico muy marcado, un berenjena… Cuanto más puro sea el color, más fuerte será el look. También podemos apostar por el efecto raíz muy marcado. Pero si no te apetece algo tan cañero, puedes jugar con degradados: babylights, balayage…”.

Una de las ventajas es que puedes peinarlo de muchas maneras. “Simplemente con cambiarte la raya, de llevarla al medio a pasarla a un lateral, ya parece otro corte. Lo puedes llevar recto y liso, o darle un toque a la punta hacia fuera. Dejarlo suelto o meterlo detrás de la oreja. O sacarle partido con un wet look, engominando la raíz y dejando libres las puntas. O recoger solo la parte superior y girarla hacia delante, marcar unas ondas, respetar su movimiento natural… Un efecto que me encanta es cuando vienen las modelos con un mechón tras la oreja. Cuando lo sacas, queda una onda muy natural que suelo aprovechar sin necesidad de marcar con la plancha. También puedes cortar un flequillo largo y lateral, o corto, centrado e informal, como Taylor Lashae, que da un aspecto parisino muy muy chic”.

Claro que no todo son ventajas. “Es un corte que hay que mantener. No es un wavy bob que puedas relajar el paso por la peluquería. Con el blunt cada dos meses hay que darle un punto o pierde la gracia. Eso me lo contaba Liza. Viaja mucho por todo el mundo y aprovecha cuando tiene shooting en una peluquería de confianza para refrescar el corte».

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