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La creadora de Kolanaki: «Que Antropologie vendiese nuestra ropa fue el empujón para dejar mi trabajo y dedicarme a esto al 100%»

Hablamos con Teresa Cifuentes, la asturiana detrás de Kolonaki, sobre cómo hace nueve años cambió los planos de arquitecto por el universo de la moda. Aquí su historia.

Una de las propuestas de Kolonaki.
Una de las propuestas de Kolonaki.Cortesía de Kolonaki

“Nuestro objetivo es hacer prendas de calidad que duren para toda la vida”. Con esa premisa nacía hace nueve años Kolonaki, la firma española que recupera y reinterpreta los patrones clásicos en diseños atemporales, de calidad y con aires románticos.  “Kolonaki surge como una necesidad personal porque yo no encontraba ropa especial a un precio asequible”, confiesa su fundadora Teresa Cifuentes a S Moda.

Nacida en Asturias y licenciada en arquitectura por la Universidad de Navarra, la joven se trasladó a Madrid para trabajar en singulares proyectos de hospitales y aeropuertos (colaborando en obras como la terminal T4 del aeropuerto de Barajas). Con una firme inclinación por la moda desde que alcanza recordar, en 2012 decidió poner en marcha su propia firma made in Spain: Kolonaki. “Siempre había tenido la idea en la cabeza. Me gustaba tener mi estilo propio, no ir igual que todo el mundo y compraba mucho en tiendas vintage”, recuerda.

Teresa Cifuentes dejó su trabajo de arquitecta para dedicarse al 100% a la firma.
Teresa Cifuentes dejó su trabajo de arquitecta para dedicarse al 100% a la firma.

Kolonaki despegó en 2012 como un hobby que compaginaba con su trabajo, pero muy pronto acaparó la atención de diferentes blogs internacionales  –la ventana al mundo digital en aquel momento–  y de una de las gigantes multimarca del sector: Anthropologie. “Contactaron con nosotros porque querían vender la colección y fue el salto: pasar de producciones muy pequeñas a tener pedidos de mil unidades por prenda. Empezamos a tener visibilidad en EEUU y llegamos a salir en The New York Times. Fue el punto de inflexión y decidí dejar mi trabajo para dedicarme 100% a mi proyecto”, señala.

“Utilizamos patrones tradicionales, nos inspiramos en prendas de otras épocas con un toque diferente”. Kolonaki recupera diseños del armario de nuestras abuelas y los traslada hasta hoy, el presente. “En la colección de baño del año pasado teníamos un patrón totalmente retro inspirado en un bañador que tenía mi abuela”, revela. Con un estilo clásico-actualizado y una inclinación por “lo de antes”, su misión es reinterpretar piezas atemporales que prometen sobrevivir al paso del tiempo y que caminan en paralelo a las modas pasajeras. “Si hay prendas que han funcionado toda la vida, van a seguir funcionando siempre”, defiende.

Kolonaki, cuyo nombre hace referencia al barrio de moda de Atenas, persigue formar parte del fondo de armario de “mujeres seguras de sí mismas que buscan vestir diferente”. Sus prendas, que ya forman parte del armario de la prescriptora de moda Leandra Medine o la británica Alexandra Tolstoy (descendiente del célebre escritor), son confeccionadas de forma integral en España. “Trabajamos con los mismos talleres con los que empezamos hace nueve años en Madrid, seguimos con los mismos que apostaron por Kolonaki cuando éramos muy pequeñitos. Para las reposiciones o pedidos especiales trabajamos con costureras, y el calzado lo fabricamos en Toledo”, detalla. Porque de la misma forma que recuperan el pasado a la hora de idear sus colecciones; también aluden a las técnicas tradicionales para producir sus piezas. Un trabajo mucho más minucioso que busca situarse a kilómetros de los acabados actuales. “Kolonaki persigue retomar la antigua costura de calidad a precios asequibles. Antes se cosía muchísimo mejor que ahora, me encanta visitar las tiendas vintage, dar la vuelta a las prendas y ver como están confeccionadas”, añade. Con su página web como principal canal de venta, la marca con alma asturiana también está presente en la plataforma Es Fascinante y cuenta con un showroom en Madrid donde recibe personalmente a sus clientas con cita previa. “La gente cuando viene y toca el producto en persona lo valora más, allí ven realmente la calidad”, nos cuenta.

Una de las blusas de Kolonaki.
Una de las blusas de Kolonaki.

Tras sus exitosos primeros años de trayectoria, hace tres años la fundadora de Kolonaki (y madre por entonces de dos hijos) hacía un stop. “Me quedé embarazada y decidí tomarme un parón y respirar”, explica. Dos años más tarde, Kolonaki volvía a la carga el invierno del 2019 con una calurosa acogida en el sector sin imaginar el giro que daría el mundo pocos meses más tarde como consecuencia de la covid-19. “Al principio del verano pasado habíamos hecho una producción muy grande. Kolonaki había vuelto en invierno, había cogido fuerza. Íbamos a vender en algún gran almacén de París, pero con el coronavirus todo se cayó. Viendo que las mensajerías funcionaban bastante bien, lo que hicimos es moverlo mucho por internet”, resume. ¿El resultado? Superaron la crisis y además de cumplir expectativas, ampliaron mercado afianzando su presencia en el escenario internacional cuyas ventas (con Reino Unido y América a la cabeza) se han equiparado a las cifras de nuestro país.  “Pensábamos que iba a ser un verano malísimo, pero poco a poco fuimos avanzando y empezamos a tener más pedidos del extranjero y de Europa. En estos últimos meses las ventas internacionales han alcanzado el 50% y antes no llegaban a un 20%. Para los clientes europeos los precios no son tan excesivos, pero también ellos son más exigentes con la calidad del producto”, aclara.

Para cualquiera que se aventure a emprender, la creativa aconseja “intentar hacer cosas diferentes”, algo de lo que pueden presumir desde la marca. “El punto smock (que recuerda a los vestidos de nido de abeja que hacían nuestras madres) ahora está muy de moda y nosotros lo hicimos hace seis colecciones. Y el otro día me preguntaba mi patronista: ¿Por qué no haces punto smock? Y no, ahora no podría. El secreto es innovar, hacer cosas diferentes a lo que está en el momento”, concluye.

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