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«Espero que estés bien»: cómo la cuarentena cambió por completo el email de trabajo

En un momento en el que el confinamiento y la emergencia sanitaria han disparado la sensibilidad, empatía y demostraciones de afecto en la conversación corporativa digital, la nueva etiqueta pasa por amplificar las muestras de afecto, también en lo profesional.

Todos somos la tía loli.
Todos somos la tía loli.Getty/ Twitter/ S Moda

Mama: ¿Cómo estás, Loli?

Tía Loli: Fatal gracias ?

Todos somos la tía Loli en el confinamiento. La respuesta de un grupo de WhatsApp familiar que se viralizó el pasado mes de diciembre en Twitter (más de 70.000 compartidos hasta que la usuaria que lo publicó decidió ocultar el tuit)  ha sido uno de los memes más recurrentes para simbolizar nuestro estado ánimo perpetuo en lo que llevamos de cuarentena. Involuntariamente, la tía Loli ha capturado el zeitgest de la conversación digital. Su aportación no solo encaja en ese ADN de autodesprecio cómico que ya caracterizaba a las redes mucho antes de la incursión del coronavirus, su respuesta es un diez a lo Comaneci en esta nueva etiqueta digital, donde nos hemos visto obligados a comunicarnos exclusivamente de forma mediatizada y, en consecuencia, a adoptar toda estrategia posible para no parecer impersonales y secos:

Fatal (Siempre la sinceridad por delante)

Gracias (Educación por encima de todo)

?(Libera tensiones al interlocutor, suaviza la brusquedad de la mala noticia en el intercambio de mensajes y envia un cálido saludo simbólico)

Si te contestan con un «ok» en el chat de trabajo, preocúpate

Con tus compañeros de trabajo, en las conversaciones informales por chat, nuestro nuevo paradigma pide más que nunca (antes también era necesario, pero ahora, ¡mucho más!) no racanear con las exclamaciones, los emojis, los gifs, las mayúsculas o los memes. Saltarse las convenciones, olvidar a la RAE y duplicar vocales para trasladar a lo virtual la calidez de lo analógico. La conversación digital clama por convertirnos en cheerleaders de la comunicación. Añadir recursos gráficos para que todas las sutilezas de la lengua hablada se perciban en la escrita. No tengas miedo, suéltate la melena, sáltate las convenciones y no temas a hablar a gritos porque, como ya se sabe en Internet desde hace tiempo, ¡¡en realidad no lo son!!

«Los signos de exclamación, al igual que añadir letras, como «Holaaaa», o repeticiones casuales, como «jajaja», son el lubricante social de una oficina, alteraciones plagadas de ánimo que suavizan las interacciones con nuestros colegas de trabajo. Y mientras mucha gente está dispuesta a hacerlo, otros parecen todavía reacios a adoptar esta práctica», explicaba hace unos meses Madeleine Aggeler en More exclamation points, please!!!, una columna en The Cut que rompía una lanza a favor de los signos de exclamación y del entusiasmo verbal y simbólico en la comunicación laboral. «¿Por qué? Es muy fácil y marca una gran diferencia», apuntaba la columnista: «Agregar un signo de exclamación, o dos, o 15, transforma lo que estés escribiendo, haciéndolo sonar entusiasta y divertido. Del mismo modo, omitir un signo de exclamación también transforma lo que estés escribiendo, haciendo que parezca que odies con toda tu alma a tu compañero de trabajo«. Porque un «¡Holaa!» no se percibirá igual que teclear ese «Hola» escueto, glaciar y con ciertas connotaciones sociópatas que no aliviará, ni mucho menos, la sensación de desquiciamiento social que ya vivimos en la vida real, en unos momentos en los que nos vemos incapacitados de sentir la proximidad física y visual de nuestros interlocutores.

Aunque el tono parezca infantil en la conversación y le dé un carácter de falsedad impostada, Aggeler ofrece un buen surtido de ejemplos para probar por qué deberíamos adoptar estas alteraciones y hacer así más empáticas las conversaciones de trabajo:

«¡Gracias!» se entiende como: gracias / «Gracias» se entiende como: lo que tú digas

«¡Buen trabajo!» se entiende como: buen trabajo / «Buen trabajo» se entiende como: Enhorabuena, has cumplido el mínimo por el que te pagamos un sueldo

«¡Ok!» se entiende como: te entiendo /»Ok» se entiende como: ¿Por qué no te metes en una cueva y desapareces?

«Espero que estés bien»: las marcas ahora son cuidadoras

Si alguien ha prestado atención a su correo electrónico corporativo y a cómo las marcas se comunican con ellos habrá percibido cómo la conversación digital ha disparado su niveles de empatía y cercanía. Nuestros e-mails son más sensibles y más tía Loli que nunca. Con el coronavirus, las marcas han adquirido un rol de ‘cuidadoras’ sobre sus bienes más preciados, los consumidores. En nuestra bandeja de entrada, los asuntos de las newsletters a las que estábamos suscritos nos animan a resistir y las notificaciones de las apps comerciales de distinta índole de nuestro smartphone se han desplegado para desearnos estar a salvo y en casa. Un fenómeno que se reproduce en los correos electrónicos corporativos enviados por completos desconocidos, donde los remitentes hacen hincapié en mostrar preocupación por el estado de salud de nuestros seres queridos («En primer lugar, esperamos que tú y toda tu familia esté bien durante este confinamiento» es una de las variantes de las más utilizadas).

No es que las marcas hayan desterrado su voluntad comercial. Esta nueva etiqueta estrategia de comunicación digital es lo que el recién publicado estudio El impacto del Covid-19 de IPG Brands resume como una de las fases necesarias para que los clientes no pierdan la confianza y sentimiento de pertenencia a las firmas por las que paga y a las que mostraba confianza. Según el citado estudio, las firmas ahora se encuentran en la «fase de ajuste» de la crisis, donde se comunica «un apoyo incondicional para ganarse el apoyo del consumidor». Algunas, de hecho, ya han evolucionado a la fase de aclimatación, donde se «exploran los nuevos hábitos» para poder reinsertar su mercado hacia las nuevas rutinas de nuestra vida confinada. Todo tiene un sentido puramente mercantil: el 67% de los consumidores del estudio ahora prefiere «oír o ver mensajes de confianza y socialmente responsables» que ofertas de productos (22%).

Así que ya sabes, sé la tía Loli. Ya sea con tu superior, con tu cliente o con esa marca que pregunta por tu salud cuando te manda un correo electrónico o una notificación al teléfono móvil. Todo en la vida, ahora mismo, se reduce y resume con un «Fatal gracias ?».

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