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Cómo dejar un trabajo que te gusta por otro que verdaderamente necesitas

La gratitud no puede ser un motivo para permanecer en un puesto. Si quieres cambiar de empleo hay herramientas para gestionar el sentimiento de culpabilidad y ver de forma más clara qué es lo que más te conviene.

Una mujer en su puesto de trabajo.
Una mujer en su puesto de trabajo.Getty (Getty Images)

Cuando Adriana (34 años, Madrid) llevaba seis años trabajando en la empresa de sus sueños vivió un terremoto personal. La promoción que deseaba no llegó, aunque sí le propusieron un cambio horizontal a un nuevo –pero prometedor– departamento. Su jefa directa acababa de dimitir y le propuso seguir sus pasos en la competencia: al mismo tiempo la llamaron de una tercera empresa para concertar una entrevista. Sentía cierta culpabilidad si no aceptaba el puesto interno (¿cómo decir que no al sitio que le dio su gran oportunidad?), un sentimiento aún más amargo si no seguía a su ahora exjefa y otra dosis de decepción consigo misma si no se sentaba a escuchar lo que le ofrecían fuera. Era imposible salir de aquello sin cicatrices.

Hace unos días Allison Green, especializada en asesoramiento en el lugar de trabajo y autora de varios libros sobre el tema (Ask a Manager: How to Navigate Clueless Colleagues, Lunch-Stealing Bosses, and the Rest of Your Life at Work y Managing to Change the World: The Nonprofit Manager’s Guide to Getting Results) recibió una consulta sobre una situación parecida: «¿Debería hacer una entrevista para un trabajo atractivo si estoy bien en el actual?». La experta empezaba por eliminar de un plumazo la sensación de culpa que suele aparecer en estas situaciones: «En primer lugar, la gratitud es una emoción encantadora, pero no es razón para permanecer en un trabajo. Cuando tu jefe y tu empresa te dieron una oportunidad en el puesto que tienes ahora no te estaban haciendo un favor; te contrataron porque creían que hacerlo serviría a sus intereses». A cambio de su fe en ti, decía, tú les has dado tu mejor trabajo a diario, por lo que nadie está obligado a quedarse en un trabajo más tiempo del que le conviene: «Así que, por favor, no pienses en esta pregunta en términos de lo que le debes a tu jefe actual. No le estarías abandonando si te fueras, estarías pasando al siguiente paso lógico en tu carrera después de ofrecer varios años de buen trabajo, que es el curso normal de los acontecimientos».

«Muchas veces la relación del empleado/a con la empresa se establece de la misma forma que lo hace una relación personal, por lo tanto, en el momento de pasar a otro proyecto se producen sentimientos similares a los de una ruptura», explica a SModa Mara Aznar, psicóloga experta en recursos humanos y Talent Acquisition Manager en atwork. Esta experta apunta que hoy en día se fomentan mucho «el compromiso personal, el sentido de pertenencia, el vínculo con nuestro manager y compañeros, y los famosos teambuilding«, de ahí que es habitual que a cualquiera le cueste mucho desprenderse de estos vínculos y que afloren los sentimientos de miedo ante el cambio. Esto no hay que confundirlo, precisa, con sentir que le debemos algo a la empresa, “como si al querer cambiar estamos de alguna manera fallándoles». La culpa va un poco intrínseca en nuestra cultura, opina: «Sigue anclada la idea de que el trabajo es un lugar en el que cumplimos obligaciones, no uno en el que disfrutar». Así que cuando otra oferta nos resulta apetecible, la sensación puede ser agridulce. «Está fenomenal ser agradecidos pero no se nos puede olvidar que somos un activo y que aportamos mucho valor. Esto en ningún caso significa que nos tengamos que quedar anclados a ese trabajo de por vida, sería un tremendo error», advierte. Recuerda, además, que no estás solo/a en esto: una cuarta parte (25%) de los empleados en España quiere cambiar de trabajo en este mismo año y la mitad de ellos (51%) ya está postulando activamente a otros cargos y se están entrevistando con reclutadores y empresas, según este informe de Adecco publicado en octubre de 2022. 

Este enfoque nos lleva a la pregunta de si tiene sentido elegir lo desconocido (el nuevo trabajo) frente a algo conocido con lo que estás medianamente satisfecho (tu empleo actual). «Considero que no hay una obligación de escuchar ofertas siempre», explica Mara Aznar, sino que es algo que «tiene más que ver en el momento que estés tanto a nivel vital como en el proyecto actual. Hay momentos que nos puede provocar ruido y una carga más escuchar otras ofertas y otros proyectos, pero en otros momentos es muy positivo porque nos abre puertas y nos mantiene activos en el mercado». Por ejemplo, si acabamos de empezar un proyecto y queremos mantener la motivación y el foco «no es el mejor momento para seguir escuchando ofertas», pero hacerlo con cierta regularidad nos mantendrá activos «y nos prepara para que si el día de mañana queremos cambiar no nos hayamos quedado desconectados de cómo se hacía una entrevista o en qué punto se encuentra nuestro sector», añade.

Cómo valorar un trabajo nuevo

La vida no tiene manuales de instrucciones, tampoco en este caso. «Creo que primero hay que conocerse, saber si nos motiva el crecimiento profesional, hacer carrera en una empresa, si nos motiva la compensación y los beneficios económicos, si nos motiva el equipo, la innovación. No todos somos sensibles a los mismos estímulos y creo que cada uno ha de poner en su lista de prioridades lo que para él o ella es importante», explica Mara Aznar. Una vez lo tengamos claro, considera útil mirar portales como Glassdoor donde quizá se puede preguntar a empleados de la empresa sobre su experiencia allí y cómo desempeñan los roles para identificar si el nuevo puesto encaja en nuestra escala de prioridades. Si, además tienes la oportunidad de hablar en persona con alguien que trabaje dentro de la nueva empresa, esa conversación puede ofrecerte datos concretos que te ayuden a tomar una decisión más informada.

Para llegar a este punto Iván García Miranda, doctor en Filosofía y experto en innovación y empresas, recomienda en LinkedIn tres herramientas de valoración de tu puesto actual cuando estás planteándote un cambio: la primera es realizar una lista sencilla de los aspectos que te gustan y de los que no en truco trabajo actual como el ambiente en la oficina, la flexibilidad de horarios, el reconocimiento del trabajo bien hecho, si tienes coche de empresa, los cheques de comida o la cercanía al hogar. La segunda herramienta consiste en evaluar las habilidades adquiridas, tanto técnicas (nuevas herramientas, procesos, programas, idiomas, sistemas y metodologías aun aumenten nuestro conocimiento técnico) como blandas (las llamadas soft skills, habilidades como mejorar la oratoria, perfeccionar nuestra capacidad de negociación, de resolución de conflictos, de dirigir equipos o de tomar decisiones, por ejemplo). La tercera y última herramienta es la llamada prueba del CV y consiste en detectar si somos capaces de actualizar nuestro currículum con algún hecho o alguna característica relevante en los últimos seis o 12 meses. Estas valoraciones te pueden dar una idea más clara de si estás evolucionando en tu posición actual y de cuál quieres que sea tu próximo paso profesional.

Mara Aznar recuerda, también, que cambiar de trabajo se orienta a mejorar tus condiciones pero también implica preguntarse a qué cosas estás dispuesto a renunciar. «Efectivamente vamos a renunciar a algo porque ningún trabajo es perfecto y reúne todas las condiciones que queremos. Tenemos que hacer mucho caso al momento vital que nos encontramos porque muchas veces no es coherente con el objetivo que nos ponemos y esto lleva a qué cambiemos de lugar, pero no haya encaje. También es importante tener claro hacia dónde nos queremos dirigir, ya no planteamos la vida a cinco o 10 años vista, tal vez hablamos de planteamientos menos definidos, pero ponernos objetivos, aunque sean cortos, nos ayudan a decidir», explica. En este sentido es buena idea ajustar las expectativas, porque todo cambio contiene cierto riesgo e incertidumbre.

Cómo decírselo a tu jefe

Todo el mundo sabe que buen jefe no querría que desaprovecharas una mejor oportunidad para ti aunque venga de fuera: es más, hasta desearía que lo hicieras. Pero entonces, ¿por qué en la práctica cuesta tanto decirle que estás pensando en irte? Mara Aznar nos habla del sentimiento de abandonar el nido: irse de donde nos han tratado bien es difícil y esto puede activar el sentimiento de deuda. Nos cuesta tanto porque, además, «no nos enseñan a tener conversaciones difíciles y a confrontar. Nos cuesta hablar de aumentos, nos cuesta pedir feedback, nos cuesta darlo y decir con lo que no estamos de acuerdo. No trabajamos la comunicación asertiva en contextos empresariales y aunque es cierto que se ha evolucionado mucho, nos sigue costando porque sentimos que dañamos a la otra persona. Decir que nos vamos es decir también ‘te dejo’ y esto refleja claramente lo que nos cuesta romper vínculos», explica esta experta. Para hacer este trago algo más fácil, recomienda hacerlo una vez tomada la decisión, no antes: su consejo es comunicarlo tan pronto lo hayamos decidido y de una manera transparente y cercana, y en esto es esencial «preparar bien la conversación, no hacerlo de manera espontánea. Reservar un espacio para hablar exclusivamente de este tema es primordial» y comenzar la conversación con claridad: «empezar diciendo que te vas hace el trago más fácil porque cuando damos contexto y demasiadas explicaciones todo se complica y nos ponemos nerviosos». Debería ser algo como: me voy de la empresa y este es el por qué.

«Otra cosa es que estés pasando por un momento difícil o una crisis y le estés dando vueltas a cambiar de proyecto, aquí creo que si la relación es muy buena con tu jefe y crees que puede haber una solución, por ejemplo de promoción interna, puede ser interesante compartirlo. Pero se ha de construir muy bien esta conversación y tener claras las opciones, al final un jefe nos puede dar apoyo pero no es un orientador, por tanto, también se puede recurrir a ayuda externa profesional para esto si es necesario», dice esta experta.

Además de elegir bien el momento, plantearlo con anticipación y hablar con honestidad, desde Infojobs recomiendan un enfoque positivo: «Es importante que este enfoque lo mantengas durante toda la conversación. Habla de tu nuevo rumbo como una oportunidad para crecer, como un reto que quieres intentar o como un cambio que tú a nivel personal necesitas. Intenta hacerle entender a tu jefe que no te vas solo por mejores condiciones, sino que realmente es algo que quieres, que te motiva y que te hará crecer. Darle este enfoque evitará disgustos por su parte o incluso sentimientos de confusión frente a tu partida». La forma de irte dejará huella así que en este portal de empleo recalcan la importancia del orden en el que comunicar la decisión: «Es tan importante lo que dices cómo a quién se lo dices, y sobre todo, a quién se lo dices primero. Habla primero con tu jefe y luego con Recursos Humanos y si puedes, sé discreto frente a la decisión con tus otros compañeros de trabajo. Lograr que tu jefe sienta que tuviste la confianza para ir a hablarlo con él o ella primero hará que se sienta valorado y disminuirá mucho el sentimiento de incomodidad que puede generar una conversación como esta».

Lo que puedes sacar de una entrevista

Además de un posible nuevo trabajo, de una entrevista laboral se pueden sacar muchos aprendizajes. Puede ayudarnos a cosas muy distintas, desde «valorar el trabajo que tenemos, hasta reforzar nuestras habilidades tanto técnicas como personales y mantenernos activos en el mercado», apunta Mara Aznar. «Las entrevistas se han de preparar y más en el mundo de hoy en día, en cualquier sector, por lo tanto, enfrentarnos de vez en cuando a una entrevista nos ayuda a coger seguridad y saber cómo se encuentra el mercado», añade. Si la hacemos teniendo ya un trabajo es muy probable que nos salga aún mejor porque «cuando no lo necesitamos, siempre las hacemos más relajados», reconoce esta experta. Sin embargo, estemos trabajando o no, una entrevista laboral siempre debería ser una oportunidad para entrevistar nosotros también a quien nos quiere contratar y es un momento clave para realizar esas preguntas difíciles de plantear a veces, pero vitales para saber si el trabajo nos va a encajar o no. Desde la empresa de recursos humanos especializada en selección de personal cualificado Michael Page recomiendan «ser honestos y directos, tener claro y saber transmitir las razones reales por las cuales se busca un cambio, ser claros con las aspiraciones salariales».

«De hecho, en ciertos sectores como IT se cambian los roles, hay una demanda tan alta que los entrevistadores venden el proyecto y el entrevistado hace las preguntas complicadas para ver si le encaja o no. Están en un momento donde pueden elegir y lo aprovechan muy bien, de manera inteligente. Considero que es importante que vengas de un sector con mayor o menos competencia te asegures de que es el proyecto donde quieres estar y no tengas miedo a preguntar», aconseja Mara Aznar. La empresa en la que queremos estar debería recibir bien las preguntas y la curiosidad que tengamos sobre la financiación, el día a día y la realidad de los equipos. Porque para forjar nuevas relaciones, también en el trabajo, la confianza tiene que ir en las dos direcciones.

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