_
_
_
_
_

Becomely: de vestir a las profesoras de su fundador al último videoclip de Amaia

Produciendo bajo demanda a partir de tejidos existentes, Quique Vidal consolida su firma de diseños abullonados y grandes volúmenes que, a partir de ahora, solo venderá a través de Instagram.

Clara Ferrero

«El bicho raro de la clase». Así define Quique Vidal (Valencia, 25 años) Becomely, la firma de moda que puso en marcha cuando aún no había acabado el instituto. «Me refiero a que no es una marca superelegante de alfombra roja, pero tampoco es informal. Y aunque no es solo para jóvenes, tampoco es una firma que mujeres de 50 o 60 años vistan de forma habitual», se explica al otro lado del teléfono. Por eso haber vestido en las últimas semanas a dos artistas de edades y estilos muy distintos en dos eventos bien diferentes es motivo de alegría para el joven diseñador.

La más reciente en apostar por uno de sus vestidos de aires infantiles y volúmenes grandilocuentes ha sido Amaia. La cantante aparece en su último videoclip, Yamaguchi, con un vestido blanco que sigue la reconocible estética de la marca y está fabricado, como todo lo que hacen, con tejido deadstock (es decir, telas sobrantes de proveedores o talleres que se transforman en vestidos y camisas de edición limitada). «Su estilista, Helena Contreras, nos pidió varias prendas para el vídeo y al final eligió este vestido blanco, muy en sintonía con lo que querían transmitir y con las referencias orientales de la canción. Siempre habíamos querido vestir a Amaia y me encanta el resultado porque la superposición de prendas que lleva sobre el vestido crea algo completamente nuevo», cuenta Vidal sobre la camisa y chaleco firmados por la marca mallorquina Accidente con flores.

A la izquierda, Amaia en su videoclip ‘Yamaguchi’. A la derecha, el vestido de Becomely que luce la cantante.
A la izquierda, Amaia en su videoclip ‘Yamaguchi’. A la derecha, el vestido de Becomely que luce la cantante.Cortesía Becomely

Un par de meses antes fue la actriz Emma Suárez la que puso sus ojos sobre las creaciones de la marca. «Un día vino al showroom, se probó varias prendas y nos encargó un vestido para un estreno que tenía. Se lo hicimos en tres días y se lo puso con mocasines y unos calcetines», recuerda el diseñador. Su aparición ha servido para que un nuevo público más maduro se acerque a Becomely en busca de diseños diferentes que no siempre terminan siendo tan dulces como parecen. Pero a pesar de las inesperadas nuevas embajadoras de la marca, para Quique lo más importante es vestir a cualquiera que se sienta identificado con lo que hace. «Que se lo ponga Lady Gaga no me parecería especialmente relevante».

Su marca, de hecho, comenzó de forma espontánea vistiendo a mujeres anónimas. Cuando aún no había terminado el instituto, varias profesoras le encargaron vestidos para su graduación. «Siempre tuve muchas inquietudes y desde muy joven hacía trabajos de estilismo con fotógrafos de Valencia después de clase». Aquel encargo a los 17 años sembró el germen de lo que hoy es Becomely, aunque la marca nació de forma oficial dos años después, en 2015. «Me mudé a Madrid y empecé con cero euros. Trabajaba en Starbucks a media jornada y hacía algunas editoriales para revistas y con eso la fui financiando. Después desfilé un par de veces en Samsung Ego y tuve que pedir un crédito para producir las colecciones de la pasarela, así como una pequeña cápsula comercial que vendía en el Cibelespacio», rememora.

Con la venta de aquellas camisetas, calcetines y su famosa bisutería 3D, que fue seña de la casa en sus comienzos, aunque ahora ha pasado a un segundo plano, Vidal fue sacando a flote su marca. «Con el dinero que pedía producía y con los beneficios seguía produciendo». No es muy distinto de lo que ocurre ahora. El diseñador compagina Becomely con su otro proyecto, Estudio Cartulina, empresa especializada en comunicación, brand consulting y producción, «porque vivir solo de la moda no es fácil si quieres ser fiel a tus principios. Más aún en tiempos pandémicos en los que hay menos eventos», apunta.

Los volúmenes son la seña de identidad más reconocible de los diseños de Quique Vidal.
Los volúmenes son la seña de identidad más reconocible de los diseños de Quique Vidal.Cortesía de Becomely

Esos valores de lo que habla pasan por la sostenibilidad y la producción ética y local. El 90% de sus creaciones están elaboradas a partir de tejidos que encuentra en fábricas que han cerrado y todo está producido aquí. Los vestidos los hace en Madrid, los botones se forran en Valencia y si necesita revestir con tela algún calzado recurre a un artesano de Sevilla. Además, colabora con un taller que da formación y trabajo a mujeres que han sido víctimas de la trata y de otros abusos. Esta forma de trabajar, ética y sostenible en todos los aspectos, da lugar también a un modelo de negocio que en los últimos meses ha evolucionado.

Hasta ahora, los vestidos de Becomely se producían bajo demanda y podían comprarse en su página web, así como en algunas tiendas seleccionadas que incluían a países como Asia. Pero con la llegada da la pandemia, Quique y Ekaitz, su pareja y mano derecha en la marca, han cambiado el modo de vender. «Ya no tenemos página web y estamos centrado las ventas en las redes sociales, sobre todo, en Instagram. Vamos a empezar a lanzar piezas de edición limitada, de las que solo habrá disponibles una, dos o tres, y el que quiera podrá adquirirlas mandando un mensaje privado». Esto les permite, asegura, ajustar un poco más el precio y llegar a clientas de países asiáticos, del norte de Europa o América, tres de las localizaciones que más interés muestran en Becomely, aunque el mayor número de ventas se concentra en España.

Detalle de uno de sus diseños. La marca solo vende a través de Instagram.
Detalle de uno de sus diseños. La marca solo vende a través de Instagram.Cortesía Becomely

Otro de sus próximos proyectos será el de aprovechar los pequeños retales sobrantes de la producción de sus camisas y vestidos creando complementos como bolsos, limosneras o sombreros. Una fórmula para llevar la sostenibilidad hasta sus últimas consecuencias al paso que acercan la marca a aquellas clientas que quizá no puedan permitirse un vestido, pero quieren formar parte del universo Becomely. El futuro lo marcarán sus propias clientas: «Me influyen mucho las mujeres que visten mis diseños porque hasta que no se los ponen, la firma no existe».

Vestido de la colección más reciente de la firma, Terrario.
Vestido de la colección más reciente de la firma, Terrario.Cortesía de Becomely

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_