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Hong Kong, el paraíso de las compras entre rascacielos

Detrás de su imponente skyline, se esconde una trepidante ciudad donde convergen el lujo occidental, la modernidad y la extravagancia oriental.

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Su encanto parece un cruce entre la lujosa exquisitez de la Quinta Avenida neoyorquina y la locura oriental de Shangay. Sumergirse en Hong Kong entraña un viaje apasionante en el que todo es posible. Y más si se va con ánimo de compras porque la excolonia británica posee dos cualidades imbatibles para convertirla en la meca del shopping: carece de impuestos y aglomera a las principales marcas de lujo en sus distritos comerciales. La primera condición hace especialmente atractivas las ofertas de Stanley Street, la calle famosa por sus establecimientos con equipamiento fotográfico. No encontrará nada que no esté en su ciudad, pero los precios pueden ser de lo más tentador.

Pero el epicentro de esta vorágine compradora es Causeway Bay. Pese a tener avenidas comerciales, repletas de neones y grandes pantallas, muchas marcas premium se concentran en tres enormes centros comerciales: Landmark, Times Square /y Sogo. Todos cuentan con servicios de atención distinguida a sus clientes más selectos. La ventaja de poder recorrer muchas tiendas en pocos kilómetros es que los pies sufren menos. Buen motivo, para optar por unas botas altas con un buen tacón. Muchas casas cuentan incluso con varios establecimientos. Es el caso de Louis Vuitton, con boutiques en Landmark y en el distrito de Kowloon.

Bota alta de piel de becerro de Louis Vuitton
Bota alta de piel de becerro de Louis Vuitton

No hay que perderse el ambiente de los mercados callejeros al aire libre. No tanto por las ‘gangas’ que se venden, poco útiles para el turista, sino por su atmósfera colorida y populosa. El más famoso es el Ladies’ Market en Tung Choi Street. No es exclusivo para mujeres, pero sus compradoras son mayoritariamente femeninas. El motivo no es otro que los objetos a la venta: ropa, cosméticos, complementos, kimonos de seda y detalles para la decoración del hogar. Otro bazar esencial es el mercado nocturno de Temple Street, en Kowloon. Aquí puede encontrar desde juego de té de delicada porcelana a quincalla barata. En ambos se impone la costumbre china del regateo y el barullo propio de un bazar oriental. El calzado, cómodo y hasta el tobillo. Así evitará sorpresas en las áreas de wet market (mercados húmedos, llamados así porque el suelo siempre está mojado).

Botín plano sixties de Luois Vuitton
Botín plano sixties de Luois Vuitton

Observar la ciudad a vista de pájaro (o casi) es imprescindible. Para ello basta con subir a The Peak (El Pico), el punto más alto de la ciudad. El periplo, en un funicular centenario, ya es toda una experiencia. Los rascacielos casi parecen saltar en busca de las nubes. Al atardecer, con los edificios iluminados de mil colores, el mejor observatorio de este alucinante skyline se encuentra en Victoria Harbour. Por la noche refresca, y más junto al mar. ¿Qué tal unas botas bien abrigadas?

Botín de piel de Louis Vuitton
Botín de piel de Louis Vuitton

El espectáculo visual de Hong Kong es tal que uno no quiere irse nunca a la cama. Afortunadamente los buenos hoteles cuentan con enormes ventanales para seguir fascinado dentro de la cama o durante una reunión de negocios. La oferta de hoteles de cinco estrellas es amplia: Mandarin Oriental, Intercontinental, Kowloon Shangri-la , el Ritz Carlton, el hotel más alto de la ciudad con sus 490 metros altura … Todos ofrecen buenos restaurantes con gastronomía china e internacional y centros de belleza y spas para relajar después de tantas emociones. Póngase elegante y brille con luz propia de la cabeza a los pies: Si piensa en pasar aquí la Nochevieja, no olvide un buen par de salones rojos

Salón con tacón de aguja dorado de Louis Vuitton
Salón con tacón de aguja dorado de Louis Vuitton

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