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Una neumonía y un no rotundo de sus agentes: así fue cómo Susan Sarandon creó un personaje de culto en ‘The Rocky Horror Picture Show’

Justo en el inicio de su carrera, la actriz rodó buena parte de la icónica película enferma y con un objetivo muy claro en su mente: superar su miedo a cantar.

Susan Sarandon en 'The Rocky Horror Picture Show'.
Susan Sarandon en 'The Rocky Horror Picture Show'.

Nadie, ni siquiera la propia 20th Century Fox, llegó a imaginar que, con el paso de los años, la versión cinematográfica del musical The Rocky Horror Show se convertiría en un filme de culto. “Mis representantes estaban tan horrorizados. Nadie más pensó que era una buena idea», llegó a decir al respecto una de sus protagonistas, Susan Sarandon, a The New York Times en 2005. Indiscutiblemente, en 1973, la obra original de Richard O’Brien fue un anárquico soplo de aire fresco para la escena teatral que vivía al margen del West End londinense, un evento que ni siquiera David Bowie o Mick Jagger quisieron perderse en vivo y en directo. Pero a pesar de su triunfo sobre los escenarios, por entonces muchos desconfiaban de las verdaderas posibilidades comerciales que podría tener la futura adaptación llevada a la gran pantalla por Jim Sharman.

Las dudas no iban mal desencaminadas: la prensa especializada atacó sin piedad a la cinta cuando se estrenó el 25 de septiembre de 1975. ¿El motivo? Gran parte de los medios no llegaron a comprender que, ante todo, se trataba de una parodia (o, mejor dicho, de un tributo) en clave glam rock, así como sobradamente camp, de aquellos títulos de ciencia ficción y de serie B de la RKO que desde hacía décadas se programaban en las sesiones dobles. Y, del mismo modo, su implícita crítica a la heterenormatividad incomodó a los espectadores más conservadores. Viéndola ahora en perspectiva, no cabe duda de que The Rocky Horror Picture Show no sólo se adelantó a su tiempo, sino que fue una pionera tratando con grandes dosis de humor temas aún tabús como la liberación sexual o los roles de género. De ahí que su grito de guerra, “no lo sueñes, vívelo”, siga más vigente que nunca.

En 1975 Sarandon no era la estrella que ahora todos reconocemos. De hecho, apenas llevaba cinco años dedicándose a la interpretación. ¿Por qué, aunque le aconsejaran lo contrario, accedió a meterse en la piel de Janet Weiss? La respuesta es sencilla: básicamente, para superar su fobia a cantar. “Conocí a Tim Curry [quien encarnó al carismático doctor Frank-N-Furter] porque unos amigos míos participaban en la producción escénica en los Estados Unidos. Cuando él subió al escenario fue uno de los momentos más eléctricos y sexys que había visto en un teatro en mucho tiempo. Resulta que estaba en Los Ángeles cuando estaban haciendo el casting de la película. Siempre tuve verdadero terror a cantar. Mi padre era cantante y siempre me había dicho que no podía cantar o tararear en voz alta sin que me diera urticaria. Así que bajé a saludar y me dijeron: ‘Qué gran idea, ¿por qué no lees esto?’. Yo dije: ‘No puedo cantar, en serio’. Y me dijeron: ‘Bueno, lee las escenas’”, recordó a las páginas de The Guardian en 1999.

“Mi idea de Janet era algo así como una versión Saturday Night Live de cada papel que había interpretado hasta entonces. Si rascas más allá de su ingenuidad, en el fondo ella realmente es una perra. Así que leí el texto y todo el mundo se rio mucho. Luego me dijeron: ‘¿Podrías cantar el Cumpleaños Feliz, podrías golpear esto, podrías golpear aquello?’. Pensé que, si me metía en este musical, tendría que superar ese miedo a cantar que, principalmente, era una cuestión de ego. Imaginé que, llegado el momento, me darían las drogas o el licor necesarios para hacerlo”, bromeó sobre ello en la misma entrevista.

Así fue como, con 28 años, en el otoño de 1974, la estadounidense tomó un avión hasta Londres para sumarse al proyecto. Sin embargo, con lo que no contaba es que el rodaje afectaría de mala manera a su salud. Para que se hagan una idea, cayó enferma porque en una de las localizaciones principales, la mansión Oakley Court, faltaba parte del techo. Con estas palabras contó ella misma la surrealista situación que vivió durante semanas en aquella finca gótica: “En realidad estaba nevando y lloviendo en la casa y, por alguna razón, no había calefacción. Así que sufrí una neumonía porque, aparte de húmeda, apenas estaba vestida en muchas de las escenas. Un doctor vino a verme y me dijo que realmente no debería volver al trabajo. Lo único que podía hacer era darme un baño caliente o entrar en calor al rodar cada escena. Pensaron: ‘Aquí está la diva americana’. No estaban muy contentos de escuchar nada de eso. De modo que lo que hicieron fue crear una pantalla en la que colocaron calentadores para que hubiera un lugar cálido donde ir. Todo el mundo entró allí y terminó incendiándose. Ese fue el final de eso”. Como apuntó el propio O’Brien, “cuando canta Wild and Untamed Thing en la piscina, debería haber estado bajo supervisión médica. Tenía un resfriado espantoso y temblaba de fiebre, pero aun así siguió”.

Inicialmente puede que The Rocky Horror Picture Show fuera su primer gran fracaso de taquilla en 1975, pero con lo que nadie contaba es que la película renacería meses después de su estreno cuando, en abril de 1976, empezó a proyectarse de madrugada en el Waverly Theater del neoyorquino Greenwich Village. Los fans, ataviados como los sugerentes personajes que podían verse en pantalla, llenaron cada noche el cine y convirtieron su visionado en una divertidísima experiencia participativa y performativa, en todo un fenómeno que perdura hasta nuestros días. «Soy la Helen Hayes de las películas de culto. Me emociona que un día mis nietos puedan ver a su abuela en braguitas y en sostén seduciendo a un monstruo”, afirmó la actriz. Se estima que a lo largo de estos 45 años el filme ha recaudado 170 millones de dólares, una cifra que habla por sí sola si se tiene en cuenta que el equipo únicamente contó con 1,4 millones de presupuesto. Sin duda, Sarandon hizo muy bien en no seguir los consejos de sus representantes.

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