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¿Seguro que esa foto no la han hecho antes un millón de personas?

Las redes sociales fomentan los clichés y los gestos con los que aparecemos en nuestras fotografías

Fotos del proyecto artístico Public profile project
Picasa

La fotógrafa Jenna E. Garrett se ha dedicado en el último año y medio a recopilar en Facebook y Youtube miles de selfies y vídeos de chicas estadounidenses. Con ese material ha creado el proyecto artístico Public profile project, que demuestra cómo los clichés fotográficos se multiplican como la pólvora por las redes sociales. Y es que si las franquicias de prêt-à-porter han logrado que sea casi imposible salir a la calle y no cruzarnos con alguien que lleva puesto la misma prenda que nosotros, internet ha fomentado la propagación de poses, dentro y fuera de las pantallas. Es lo que podríamos llamar el síndrome del hashtag.

Garrett ha clasificado su colección de imágenes en varios apartados. En el que se denomina The public profile of an american girl esta fotógrafa ha recopilado 5.000 selfies de chicas en Facebook. Unas fotos que ha organizado en cinco categorías: sacando la lengua a lo Miley Cyrus, poniendo morritos, posando en coches, haciendo gestos en plan pandillero y autorretratándose con sus mejores amigas. Estas imágenes delatan como internet despierta nuestro instinto mimético.

En el apartado Pretty / Ugly Garret muestra en un vídeo a 18 niñas de entre 10 y 14 años pidiendo opiniones en Youtube sobre si son guapas o feas. Según Garret se estima que unas mil han hecho lo mismo en esa plataforma de vídeo. Un fenómeno inquietante porque algunas de las menores fueron acosadas e insultadas. La artista y activista femenista Louise Orwin, con la que hablamos hace algunos meses en este artículo, también abordó el fenómeno desde otro punto de vista. Otros ejemplos de mimesis tratados por Jenna E. Garrett son los vídeos en los que muestra en un un mosaico 49 clips de chicas hablando de sus iPhone o mostrando como se maquillan

Pero Public Profile Project también gira en torno a uno de los grandes temas de internet:la exposición pública de nuestra vida privada. Mucho se ha escrito sobre la falta de privacidad de Facebook, pero la mayoría de los que publicamos fotos en esa red desconocemos con detalle su alegre política de privacidad. Pues bien, esta dice nada más y nada menos que “cuando publicas contenido o información utilizando la configuración pública, significa que usted está permitiendo a todos, incluyendo a las personas fuera de Facebook, a que accedan y utilicen dicha información”. Vamos, que cualquier foto catalogada como pública en Facebook prácticamente pasa a ser de dominio público. Es en esa cláusula en la que se ha basado Garret para recopilar las fotos que ha empleado.

Uno de los pilares de este proyecto artístico es la reflexión sobre como influyen las redes sociales en la identidad femenina. Pero el método con el que ha sido concebido es el que reivindica el fotógrafo y teórico de la imagen Joan Fontcuberta en su manifiesto posfotográfico. En él habla de la obra Suns (From Sunsets) from Flickr de la artista Penélope Umbrico, que se compone de una recopilación de montones de fotos de puestas de sol publicadas en Flickr. Para Fontcuberta ese proyecto es un ejemplo perfecto de reciclaje de imágenes cliché

Pero el cliché no sólo lo crea el que hace la foto, también los que posan para él. El fotógrafo Martin Parr lo llama el problema de Facebook. En su blog explicaba hace algunos meses que cuando está en una fiesta la gente, sabiendo que pueden terminar etiquetados en Facebook, de forma diferente a como antes lo hacían antes de que existiese esa red social. Para evitar el fenómeno Parr recomiendo tener paciencia y esperar hasta que se olviden de las cámaras y actúen con naturalidad.

Otro buen ejemplo de trabajo basado en los clichés fotográficos que se repiten una y otra vez en las redes sociales es el vídeo que publicamos del director de arte Thomas Jullien. Para crearlo ha usado 852 fotos de 852 usuarios de Instagram. El metraje, realizado como una variente de la técnica del time-lapse, impresiona por su coherencia y nos demuestra como disparamos una y otra vez la misma foto. 

Es cierto que los clichés fotográficos existían mucho antes de que apareciera internet. Los manuales de fotografía los favorecían a base de proponer recetas a la hora de hacer un retrato, fotografiar un paisaje, una boda o la calle de una gran ciudad. Pero la red ha multiplicado exponencialmente el fenómeno. Por eso no nos resistimos a dar tres consejos para evitarlos.

1. Si usas Instagram intenta hacer alguna vez el ejercicio de pensar que etiquetas le pondrías a tu foto antes de publicarla. Busca fotos con esas mismas etiquetas y así podrás comprobar si tu imagen es un clon de muchas otras o apenas hay fotos similares. 

2. Intenta no obsesionarte con las etiquetas. Estas con frecuencia provocan que hagamos fotos pensando antes en cómo las etiquetaremos. La etiqueta #selfie por ejemplo ha provocado un auténtico aluvión de autorretratos clónicos. Eso sí, divididos en montones de variantes, como las que muestra Garret en Public profile project.

3. No sigas las tendencias, créalas. En vez de seguir la corriente quizá sea mejor que esta te siga a ti. ¿Has probado alguna vez a crear una foto original que se merezca una etiqueta que no usa nadie? Intentarlo seguro que es divertido y de paso logras que tus fotos naden a contracorriente. Ah, y no te olvides del humor. En fotografía siempre viene bien.

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