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Refugio de moda

A medio camino entre galería de arte, paraíso culinario y remanso de paz, Les Etangs de Corot se ha convertido en el hotel más frecuentado de la bohemia francesa.

Hotel París
Pablo Zamora

El reloj marca las nueve en punto de la mañana al llegar a la torre Eiffel. Desde el monumento solo son necesarios 20 minutos de trayecto en coche para escapar del tumulto de la capital francesa y llegar al desayuno del hotel Les Etangs de Corot, en Giverny. Antes de entrar en el complejo se atraviesan paisajes que parecen sacados de un cuadro de Monet. Esta sensación no es casual, el pintor se refugió en la localidad para pintar sus lagunas con nenúfares. Pero antes de que uno de los padres del impresionismo visitara este lugar, lo frecuentó otro nombre propio de la pintura: Jean-Baptiste Camille Corot. En estos mismos terrenos sus padres tenían una villa. Junto a la residencia familiar se encontraba Ville-d’Avray, un albergue construido en 1940, que en 2008 fue adquirido por Alice y Jérôme Tourbier para fundar este hotel boutique de cuatro estrellas. El matrimonio decidió crear este complejo con la filosofía de city break (breves escapadas de un par de días) para los parisinos, quienes suponen el 50% de sus reservas. Su decadente exterior, propio de la construcción original, se contradice con lo que la vista encuentra al atravesar sus puertas.

En el interior se distribuyen 43 elegantes habitaciones decoradas por el matrimonio Tourbier con la colaboración del arquitecto Yves Collet. Cada dormitorio tiene el nombre de un artista relacionado con Giverny, desde Baudelaire a Corot. Por 190 euros se puede dormir en una habitación estándar, mientras que la suite tiene un precio de 400 euros. Es precisamente una de las más caras la que hay que reservar con meses de antelación: la decorada por Sophie Albou, directora creativa de Paul & Joe. «Este proyecto significó para mí cumplir una fantasía. Aquí pude aplicar mi gusto personal del interiorismo», afirma la creadora. En este dormitorio combinó piezas encontradas en sus viajes, diferentes tejidos y texturas con «muñecos manga e imágenes personales o de fotógrafos que firmaron algunas de las campañas de mi firma», recuerda Albou.

El edificio cuenta además con un spa que se ha convertido en uno de sus grandes reclamos. Este centro dedicado al bienestar proviene de la relación de la familia de la propietaria con los viñedos. Los padres de Alice son dueños de la bodega Château Smith Haut Lafitte (Burdeos) y su hermana Mathilde utilizó la uva como base para crear en 1995 la firma de cosméticos Caudalie. «Poseemos un spa en Burdeos, pero no todo el mundo emprende cuatro horas de viaje desde París para visitarlo. Cuando Alice inició la reforma del hotel decidimos colaborar con ella para crear un spa nuevo», asegura Mathilde, quien intervino en la construcción de las ocho salas de tratamiento, el hammam, la piscina y la sala de fitness. De la comida se encarga el chef Ivan Duchêne, con un prestigio ganado gracias a sus reinterpretaciones de la tradicional gastronomía de caza francesa. Sus platos coinciden con la decoración del restaurante Le Corot, en el que las reproducciones en gran formato de cuadros del pintor conviven con esculturas de papel maché que representan cabezas de renos y ciervos, un irónico homenaje a las salas en las que la nobleza mostraba sus trofeos de caza. Duchêne también elabora la carta de Le Café des Artistes y Les Paillotes, con desayunos, comidas informales o picnics para quienes prefieren disfrutar del bosque. Un lugar dedicado al verdadero significado de la joie de vivre.

Pablo Zamora

Pablo Zamora

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