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Pilar Ordovás, un armario lleno de sencillez en color

Tras sus 14 años en Christie´s, esta madrileña ha abierto su propia galería en Londres. Amiga personal de Lucian Freud, su armario es tan ecléctico como su trabajo: elegante, colorido y con un toque minimalista.

Pilar Ordovás

Llegó a Londres a hacer unas prácticas en Christie’s y no miró atrás. Trabajó en esta casa de subastas durante 14 años, «más que los que dura el colegio». Como directora de Arte de posguerra y contemporáneo se encargó de la mayoría de las espectaculares ventas que batieron récords. De allí saltó a la galería Gagosian, pero poco después comprendió que prefería probar en solitario. Hoy esta madrileña licenciada en Historia del Arte dirige su propia galería en Londres, bautizada como Ordovás. El espacio, situado en la meca de la sastrería que es Savile Row, programa exposiciones históricas que no desentonarían en un museo. Pilar compagina su labor de comisariado con la asesoría a coleccionistas de alto nivel que «requieren la máxima discreción». 

Cuando no está de viaje, vive en el barrio londinense de Battersea con su marido Nick y su fox terrier, Lola. La casa, luminosa y con unas inesperadamente refinadas paredes de hormigón, sirve de marco para su colección personal de fotografías y dibujos. «Son obras que nunca venderemos. Cuando entran en esta casa, no salen». Entre sus objetos más preciados, una fotografía junto al pintor Lucian Freud, con quien mantuvo una amistad hasta su fallecimiento en 2011. «Conocerlo fue uno de los momentos más importantes de mi vida. Con él aprendí mucho sobre cómo mirar la pintura».

La apretadísima agenda de Pilar requiere un armario cuidadosamente organizado. «En verano, voy a la feria de Basilea y a la bienal de Venecia. Octubre y noviembre son meses clave en el calendario artístico, repletos de eventos, subastas y ferias. He de planificar cambios de día, cócteles y fiestas de gala». A diario prefiere los vestidos de Balenciaga, Zara y jóvenes diseñadores británicos como Erdem, Peter Pilotto y Christopher Kane, aunque el pasado invierno no se quitó los leggings combinados con botas altas de Prada. Para los cócteles cuenta con un buen fondo de armario lleno de vestidos negros a los que les añade color con diseños de Stella McCartney. En los eventos de etiqueta se decanta por un esmoquin de Yves Saint Laurent o vestidos largos de Lanvin. «Son elegantísimos pero con un toque diferente», afirma.

Adora los zapatos y no suele encapricharse por joyas. Como único adorno lleva su alianza y un anillo Oui de Dior. «Estoy pasando una etapa minimalista», admite. Con los bolsos es otra cosa. Mayor de cinco hermanos, recibe de su madre bolsos de Chanel de todos los colores. «Está loca por Chanel. ¡Se siente mejor regalándoselos a su hija!». De ella también es un vestido blanco de tirantes de Valentino, con encaje tan delicado como la espuma. Pilar todavía recuerda cuando en Christie’s no se podía llevar pantalones. Los tiempos han cambiado. «Lo bueno del mundo del arte», pondera, «es que a pesar de ser serio te permite expresarte con la ropa».

Los eventos profesionales marcan la pauta en su armario. Los zapatos de YSL son sus favoritos.

Jorge Monedero

Su hogar comparte la mezcla de colores, la calidez y la sensibilidad minimalista de su guardarropa.

Jorge Monedero

Catálogo dedicado a la colección de Gunter Sachs, al que Pilar conocía personalmente, y algunos de los bolsos de Chanel que le ha ido regalando su madre.

Jorge Monedero

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