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Pasarela de fogones

La identidad de un restaurante también se percibe por el vestuario de su personal. Los uniformes hosteleros son el nuevo reto creativo de los diseñadores.

Pasarela de fogones

La revolución que ha vivido la cocina en nuestro país durante los últimos años parece traer consigo otra paralela: la de los uniformes de diseño en hostelería. El pionero es, sin duda, Joan Camacho, artífice de la marca de moda Des Garçons de Café, específicamente dirigida a este sector. Inspirado en el espíritu rompedor e infatigable de Ferran Adrià, el diseñador busca nuevos moldes con sus colecciones atemporales (producidas 100% en España), que define como «vanguardistas y transgresoras, pero elegantes», y así llenar un hueco de mercado.

El tres estrellas Michelin David Muñoz, convencido por «su discurso libre, no sujeto a cánones convencionales», ha sido el último en contar con él para el nuevo DiverXo y su StreetXo de Londres. Otros como el estrella Michelin Alkimia (Barcelona), el restaurante del hotel cinco estrellas Vistabella, el Es Blanc (ambos en la Costa Brava), o el Can Jeroni (Girona) ya llevan sus prendas. También se ha interesado el equipo de la Fundación El Bulli que regenta Compartir (Cadaqués). «La imagen del personal es muy importante para transmitir una identidad –argumenta Sònia Profitós, de Alkimia–. Nuestra cocina es catalana y minimalista, y queríamos diferenciarnos también en el vestir». 

El diseñador catalán Joan Camacho.

Andree Martis & Demian Dupuis

Algunos se decantan por la personalización total, para lo que Camacho realiza un estudio del restaurante, su arquitectura, decoración, clientela, etc. Así lo hizo para Ca l’Enric, ubicado en un bosque de Girona. Buscaban prendas que transmitieran sus raíces y estilo, así como la relación del espacio con el entorno. «Joan ideó para nosotros una chaquetilla moderna, una pajarita y unas alpargatas que reflejan esa historia», cuenta Joan Juncà, uno de los tres hermanos responsables del establecimiento. Luego está el lado práctico: tienen la ventaja de que son silenciosas cuando los camareros se mueven por la sala. «Al principio fue un impacto para ellos», bromea. «Pero ahora están encantados y orgullosos», asegura. 

Primeros pasos. Aunque hablamos de un territorio prácticamente virgen, ha habido incursiones por parte de algunas firmas. Quizá la concepción atemporal y resistente de los diseños de Baruc Corazón ha propiciado que le llegaran proyectos de este tipo. «Aún no se le da toda la importancia que tiene a la relación identidad-imagen», apunta el diseñador, quien realizó una chaquetilla en 2008 para Sacha (Madrid). «Establecimos un diálogo muy interesante», rememora el diseñador, quien utilizó algodón en consonancia al uso de materiales orgánicos por parte del chef. Él también es responsable, entre otros, del vestuario del equipo de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Otra marca que ha hecho sus pinitos es Loreak Mendian, que firma los uniformes del restaurante madrileño Alkalde. 

Joan Camacho nota cierta resistencia conservadora en el sector –«muchos chefs aún se visten únicamente para salir a saludar»–, pero prevé que esta será una tendencia al alza. «Las cocinas vistas, cada vez más populares, influirán», sostiene.

«La pechera en la camisa crea la ilusión de un chaleco que remite al traje regional vasco», explica la diseñadora Nagore Santamaría, de Loreak Mendian, sobre las creaciones de algodón ligero –fácil de planchar– para Alkalde.

D.R.

Luciana Insua

Luciana Insua

Uniforme de camarero de Baruc.

D.R.

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