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Paco Bezerra: «Soy un artesano de todo lo que rodea mi oficio»

Es la voz de una generación de autores teatrales españoles que, además de ver sobre la escena, hay que leer.

Paco Bezerra

De la pluma de Paco Bezerra salen historias candidatas a ser inquilinas del corazón del espectador. Y aunque uno no esté acostumbrado a tener en sus manos una obra de teatro las obras de Paco, traducidas a ocho idiomas, pueden ser un buen ritual de iniciación en la literatura dramática. En 2009 ganó el Premio Nacional de esta disciplina por su obra ambientada en invernaderos almerienses Dentro de la tierra. Ahora, su primera comedia, El señor Ye ama los dragones, quiere conquistar la carcajada del público en las Naves de Matadero (Madrid), hasta el 3 de mayo. Ese mes estrena Grooming en el Teatro Nacional de Alemania y en junio se exhibirá Ventaquemada en Nueva York. «También estoy comenzando a escribir una versión circense de Lulú, de Frank Wedekind, que podrá verse en 2016». Bezerra está en un buen momento. Ahora anda obsesionado con Santa Teresa de Jesús, y en un segundo de conversación es capaz de relacionar la invención del LSD del doctor Hofmann con los ayunos de pan de centeno que tomaba la santa en el convento. Es rápido, profundo y divertido.

¿Su papel acaba cuando termina de escribir o continúa en los montajes?

En España he colaborado en todas las obras que se han representado a partir de mis textos. Pero intento mantenerme a una distancia prudencial. Ni demasiado cerca, ni lejos, aunque siempre ahí.

Tener al autor vivo cerca, ¿no presiona al equipo artístico?

Los actores sienten una gran responsabilidad al saber que te tienen al lado y se implican mucho más. Las actrices de El señor Ye ama los dragones se han partido los cuernos, son unas jabatas. Las chinas y las españolas se han dejado el pellejo.

Esta obra habla de los chinos en España. ¿Qué tienen que no dejan indiferente a nadie?

Tienen talento por naturaleza, y mucha disciplina. Son una mina de oro. Nuestras actrices orientales son inteligentes, sensibles, educadas, laboriosas y discretas. El tejido teatral español debe nutrirse de todas las nacionalidades que lo pueblan, dar testimonio de sus historias en nuestro país. Y la literatura dramática ha de encargarse de ello.

¿De donde surge la historia del Señor Ye? Vivir en el centro de Madrid supongo que le inspiraría…

En cuanto acabe de escribir dos obras que tengo a medias, una sobre el accidente nuclear de Palomares, y otra sobre un niño fanático de My Little Pony, terminaré de conformar dos trilogías: una urbanita y otra rural. Lo que más me ha influido en la vida, creo, ha sido pasar el entorno rural en el que nací y el cosmopolita al que me trasladé. Eso creo que se refleja en estas seis obras que conforman la trilogía de la que hablo, ya que tres de las obras suceden en un campo de provincias y las otras tres en la capital de una nación.

¿Publica en internet tus obras para que las pueda leer todo el mundo?

El Señor Ye ama los dragones está alojada en un portal del INAEM porque se escribió con la ayuda de una beca de nuevas dramaturgias y en dicha web cuelgan todos los textos que salen del citado programa. Mi web se está actualizando precisamente para poner a disposición de todo el mundo la integridad de mis textos y de forma gratuita. El problema es que todo lo hago yo, soy un artesano de las cosas que rodean mi oficio y se me acumula el trabajo.

Recomiende un clásico.

Edipo rey de Sófocles.

¿Y algún contemporáneo que no falle?

Alberto Conejero.

A alguien que no lee teatro, ¿con qué le animaría empezar?

Con Yerma de Federico García Lorca. Es la primera obra que recuerdo que leí y me quedé pegado a la silla.

¿Cuál ha sido el momento más emocionante de su carrera?

Hace escasas semanas sonó el teléfono… –Sí, ¿quién es? –Hola, soy Concha Velasco. –¿Cocha Velasco? – Sí, mira, que resulta que te llamo porque acabo de leer un texto tuyo, me he quedado maravillada y lo quiero hacer.

Así que estén atentos porque igual es Concha Velasco la próxima vecina insospechada de sus ventrículos.

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