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«No creo a la esposa de corrupto que no sabe nada, ¿vives como una aristócrata y no te haces preguntas?»

Isabel Peña, guionista ganadora del Goya por ‘El Reino’, desvela el poder de las mujeres de la película o cómo el sexismo también está presente («se puede cobrar la mitad que un guionista hombre por hacer el mismo trabajo»).

«Inés tiene algo de Lorraine Bracco en Uno de los nuestros«, aclara Isabel Peña sobre su esposa de corrupto, posiblemente, el único personaje de El Reino sobre el que el espectador no proyecta en su mente a una figura conocida. Esta guionista se ha hecho con su primer Goya por haber escrito a cuatro manos junto a Rodrigo Sorogoyen una película que bien podría pasar por un documental sobre la cultura de la corrupción en España. Peña, que salió de la televisión (Impares, Bicho Malo, La pecera de Eva), se ha convertido en una de las más prolíficas y reconocidas del cine español gracias a películas como Que Dios nos perdone Stockholm. Y lo que le queda: en su próxima cinta sale del mundo del thriller. Ha coescrito, también junto a Sorogoyen, el guion en versión largometraje de Madre, el multipremiado corto con final abierto que está nominado a los Oscar de este año y en el que ella no participó previamente. «Lo cómodo habría sido continuar en el punto en el que la protagonista sale corriendo de su casa, coge el coche y se va a Francia a buscar a su hijo. Pero eso no nos satisfacía… así que, básicamente, nos hemos complicado un poco la vida y hemos seguido un camino muy distinto al del cortometraje, de tal manera que al final lo que le ha pasado a Iván no es lo más importante», desvela sobre un proyecto en el que se presume que las mujeres no orbitarán en torno a un protagonista masculino. En El Reino ellas no lo son, pero sin ellas, y sin la complejidad que representan, la película no se hubiese convertido una de las favoritas de esta edición de los Goya.

Las mujeres de El Reino (periodista, política corrupta y mujer de corrupto) no se adaptan a las narrativas y estereotipos habituales con los que nos hemos educado en cine y televisión respecto a estos perfiles.  ¿Había una voluntad de ruptura por vuestra parte? 

Nuestro primer objetivo era hacer unos buenos personajes femeninos. Que dramáticamente fueran los más potentes posibles. Es verdad que nos esforzamos especialmente en su diseño, pero no tanto para romper como para ser consecuentes con lo que creemos.

El personaje de Inés (Mónica López) es uno de los más sorprendentes: rompe esa tendencia vista a nivel judicial y social en casos de mujeres sumisas e ignorantes respecto a las prácticas corruptas de su marido (en España, puede que Marta Ferrusola haya sido la única que ha roto con esta tónica generalizada, normalizada hasta en la Casa Real). ¿Por qué? ¿Os inspirasteis en alguien?

Cuando nos documentábamos para escribir el guion nos encontramos con esas esposas de políticos corruptos que no sabían nada, y no nos lo creíamos. ¿Vives como una aristócrata y no te haces preguntas, de verdad? Si es así, no eres interesante. Nos parecía mucho más complejo y atractivo un personaje que es cómplice, que tiene los ojos abiertos. Que está a las buenas, cuando todo es fácil, pero también a las malas. Cuando empieza la tormenta de mierda sobre Manuel, el amor de la pareja los hace más fuertes, Inés propone soluciones y toma decisiones al margen de su marido. Eso era lo que queríamos de ella.

Mónica López (Inés, en la película) y Antonio de la Torre (Manuel), en un momento de la película.
Mónica López (Inés, en la película) y Antonio de la Torre (Manuel), en un momento de la película.Warner Bros/ Atres Media

‘La Ceballos’ (Ana Wagener) es un auténtico festín en cuanto a lo que Amelia Valcárcel define como el ‘derecho al mal’ en las mujeres. Una auténtica bestia política. Muchos la ven como un pastiche de varias políticas históricas en el PP (Celia Villalobos, Rita Barberá, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes –que leyó el guión previamente–). ¿Quién era la Ceballos en vuestra cabeza?

La Ceballos es un Frankenstein de varias mujeres de ayer, hoy y siempre de la política nacional. Nunca hemos dicho qué hay de quién, nos divierte que cada uno haga sus cábalas.

Este personaje rompe radicalmente con la teoría que defiende que se ha de ‘feminizar’ la política. ¿Por qué es una de las más beligerantes (y más zafias) de todos los políticos vistos en la cinta?

Porque dramáticamente era lo más interesante. Ella es beligerante y zafia porque es útil para la historia, y de paso divertido. Además creíamos que tenía todo el sentido que la Ceballos fuera una bestia política en todos los aspectos.

La Ceballos (Ana Wagener) y Manuel (Antonio de la Torre).
La Ceballos (Ana Wagener) y Manuel (Antonio de la Torre).Warner/ Atres Media

Las conexiones entre el personaje de Amaia Marín y Ana Pastor son evidentes (la periodista asistió a Lennie en el rodaje y leyó el guion previamente), pero establece un mensaje claro al ver la cinta. ¿En España, tiene que ser atractiva –y sumisa a sus jefes– una periodista para triunfar aunque consiga el mayor scoop sobre corrupción visto en la historia? 

No sé si no lo creo o no lo quiero creer… Lo que sí sé es que Ana Pastor y Amaia Marín están donde están, en la realidad y en la ficción respectivamente, por su inteligencia y carácter.

¿Qué visión del periodismo queríais transmitir?

La que tenemos nosotros y la que, desgraciadamente, la gente que conocemos que está dentro nos cuenta: la de un periodismo que agoniza y que cada vez tiene menos independencia y más precariedad.

Además de Cifuentes o Ana Pastor, ¿otras mujeres notorias os han asistido con el guion? 

Ellas dos fueron las únicas que yo recuerde. La visión de Ana estaba centrada precisamente en lo periodístico, no hablamos de personajes. A la reunión que hubo con Cristina Cifuentes yo no asistí.

Tú y Arantxa Echevarría sois las únicas guionistas nominadas en guion original, ¿hay un techo de cristal en el gremio? ¿Has percibido discriminación durante tu carrera?

No creo que haya un techo de cristal pero sí he percibido discriminación. En los pequeños gestos de las reuniones y también en los grandes, por ejemplo cobrar la mitad que un guionista hombre por hacer el mismo trabajo. Pero afortunadamente los cambios valiosísimos que está habiendo a nivel social están impactando en nuestro gremio.

Peña al recoger su premio Feroz, junto a Rodrigo Sorogoyen, director y coguionista de la cinta.
Peña al recoger su premio Feroz, junto a Rodrigo Sorogoyen, director y coguionista de la cinta.Gtres

¿Ayuda un Goya a pagar las facturas? 

Bueno, relativamente: si ese Goya te da visibilidad y gracias a eso consigues más trabajos, supongo que sí.

Hace unos años fue muy polémico un texto en el que se desvelaban los bajos ingresos anuales de los actores y la precariedad del gremio. ¿Pasa también en el mundo del guión? 

El tema de los ingresos en el mundo del guión es complicado. Por ejemplo, hay guionistas de televisión que ganan una pasta tremenda, y a la vez hay guionistas de cine que están por ejemplo dos años con un guión y cuando hacen las cuentas les sale más o menos lo que gana un mileurista. Lo importante para un guionista es que sepa negociar. Sin él o ella no hay proyecto. La visibilidad que estamos ganando poco a poco nos da esa mezcla de poder y confianza que antes no teníamos.

Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña en el photocall de ‘El Reino’ en el pasado festival de San Sebastian.
Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña en el photocall de ‘El Reino’ en el pasado festival de San Sebastian.Gtres (GTRES)

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