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Niñas, las nuevas reinas del pop

Soñar con tocar en un grupo se va a acabar. De la mano de adultos, a veces padres, profesores o simplemente amigos, hay toda una nueva generación de niñas protagonistas de proyectos musicales.

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A falta de Girls Rock Camp a la española, buenos son los padres, profesores o amigos que incitan la creatividad musical de las más pequeñas. ¿Por qué ahora? Sin duda iniciativas como el Minimúsica -ciclos de conciertos y discos producidos especialmente para los más pequeños- tienen su influencia. Pero más allá de esto sucede que toda una generación de músicos se están haciendo mayores y quieren transmitir su pasión a los más pequeños además de potenciar su creatividad, asignatura muy pendiente del sistema educativo. Candela y los Supremos, Oh Cake and the Cookie, Milagros, Germana y June y los Sobrenaturales son proyectos muy distintos pero con un nexo en común: las niñas son protagonistas.

Incluso Kathleen Hannah ha hablado de Milagros en su blog. El grupo surgió gracias a la profesora de música de las niñas, Ana Molina Hita, también componente del grupo Hola a todo el mundo. “Llevamos muchos años juntas en el colegio y Milagros es nuestra despedida”, afirma Molina. Sus canciones evocadoras y ensoñadoras no dejan indiferente y aunque podrían estar más cercanas al indie que a cualquier otra cosa, Molina advierte que nunca le ha interesado hablarles de una escena de la que no se siente especialmente orgullosa. “Me temo que he ejercido más de abuela roquera enseñándoles música del siglo pasado. Aún así, supongo que cuando les hago escuchar a Falla, a Kraftwerk o a Grosgoroth, lo hago con la intención de que vean más allá de Mohombi”. Las 13 niñas han afirmado que van a tocar en grupos más allá de Milagros, pero de momento su futuro inmediato pasa por grabar más canciones con este proyecto. Sobre el incremento de iniciativas que combinan a niñas y adultos, Molina opina: “Quiero pensar que la única razón es que hay gente sensible concienciada de la necesidad de promover la música entre niños y adolescentes. Estaría bien que no se quedara en una oferta de ocio más dirigida a una generación que fue indie y que ahora se ha reproducido. Estas propuestas musicales podrían funcionar como un ejercicio de concienciación que fuera más allá de la música. Porque ir a un concierto con tus hijos puede ser maravilloso pero exigir, no una nueva reforma, sino una transformación de la Educación que acabe con una jerarquía de asignaturas donde la música no es más que un paria, es una necesidad”.

Si Milagros fueran un club deportivo ya habrían salido en las noticias”. La que habla es Núria Muntaner, quien desde Barcelona reconoce haber encontrado en Ana Molina a su álter ego madrileño. Ella es una de las personas de este país con más experiencia en el ámbito de conciertos y proyectos que involucran a niños. Creadora del Minimúsica hace ya seis años, Muntaner toca desde hace cinco con Belize (que ahora tiene 13) en Oh Cake and the Cookie. Las dos décadas de diferencia de edad entre ambas no fueron ningún problema para que se produjera un flechazo artístico en el momento en que el azar las puso juntas en un estudio de grabación. “Yo tenía mi proyecto Oh Cake y era la canguro de Belize. Un día por casualidad me la llevé al estudio porque yo tenía que colaborar en otro proyecto, surgió la idea de cantar una canción juntas y en seguida le tuve que preguntar si quería hacer un grupo conmigo”. Van a su ritmo, sin presiones ni timings, acumulando canciones y ahora Belize, además de cantar, está aprendiendo a tocar la batería.

Mientras tanto, Muntaner no para de participar e involucrarse en proyectos relacionados con niños. El último caso es como compositora de la música que acompaña al cuento Lo que más me gusta del mundo (Tula Books, 2013), una banda sonora en la que también ha colaborado Belize, entre otros niños y muchos adultos.

June y los Sobrenaturales.

Ramon Rodríguez (The New Raemon) solía tocar con sus dos hijas Leia y Jazz en casa. Cuando la misma Muntanter les ofreció la posibilidad de grabar dos canciones para un disco recopilatorio dedicado a los animales, el grupo se convirtió en algo más serio llamado Germana. Él toca la batería, las niñas la guitarra y el bajo. Ambas reconocen que además de pasárselo muy bien, aprenden gracias a la experiencia de su padre. Los tres tienen muchas ganas de grabar un disco, solo que todavía no saben cuándo. Mientras tanto en el playlist de Leia y Jazz suenan desde Daughter hasta PJ Harvey pasando por Ramones, Soundgarden, The Clash o David Bazan.

Hace algún tiempo, justo antes de un concierto, le preguntaron a Candela cuántos años tenía. Ella respondió tranquilamente: “Siete, pero llevo en esto desde los cinco”. Acompañada de Los Supremos, sus padres, el grupo empezó como una actividad familiar que ha acabado trascendiendo. El background de su padre -que ha tocado en grupos desde los 15 años y fue miembro de los míticos Azucarillo Kings- sin duda puede haber contribuido a ello. Esta mini hipster, fan de Félix Rodríguez de la Fuente, se sube a los escenarios con la condición de sacar buenas notas. “Candela y los Supremos es una propuesta hecha en familia con mucho cariño, nos da mucha ilusión ver lo bien que se lo pasan tanto padres como hijos en nuestros conciertos y por supuesto y sobre todo, ver cómo Candela disfruta con la música”, afirman sus padres.

Candela y los Supremos

Para aquellos progenitores interesados en tocar con sus hijos, los Supremos de Candela lo tienen claro: “Que se lo tomen como una forma de disfrutar de la música con sus hijos y de generar un vínculo nuevo alrededor de una afición común. Los niños son esponjas y no tienen prejuicios, con lo cual cualquier música les puede gustar (la edad no es un género musical) y además, tanto el oído como el gusto musical de un niño son como un músculo, que se puede educar y moldear.”

June y los sobrenaturales es el grupo en el que tocan Juan Manuel Ugarte y su hija June Ira Ugarte. Todo empezó gracias a Miguel Sabana, también miembro del grupo y productor. Sabana buscaba una voz infantil para una canción y la cosa funcionó tan bien que desde entonces no pararon de hacer canciones. June tiene ahora casi doce años y ella misma escribe las canciones: “tengo un sitio de inspiración especial, y digamos que en mi cabeza hay un grifo y depende del ambiente y de la tranquilidad que tenga abro el grifo más o cierro el grifo, pero siempre tengo ideas y el grifo suele estar abierto”. Se puede decir más alto, pero no más claro. June en un futuro quiere formar un grupo con chicos y chicas de su edad porque “adora la música”, y aunque haya gente que opine que sus letras son infantiles ella sabe que no lo son: “solo son divertidas y alocadas y no pueden gustarle a todo el mundo”.

“La gente se sorprende de que salgan propuestas musicales que involucren a niños o de que los más pequeños se interesen o quieran tocar en grupos. Sin embargo a nadie le sorprende que a los niños les guste el futbol”, afirma Núria Muntaner. Y con mucha razón. El valor que se le da a la cultura es muy poco si se compara con la importancia que tienen los deportes. Por el momento, estos proyectos van sentando referentes para que las niñas -y los niños- se atrevan a explorar su lado más ingenioso y para que los mayores se posicionen como incitadores creativos.
 

El dúo musical Oh Cake and the Cookie.

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