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Mujeres que llegan al orgasmo solas pero son incapaces de lograrlo en pareja

No solo se trata de tener malos amantes, sino de un cóctel de factores que les impiden llegar al clímax conjunto, que sí logran alcanzar sin problemas cuando están solas. Personalidades como Lilly Allen han reconocido que fingían sus orgasmos cuando estaban en pareja.

Marilyn Monroe con vestido rojo y guantes negros en 1955.
Marilyn Monroe con vestido rojo y guantes negros en 1955.Getty

Parece que hoy en día, en la época de los succionadores de clítoris, todas las mujeres pueden disfrutar del clímax. Sí, puede que ahora haya más mujeres capaces de alcanzarlo a solas, pero la realidad es que muchas, lo que no consiguen es compartirlo.

Si tiramos de bibliografía, el estudio Ficción Vs Realidad en el Sexo de Bijoux Indiscrets aportaba mucha luz al respecto. El 22,5 % de las mujeres encuestadas decía no llegar al orgasmo durante sus relaciones sexuales y el 30% reconocía que sus orgasmos eran mucho mejores durante la masturbación. De hecho, hasta un 52,1% de las encuestadas afirmaba haber fingido alguna vez un orgasmo.

No son solo cifras. Personalidades como Lilly Allen han reconocido fingir sus orgasmos. Durante la presentación del nuevo vibrador de Womanizer, la cantante afirmaba no haber tenido un orgasmo hasta sus veintitantos años. Allen ha comenzado así una campaña a favor de la masturbación femenina, ya que, según datos de Womanizer, en promedio los hombres se masturban 156 veces al año; en comparación, las mujeres solo 50. Pero, ¿el problema sigue siendo solo que no nos masturbamos lo suficiente o son nuestras parejas las que no saben cómo estimularnos?

No dar con la persona perfecta

“Es frecuente que muchas mujeres sean capaces de masturbarse y llegar al orgasmo sin ningún problema a solas, pero que, cuando llegan a un encuentro sexual, tengan dificultades para disfrutar y para sentir esos orgasmos. Saber tenerlos a solas puede ayudar mucho, pero no es una garantía en sí misma”, adelanta la sexóloga Ana Lombardía.

En este punto, suelen darse dos situaciones. Una de las habituales es que tengamos una pareja estable y, por diferentes motivos, no seamos capaces de lograr un orgasmo con la misma. ¿Lo peor que se puede hacer? Fingir y engañar no solo a la otra persona, sino engañarnos a nosotras mismas. Porque cuanto más grande sea la mentira, más difícil será salir de la misma.

Pero ojo, tener amantes de ocasión tampoco es un seguro de placer garantizado. Ni mucho menos. “Cuando nos acostamos con una persona nueva o que acabamos de conocer, es habitual que la relación sexual no sea del todo fluida. Nos cuesta coordinarnos, comunicarnos, dejarnos llevar… es normal estar nerviosos.  Esto implica que muchas veces no sentiremos tanto placer, nos costará excitarnos y llegar al orgasmo”, puntualiza Lombardía. Si tenemos en cuenta que muchas veces vamos encadenando relaciones cortas durante largas temporadas, no es tan raro pasarte un tiempo teniendo sexo, pero sin disfrutar de orgasmos.

Es importante tener en cuenta en este contexto que no hay un solo motivo para ser un mal amante. Ana Lombardía relata múltiples situaciones para no sentir satisfacción en el sexo: no saber masturbar a la pareja, no saber cómo abordar el sexo oral, ir demasiado directos a la penetración, moverse mal durante la misma, no dar tiempo al placer y acabar la relación cuando acaba el suyo, o simplemente sentir que es muy torpe en la forma de tocar y estimular, así, en general. Está claro que hay mucho por mejorar.

Los motivos, según la experta, también son muchos. “Desde que la persona se sienta muy insegura, que haya tenido poca experiencia, qué demasiado obsesionada por complacer o, todo lo contrario, que sea demasiado egoísta”.

Una mala combinación de factores

La psicóloga Marina Castro lleva años impartiendo talleres sobre placer, tanto a hombres como a mujeres. Su conclusión es que no es que siempre haya malos amantes (que también), sino que el problema es una mala combinación de muchos factores. Vamos, el cóctel perfecto del orgasmo imposible.

“En muchos casos tiene que ver con la actitud. Ellas solas están centradas en disfrutar, pero cuando están en pareja se centran en complacer”. Por otra parte, se encuentra con muchas personas que quieren complacer a su pareja, pero no tienen herramientas para hacerlo. Y recurren al porno, básicamente, porque no encuentran otra referencia.

Un recurso que según esta psicóloga se puede convertir en un problema en el caso de los hombres y el sexo con penetración: «Me encuentro a gente con muchas dificultades sexuales por ello, creen que la manera correcta es ‘cumplir’ con un buen tamaño, una buena erección y durar lo suficiente para que ella llegue al orgasmo”. Como si fuera un examen. Al final, viven el sexo con mucha frustración por no cumplir todos estos objetivos”

A ellas esta actitud tampoco se lo pone fácil. “Si estás todo el rato con una pareja pendiente de si te gusta lo que hace o no, de necesitar saber si lo hace bien o si cumple, también supone una presión”.  La conclusión es que no hay que echar culpas a uno ni a otro, sino asumir que ambos debemos cambiar la forma de plantearnos el sexo.

Como insiste Castro, ante la falta de educación sexual y el tabú y los prejuicios que aún existen en torno al autodescubrimiento y la sexualidad cuando somos más jóvenes, es lógico que aprendamos por imitación. Y hay pocos ejemplos más allá del porno. Por eso, no es tan raro acabar en un taller sobre sexualidad cuando somos adultos. Aunque parezca mentira, estos talleres tienen que ir a lo básico y es que la fisiología del cuerpo humano la conocemos de cara a la reproducción, pero nadie nos explica cómo funciona de cara al placer. “De esta forma entendemos por qué la penetración es la práctica sexual menos efectiva para llegar al orgasmo”.

Esta no es la única tarea pendiente. A veces el orgasmo no llega no por no tocar en los puntos clave, sino porque es nuestra mente la que no nos deja alcanzarlo. Otro de los ejercicios que suele proponer Castro en sus talleres es dejar que los asistentes, sobre todo las mujeres, completen una frase: “La mujer a la que le gusta el sexo es una…”. Y según ella, sale de todo. Y nada bonito. Algo que obviamente condiciona el placer. “Acaban pensando que el sexo les tiene que gustar, pero no les tiene que gustar demasiado”.

Buscar juntos el orgasmo perdido

La solución para salir de este bucle es tan sencilla como complicada: mejorar la comunicación con la pareja. Ya sea estable u ocasional. Desde Sexacademy también son expertas en talleres sobre sexualidad femenina. Una de sus talleristas es Lydia Parrilla, psicóloga, sexóloga y formadora. Ella afirma que esta es la solución, pero que no siempre resulta sencilla. “Para muchas personas hablar con otras sobre sexo es algo que les cuesta muchísimo”. Y así solo conseguimos alargar el problema hasta el infinito.

“En nuestros talleres lo que intentamos es crear un lugar discernido, donde se nos quiten las vergüenzas, donde podamos hablar de conceptos reales, sin miedos. De esta manera, evitamos salir a buscar esa información en la red, el lugar más consultado, y que más confusiones crea”.

Una vez superada la vergüenza, lo que nos falta es tener un poco de asertividad y empatía. Decirle a alguien que es un mal amante no es la mejor forma de motivarle. “Es fundamental que intentes cambiar la situación utilizando mensajes positivos. Es decir, en vez de soltarle «eres pésimo/a en la cama», trata de centrarte en lo positivo. Por ejemplo, hazle peticiones del tipo «me gustaría que…”, aporta para concluir Lombardía. Tampoco es lo ideal tener “la charla” justo en el momento del sexo, cuando más inseguros y expuestos estamos. Hacerlo delante de un vino o dando un paseo hará que el tema surja con menos tensión y que podamos abordarlo de un modo más distendido.

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