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Magdalenas y frijoles: por qué las políticas predican cocinando en Instagram

¿Qué une a Manuela Carmena, Alexandria Ocasio-Cortez y Elizabeth Warren? Acercarse a sus votantes compartiendo recetas o cocinando en directo mientras exponen sus ideas o programa. La nueva política se ejerce (y batalla) desde lo doméstico.

Alexandria Ocasio-Cortez, Manuela Carmena y Elizabeth Warren usan sus cuentas de Instagram como instrumento político (y con fondo culinario).
Alexandria Ocasio-Cortez, Manuela Carmena y Elizabeth Warren usan sus cuentas de Instagram como instrumento político (y con fondo culinario).Instagram

«Aprovechando este domingo, y el poco tiempo libre, he podido hacer magdalenas»El pasado 2 de diciembre Manuela Carmena estrenaba cuenta de Instagram con una imagen en las antípodas de lo institucional. La alcaldesa de Madrid aparecía en su cocina, relajada y sonriente, preparando una receta con su Thermomix. Con vistoso delantal de margaritas y en segundo plano tras un simpático tarro de galletas con forma de oso, Carmena apelaba al costumbrismo en una cocina alejada de estudiados bodegones y transmitiendo un valor añadido: la foto no solo desprendía el probado bienestar que produce la imagen de cualquier bollo recién horneado en una pantalla móvil; la edil aprovechaba ese imaginario de confort hogareño para hacer política y reivindicar su carácter feminista desde lo doméstico.

Junto a sus pasteles aparecía la portada de una biografía de la periodista Carmen de Burgos («escritora feminista de la generación del 98 y considerada la primera periodista profesional de España. Me ha encantado y cautivado su historia»). Carmena politizaba la cocina desde su cuenta y la convertía en un curioso atril para reivindicar el poder de las mujeres en política y el movimiento ciudadano: «Ella organizó, en 1921, la primera manifestación de sufragistas frente al Congreso para entregar las reivindicaciones feministas en materia de igualdad legal y protección de la mujer». Las «#MagdalenasCaseras» y»#LecturasDomingueras» de Carmena causaron tanto alboroto en redes –la cuenta de la alcaldesa ya supera en 10.000 seguidores a la de Ada Colau– que la receta su compartió poco después en su Instagram Stories y la prensa se hizo eco para reproducirla. El alcance mediático de su primer post tuvo más impacto que algunas de las medidas que ha aprobado el consistorio.

Por Instagram ahora sabemos que Manuela Carmena guarda sus magdalenas en el clásico tarro metalizado de galletas danesas y que uno de los platos favoritos de Alexandria Ocasio-Cortez es una sopa de frijoles negros sacada de Bon Appetit. No tendrá la Thermomix de la alcaldesa, pero el fenómeno y la gran esperanza demócrata de EEUU –es la congresista más joven de la historia, tiene 29 años–, también cocina para miles de seguidores desde Instagram. Lo hace en directo desde su piso del Bronx, donde lo mismo te cuenta si corta las cebollas en juliana que responde a dudas de sus seguidores sobre el Green Deal por el que peleará en la cámara de representantes en la que se acaba de estrenar. Su estrategia de marketing político desde el Instagram de la congresista ha sido tan alabada y radiografiada por los medios que ya está siendo descaradamente imitada por los aspirantes presidenciales de 2020.

«La calidad del vídeo no es buena, el audio se pierde y la luz parece sobrexpuesta. Pero eso es parte del plan. Al utilizar su móvil con la cámara frontal, Ocasio-Cortez ofrece lecciones cívicas y discute sus puntos a favor y en contra. Son vídeos destinados para que sean accesibles para todo el mundo», aplaudían desde un laudatorio artículo en The New York Times. Después de que  Slate defendiese por qué sus Instagram Stories son «el futuro del marketing político» o que The Washington Post se dedique a descargar y recopilar todos sus stories en vídeo, los aspirantes presidenciales del partido demócrata han tomado nota de la estrategia de AOC y han empezado en convertir sus cocinas en escenarios desde los que acercarse a los votantes. Beto O’Rourke y Kamala Harris ya lo hacen de forma habitual y la última en sumarse a esta fiebre culinaria ha sido Elizabeth Warren, que ha sido duramente criticada por el ala mediática más conservadora por desvelar qué marca de cerveza bebe a sus seguidores en una conexión en directo de Instagram  desde su cocina (se trataba de Michelob Ultra). «Apuesto a que veremos todas las cocinas de los candidatos presidenciales antes de que se fijen las primarias de 2020», apuntaba el periodista Matt Pearce desde su cuenta de Twitter, en un nutrido hilo de ejemplos sobre esta nueva moda de controlar la propaganda política desde lo cotidiano de una cocina. «Espera a que descubran cómo jugar al Fortnite», le contestaba una usuaria. «Cada vez más cerca del primer presidente gamer de EEUU».

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