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25 años de ‘Lunas Rotas’ de Rosana: cómo se cocinó el debut discográfico más exitoso de la música española

El disco de la cantautora canaria pasará a la historia por cristalizar el fenómeno de ventas más meteórico de la música patria.

La cantante Rosana.
La cantante Rosana.Getty (FilmMagic)

«El talismán de tu piel me ha dicho que soy la reina de tus caprichos. Yo soy el as de los corazones que se pasean en tus tentaciones». Imposible leer esas dos frases sin acabar tarareando una canción que supuso la irrupción más meteórica de la historia del panorama artístico español: el debut discográfico de Rosana. El fenómeno desatado por la cantautora con Lunas Rotas (Universal Music) –un álbum a punto de cumplir los 25 años–, es parte ya de los hitos de la música de nuestro país. Y es que nadie había pasado en tan poco tiempo de ser prácticamente desconocida a superventas con el apoyo incondicional del público.

Cuando en diciembre de 1996 Rosana Arbelo (Lanzarote, 1963) publicó su primer trabajo, las copias distribuidas por su discográfica duraron tres horas escasas en las tiendas. Los ejemplares se agotaron sin tiempo a colocarlos en las estanterías, con la misma rapidez que se venderían las entradas de sus conciertos durante los años venideros. Aquella compositora de look desaliñado y aparente timidez, que hasta entonces se había dedicado a colocar sus canciones a otros artistas, estaba ahora en todas partes: diarios, revistas, radios, televisiones… Una vez estrenado El Talismán, el resto de sus singles fueron cosechando sucesivos números uno confirmando el éxito de una fórmula más trabajada de lo que algunos piensan.

Lo cierto es que tan sólo un año antes de aquel éxito, ya entrada en la treintena, Rosana estaba firmando una servilleta iniciando un sueño que, de alguna manera, nunca había buscado. Todo empezó con la insistencia de su círculo más íntimo y una maqueta con cuatro temas que acabó en el despacho adecuado. Concretamente en la mesa de Carlos Ituiño, Director General de MCA, una compañía independiente americana que acababa de establecerse en España –años más tarde tras su fusión con Polygram acabaría siendo Universal Music–. Un sello que, salvo Raimundo Amador, prácticamente no tenía artistas españoles en su catálogo. Hay que ponerse en situación recordando que, a principios de los años noventa, Rosana se había posicionado como autora, consiguiendo que sus canciones se escucharan en voces como las de Azúcar Moreno con Ladrón de amores o la cantante Esmeralda Grao, que en 1994 ganó con su Fuego y Miel el Festival de Benidorm. Tras aquello sus amigos le insistían en que grabara sus propias canciones.

“Un día un editor independiente, Antonio Pérez Solis, muy cercano a Teddy Bautista, me habla de la existencia de una compositora canaria que le había pasado una maqueta y me hace llegar aquellos cuatro temas, a guitarra y voz”, cuenta el music y media advisor Carlos Ituiño. El bilbaíno no para de escucharla, corre el verano de 1995 cuando regresa de una convención de su sello en Florida con las melodías de aquella cassette grabadas a fuego y “absolutamente convencido de que en esas canciones había algo”. Tras contárselo a Pérez Solís, propician un encuentro con la artista. “Quedamos Rosana y yo para una comida, en un restaurante muy cerquita de la oficina, donde le hablo un poco de la compañía, de lo que es MCA, que justo en esos meses está buscando repertorio local pues todo lo que tiene llega de Estados Unidos. Le cuento que mi intención es ficharla y a partir de ahí le pido que me deje trabajar en un lanzamiento, una estrategia que yo ya tenía en mi cabeza, y firmamos un preacuerdo en una servilleta. Ya sé que suena muy tópico pero fue así, literal. Varias semanas después quedamos y firmamos el contrato para que Rosana formara parte de nuestro roster de artistas”, explica.

En la firma, Ituiño le da más detalles de su plan. Una estrategia de marketing “basada en su directo, en su sencillez, en su frescura a la hora de interpretar esos temas” en unos años en los que “el estilo cantautor empezaba a estar en auge y comienzan a funcionar los bares tipo Libertad 8”. Así, él y su equipo empiezan negociando con la sala madrileña de música en directo [mítico escenario donde se han fogueado los grandes nombres del género en España] para programar una serie de conciertos. “Les pedimos que nos dejaran que fuera una vez por semana a tocar durante inicialmente tres meses. Ellos decidieron ir viendo la evolución pues al tratarse de una artista completamente nueva no sabían cómo iba a funcionar”.

Lo que Ituiño tenía en mente era «empezar a llevar a influencers”. Con esta palabra tan de moda ahora, se refiere a “lo que en aquellos años era gente sobre todo del mundo radiofónico como Iñaki Gabilondo, Gemma Nierga, Luis del Olmo, José Ramón Pardo, Antonio San José… Figuras que tenían mucha audiencia junto con gente del mundo literario o del deporte. La idea era que fueran a descubrir a una artista y a tomarse una copa en un local donde no cabían más de 30 personas. Y así cada semana fuimos llevando gente diferente y esa bolita de nieve se fue poco a poco agrandando a través del boca a boca, que es lo que pretendíamos. Que fueran contando cada uno en su medio lo que habían visto en un pequeño club de Madrid”. Y que lo contaran casi como una anécdota. “Y así estuvimos cerca de cuatro meses porque evidentemente como llenábamos la sala estaban encantados de seguir dándonos actuaciones”. De aquel primer día en Libertad 8 la propia Rosana recuerda que fue la primera vez que se escuchó con un micro y ante un público. Antes de empezar dijo: “Soy Rosana y aún están a tiempo de irse’”. Pero la gente se quedó. Se quedaba cada semana.

Llegados a este punto conviene decir que son muchos los que apuntan al locutor radiofónico Jose Antonio Abellán como descubridor de la cantante. Aunque él mismo lo negara hace unos años en un documental grabado con motivo del décimo aniversario de Lunas Rotas. “Cuando me lo dicen suelo contestar que no es cierto, que yo simplemente aceleré lo que tenía que pasar de cualquier manera porque el talento de Rosana era imparable”. En aquella entrevista incluida en De casa a Las Ventas (Warner Music, 2007) [un digipack con la reedición remasterizada del disco, la maqueta original –con el añadido de seis temas descartados–, el audio del concierto de la Plaza de Las Ventas en 1997 y varios videoclips] Abellán también explica quién se la descubrió a él. La primera en hablarle de su música fue la entonces azafata del televisivo Un, dos, tres Paula Vázquez que a la sazón era vecina de Rosana. Y al poco, Carlos Ituiño, le llamó para enseñarle una maqueta y que le diera su opinión. Él cuenta divertido que se llevó la cinta para “escucharla con más detenimiento” y acabó “poniéndola en la radio casi sin permiso».

El entonces presidente de MCA, lo recuerda como algo consensuado. “Yo fui a ver a Abellán, con el que tenía muy buena relación, le dije lo que estábamos haciendo y luego vino a un concierto”. El periodista fue una de las personas escogidas “para que soltara aquella maqueta. Él tenía el programa de La Jungla en Cadena 100, al día siguiente de verla me llamó para decirme que le había parecido maravillosa la canción de Si tú no estás y empezó a pincharla pero quedamos en que lo hiciera sin decir el intérprete”, recuerda el entonces directivo de MCA. “La gente se volvió loca, nos llamaban por teléfono, escribían pidiendo información e incluso se presentaban en la emisora para pedir si les podíamos grabar una cinta con las canciones”, recuerda Abellán de la reacción de los oyentes. Aquello junto con los directos programados fue haciendo que el nombre de Rosana se expandiera por los círculos musicales y Abellán comienza a programar El Talismán. Durante un tiempo casi fue el único en poner aquellas canciones.

Para finales de aquel año 1995 empiezan a hacer entrevistas con el que fuera su público selecto en Libertad 8. “Siempre que podíamos con la premisa de ir con la guitarra para interpretar un par de canciones”, puntualiza. “La estrategia era cerrar una demanda brutal antes de empezar a pensar en el lanzamiento del álbum. Te hablo de cuatro meses sin grabar, lo cual era algo bastante poco habitual en esos momentos. Lo normal cuando se ficha a un artista es empezar con un single pero paralelamente grabar un álbum”, resume Ituiño. Durante todo ese tiempo de espera, sorprende que Rosana no perdiera la paciencia. “Teníamos claro que no había que precipitarse y veíamos que estaba funcionando. Ya había incluso tiendas que llamaban a la compañía porque la gente preguntaba si ya se podía comprar algo”.

Es entonces cuando llega el momento de entrar al estudio de grabación. A lo largo de aquellos meses, la cantante les había enseñado alrededor de 40 canciones y muchas de ellas las habían ido testeando en sus conciertos. “Lo usamos para ver, dentro de todo ese gran repertorio que ella tenía, las que mejor estaban funcionando. Y así elegimos las 12 que finalmente formaron parte del disco”. Desde MCA le pidieron a Rosana un trabajo sencillo, lo más parecido posible a aquella maqueta primigenia. No hubo discusión. Tanto el AR y director artístico, Jesús Ortíz, como Ituiño y Rosana tenían claro lo que buscaban transmitir. “No era más que lo que ya estábamos haciendo en un club pero con sonido de disco aunque sin gran producción. Y fue cuando salió el nombre de José Romero”.

Fallecido en abril de 2019, Romero dio sus primeros pasos con Hilario Camacho y junto a él, en 1980, participó en la grabación de Malas compañías de Joaquín Sabina, haciendo arreglos y grabando las guitarras. Como músico de sesión y de giras acompañó a Víctor Manuel y Ana Belén, Nacha Pop, Rico o Miguel Ríos. Cuando le reclamaron para trabajar con Rosana, formaba parte de la banda de Sabina y fue una sorpresa porque no tenía experiencia en ese campo. Al menos nunca había figurado en los créditos. “Fue una idea de Ortíz y se lo comentamos a Rosana. A todos nos pareció que, aunque no hubiera producido nada anteriormente, era una persona con una amplia visión musical más allá de su talento como guitarrista. Le contamos exactamente la idea y lo supo plasmar a la perfección. Se rodeó de Miguel Vega y gente muy potente en ese momento”.

En el documental De casa a Las Ventas anteriormente citado, Romero lo recordaba como una experiencia “bonita, una grabación relajada. Rosana estaba todo el rato contando chistes. Todos los días había muchas risas en el estudio y lo pasamos muy bien. Fue una grabación muy directa, fresca, salía todo a la primera y de feeling. Luego hacíamos una cosa muy divertida que era grabar los sábados por la mañana para luego irnos a tomar unas cañitas y unas gambas”. Una sensación también atesorada por el ingeniero de sonido y responsable de la mezcla Miguel Vega. “Recuerdo sobre todo el principio cuando entró Rosana en el estudio, tímida, sorprendida de todo lo que hacíamos… Luego se fue abriendo, tomando más contacto. Todo transcurrió fenomenal y empezó a gustarnos mucho el disco”.

El bajista Paco Bastante rememora la grabación para S Moda. “Fuimos al Estudio 2 de Sonoland a grabar las bases en directo: Sergio Castillo (batería) [también tristemente desaparecido en 2012], Luis Dulzaides (percusión) y yo sobre dos pistas de referencia que incluían la voz de Rosana y la guitarra acústica de Romero, así que cuando llegamos no había arreglos ni obligados, en ese campo estaba todo por hacer. José quería que la magia surgiera allí, en el momento, sin haber hecho ningún ensayo, ni arreglo previo. Simplemente tocábamos y hablábamos entre todos después de hacer varias tomas para definir lo que quedaría grabado. Fue una manera muy viva de hacerlo, muy auténtica e intuitiva, y creo que es un ingrediente básico en el sonido del disco. Rosana dejó hacer a José y José nos dejó hacer”, cuenta el músico que ha trabajado con Sabina, Estopa, Juan Perro, Jorge Drexler o Quique González.

“José nos había dado la maqueta, una grabación casera en la que estaban las canciones en bruto, con Rosana cantando y tocándolas pero no quería que trabajásemos por separado en los temas. Llegábamos al estudio por la mañana, él nos contaba el plan de grabación de ese día; escuchábamos, hablábamos sobre qué dirección tomar en la canción y a grabar. Sergio Castillo hizo un trabajo de zapador impresionante. Abrió mucho el camino y direccionó el trabajo magistralmente, piensa que una canción se puede vestir de muchas maneras y él acertó en todas sus aportaciones. Fue fundamental en la construcción de las bases y en el sonido del disco”, sentencia.

Aunque entonces tampoco fueran conscientes de lo que se estaba gestando. “Cuando grabas un disco nunca tienes la sensación de que va a ser un pelotazo, y precisamente los músicos no somos los más indicados para opinar sobre eso porque siempre nos equivocamos. Pero claro, las canciones ya sólo con una guitarra y la voz de Rosana, eran muy buenas, muy redondas, y eso sí que flotaba en el ambiente”. Más de dos décadas después, Bastante lo tiene claro: “En cuanto al éxito de Lunas Rotas, creo que no hay secretos. Para mí la clave está en las canciones”.

El álbum se registró en aproximadamente unas tres semanas con una producción de presupuesto bastante discreto. De hecho Romero devolvió el 10% de lo que le asignaron, algo de lo que solía presumir probablemente por lo atípico. “No hacían falta grandes estudios ni grandes medios técnicos, tan sólo buenos músicos. No recuerdo el coste pero seguramente estaría por debajo de una producción estándar de la época. También es cierto que se trataba de un artista nuevo”, argumenta Ituiño. Para decidir con qué sencillo se saldría al mercado, la compañía siguió con esa filosofía “pensada pero muy doméstica” y realizó un focus group con unas 18 o 20 personas que no conocían a Rosana en sus oficinas [otro paso, como la estrategia de los influencers, poco habitual en aquella época]. “Estaban A fuego lento, El talismán o Sin miedo porque sabíamos que Si tú no estás, a pesar de ser la canción más conocida de los directos, no iba a ser porque no queríamos salir con una balada”. El talismán fue la más votada. Decisión con la que Rosana “también estaba muy de acuerdo”.

Un dato reseñable pues a lo largo de estos años, han sido muchas las veces que la canaria ha reconocido haberle tomado cierta manía. “Creo que es porque lo hice pensando en otra voz”, declaró sobre esa canción en una entrevista a El Mundo en 2011. Entonces aseguró que el tema –que compuso pensando en Ana Belén, aunque nunca se lo hizo llegar– lo incluyó en el disco “porque la familia y los amigos se pusieron muy pesados y, mira por dónde, fue el primer single”.

Una vez con el trabajo prácticamente hecho a la compañía le surgió una duda. “Nos enfrentamos al maravilloso dilema de cuántos discos fabricábamos y cuántos poner en la calle la primera semana”. Mientras se decidían ya con fecha de lanzamiento prevista –junio de 1996–, José Antonio Abellán volvió a ser altavoz indispensable y programó insistentemente sus canciones. “Lo dio a conocer, ya también junto con otras emisoras. como M-80 y Cadena Dial [los 40 principales se engancharían más tarde]”. En cuanto a la tirada, Ituiño reconoce que se hizo “un trabajo muy exhaustivo de marketing con las tiendas para ver la demanda” pero que “evidentemente” se quedaron cortos. “Es verdad que El Corte Inglés jugó un papel fundamental porque fue la cadena que más discos de Rosana vendió. Creo recordar que se distribuyeron 20.000 y en dos días se agotaron. Cosa también sin precedentes en el lanzamiento de un artista novel. Entonces empezamos a fabricar y reponer cantidades mayores y salimos directamente al número uno en la primera semana de lanzamiento”.

Otro logro pues aquel año fue muy prolífico en artistas nuevos y competían con nombres como Jarabe de Palo o Ella Baila Sola (EBS). “Cuando empezamos a diseñar la estrategia sentíamos que estábamos haciendo algo diferente, un álbum distinto con una artista que tenía hits muy claros, que no tenía una canción sino muchas porque lógicamente era el trabajo de toda una vida de composición. En el caso de Jarabe de Palo por ejemplo sólo tenía La flaca, EBS tenía alguno más. Yo estaba convencido de que nosotros teníamos suficiente material para tener no sé si un fenómeno de masas pero si un gran éxito. Pero te mentiría si dijera que sabía lo que iba a pasar”, dice Ituiño.

De hecho, mucha gente no veía ese exitoso futuro en ningún caso. Sirva de ejemplo la opinión de Pilar Tabares, prestigiosa productora de programas de televisión: “Cuando llegó el disco a la redacción lo escuchamos con todo el equipo y estuvimos de acuerdo en que era un discazo pero también en que no se iba a comer un rosco. Porque no era nada comercial y ella no era alta ni rubia ni llevaba el pantalón a la altura del pubis como en aquella época lo hacían Britney Spears o Christina Aguilera. La verdad es que nos equivocamos, nos pasamos de listos porque Rosana cautivó al público con su sonrisa, sus zapatillas y sus camisas de algodón blanco”.

Así fue y la expectación por Rosana creció de forma exponencial y salvaje. “Las entrevistas ya las pedían a nivel nacional, todo el mundo y para todos sitios. Los primeros meses fueron agotadores porque tuvo que hacerse una gira promocional espectacular. Así, de Libertad 8 dimos el salto a Galileo –otra sala emblemática del directo madrileño–. La estrategia seguía siendo mostrarla en directo puesto que funcionaba muy bien. Era  muy campechana, hacía que la gente lo pasara muy bien. Después pasamos al Palacio de Congresos”, resume Carlos Ituiño. “Y a final de año, ya con el disco en lo más alto porque estuvo muchas semanas número uno [14 semanas exactamente], estábamos con el segundo single y Rosana nos hace el regalo del tema En Navidad que fue un pelotazo. Aquel villancico hizo que la artista cogiera otra dimensión todavía más grande cinco meses después del lanzamiento. Fue otro de los grandes fenómenos”.

Con la llegada de 1997 se afrontó la gira que empezó con una decisión peculiar. José Romero, el que por lógica debía haber sido el director musical fue relegado. El guitarrista declaró a la revista Efe Eme que la propia Rosana le dijo que no quería director musical, que ella lo iba a hacer todo y que le parecía muy caro lo que pedía (lo mismo que cobraba como músico de Sabina). Más que el dinero da la sensación de que lo que la cantante buscaba era el control de su carrera. Algo que ya se había ido insinuando anteriormente, como con la grabación de los videoclips. Cuando el disco salió a la venta no existían imágenes de Rosana y los medios las reclamaban. Desde la compañía encargaron dos clips para Si tú no estás y Sin miedo. Tirando de hemeroteca, Manolo Gil, Director de Videos ITP, lo recuerda así: “Rosana fue encantadora y nos atendió muy bien. Fueron unas condiciones de rodaje muy duras. Ella tenía muy claro como quería que fuera el vídeo de Sin miedo y el de Si tú no estás era un homenaje muy especial para el que tuvimos que hacer lo que ella decía. Nosotros no estábamos acostumbrados a que el artista nos dictara lo que hacer aunque fue una experiencia magnífica y es uno de los mejores trabajos que hemos hecho”.

“Nosotros diseñamos una gira por toda la geografía española porque había demanda para ello y se habló con Romero. Realmente para entonces Rosana cada vez tenía más peso en las decisiones pero no me acuerdo de este detalle de la dirección musical”, asegura Ituiño. Paco Bastante, el bajista que grabó el disco pero no hizo la gira tampoco arroja más luz sobre el asunto. “Los bajistas no nos enteramos de nada”, bromea. “Puede ser que José nos comentase algo. En ese momento él y yo estábamos grabando y girando con Joaquín Sabina”, explica. Ituiño no lo recuerda aunque no parece extrañarle. “Rosana siempre ha sido una persona que ha tenido todo muy claro. Incluso cuando hicimos los videoclips realmente ella marcaba el guión, el sitio… Con lo cual con eso fuimos muy flexibles en dejarle toda la libertad, obviamente con nuestras sugerencias. Y cuando llegó la gira ya con muchos discos vendidos, con muchas semanas de número uno, lógicamente podía exigir más y entrábamos en un terreno más suyo como era el directo. En cualquier caso la gira fue maravillosamente bien y no hubo ningún percance”.

También ocurrió algo similar con la portada del disco. Rosana se negaba a que una foto suya apareciera en la portada de su primer disco. A Joss, la diseñadora encargada de la carátula, sólo le dio una foto en la que se veían sus manos y sus pies. “Siempre fue muy maniática con eso y me lo dejó ver desde el inicio. También hay ejemplos actuales, como puede ser Sia, de artistas que no quieren que aparezca su imagen. Eso había que respetarlo y había otras formas artísticas para ilustrarlo bien como creo que se consiguió con el interior del libreto. Era una indicación un tanto exigente por su parte pero lo respetamos porque era su forma de pensar y había mil salidas. Y tampoco es que fuera Claudia Schiffer, donde estuviéramos perdiendo potencial. Supongo que tendría que ver con eso o con otras cosas, pero se respetó”.

Para la puesta en escena de la gira fue “todo muy sencillo, sin renunciar a la filosofía inicial de guitarra y voz, pero con un elenco de músicos potente que hacían que el directo sonara muy bien. Giramos por muchísimas ciudades y fuimos invirtiendo cada vez más en vista del éxito pero no olvidemos que era un sello independiente”, cuenta Ituiño. En aquella gira, Rosana solía invitar a tocar el cajón en un par de canciones a Anye Bao que al poco acabaría sustituyendo a Sergio Castillo en la batería. Bao recuerda que fue “una gira muy larga “por lo menos de 60 o 70 bolos” aunque con una “escenografía humilde” en la que se respiraba “muy buen rollo con la banda” –integrada también por otros grandes como Gino Pavone o Tato Icasto–. “Rosana se encargaba de todo y tenía a Juan Cerro, que era el guitarrista, que le ayudaba un poquito con las armonías. Pero estaba muy involucrada en el proceso. Ella llevaba las riendas”. En cuanto al público, “había niños con sus padres, mucha gente joven, bastante público femenino… Eran multitudes, un poco de todo, un reflejo de su música que es para todos los públicos”, resume.

Paralelamente a la gira española, como MCA tenía subsidiarias en todos los países se hizo un trabajo internacional bastante fuerte para ofrecer este producto que en España ya era un gran éxito. “Latinoamérica fue un caldo de cultivo de forma muy natural, especialmente en México, después Chile –donde se hizo Viña del Mar–, Argentina…”, explica Ituiño. Un salto continental que no era habitual para una artista novel. “Tener éxito de esa forma en Latinoamérica en el 97 estaba reservado a los artistas más consagrados. MCA México que acaba de abrir también empujó con ganas y rápidamente fue éxito de ventas y se empezó a planificar la gira promocional allí”.

De nuevo se usó el directo como arma. Se fue probando el formato de la gira en ciudades más pequeñas de cara a tener todo a punto para, a final de verano, acabar con un gran concierto en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. Fue el 25 de septiembre de 1997. “Era un sueño pues estamos hablando de sólo un año después del lanzamiento del disco”. Y cuando llegó la fecha cayó el diluvio universal. “Nos planteamos anular por seguridad pero había tal magia por parte del público congregado allí que realmente pensamos que era una locura cancelarlo. Y Rosana sacó el concierto con la garra que siempre la ha caracterizado en los momentos decisivos. Había que levantar a 18.000 personas caladas hasta los huesos pero se respiraba algo especial. Todo el lanzamiento de Rosana tuvo mucha magia y eso fue uno de los secretos del éxito”.

La crítica del concierto de Las Ventas escrita por Ricardo Cantalapiedra para el diario El País dejó constancia del momento: “El boom no se lo explican ni los que lo montaron. Pero hay que reconocer que un bombazo de este calibre es fruto de una calidad al alcance del gran público y de las minorías. Y también de un lanzamiento planteado con cariño e inteligencia. No siempre las multinacionales son enemigos de los artistas”. Aquella gira terminaría en Canarias el 11 de octubre.

La portada del CD de Rosana.
La portada del CD de Rosana.

Lunas Rotas cosechó 11 discos de platino [es el octavo álbum en la Lista de los 10 más vendidos en España, según un informe publicado por los Productores de Música de España (Promusicae) y la SGAE en mayo de 2018], se publicó en más de 30 países –entre ellos México, Brasil, EE. UU., Francia, Alemania, Japón y Corea del Sur– y recibió un sinfín de premios. Incluso Tarantino usó dos de sus canciones (Lunas Rotas y El Talismán) en la película Curdled –cuya traducción al castellano fue Tú asesina que nosotras limpiamos la sangre– y consiguió fama internacional para Rosana que en estos momentos se encuentra grabando la edición colombiana de Factor X como jurado.

El apoyo y la involucración de aquella compañía con Rosana fue muy importante. ¿Era lógico esperar la gratitud o la empatía de la artista que a pesar de todo acabó fichando por Warner Music? “Siempre he defendido que de un artista no espero su gratitud o su empatía sino su talento. Nuestra relación fue muy estrecha y yo obtuve su talento con creces y también su gratitud en forma de canciones”, responde sin responder Ituiño.

La pregunta obligada reflexionando sobre aquel fenómeno es clara: ¿Sería posible algo así hoy día, tal y como funciona la industria? “Hubiera sido muy muy complicado porque hoy las cosas se hacen de otra manera. En aquellos años aún primaba la figura del AR, la involucración de un equipo de gente… Hoy las cosas son más mecánicas, no hay tanta conexión con el artista, independientemente de que se ha perdido el formato. La música es un utility, es un usar y tirar, consumir canciones de forma rápida y a la siguiente. No hay tanta fidelidad al artista, al álbum, aunque el negocio siga siendo el mismo: descubrir talento y explotarlo comercialmente. Obviamente hay artistas que pueden surgir de la nada, seguro que Rosalía tiene su historia y algunas cosas serán parecidas al proceso de Rosana pero es más complicado”.

Hoy día es fácil llegar a millones de personas de forma muy rápida por las plataformas comerciales, el streming, las redes sociales e infinidad de mecanismos que permiten la viralidad. La estrategia de Rosana “fue cocinada a fuego lento. Pero el resultado nos supo mejor. Hoy días las compañías no tienen paciencia. Quieren el éxito rápido. Si no funciona en tres semanas, al cajón y a por lo siguiente. Rosana marcó un antes y un después en el sector, que una artista totalmente desconocida que jamás había publicado nada pasara a ser una de las artistas de referencia dos años más tarde con dos millones de discos vendidos y lanzamiento en 30 o 35 países fue algo grande”.

No en vano aquel disco sigue cautivando al público y está muy presente en la vida de la cantante. Sin ir más lejos en junio de este año editó una versión multitudinaria y solidaria de la canción Sin miedo a favor de Cruz Roja y con artistas como Alex Ubago, Coti, David Summers, Efecto Pasillo, La Mari, Macaco, Mónica Naranjo, Pitingo o Rosario Flores. En la promoción de esta adaptación, Rosana recordó lo que ha supuesto en su carrera Lunas Rotas. “Ese álbum cambió mi vida y cambió la música en muchos sitios”, explicó a Jordi Cruz en Cadena 100. “Ese disco está más allá de que yo lo compusiera o que yo lo cantara. Ese disco tiene vida propia y la gente lo hizo grande. A mi es de las cosas que más se me llena la boca diciéndolo. La gente es la que hizo que Lunas Rotas siga siendo lo que es. Un disco absolutamente antológico”.

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