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Lola Larumbe: “Ahora buscamos una buena novela que nos haga sumergirnos en un mundo distinto y también volvemos a los clásicos”

Con motivo del Día del Libro más atípico hablamos con la directora de la Librería Alberti de Madrid. Tras 41 años en el negocio, habla de sus inicios, en plena ola feminista de finales de los setenta, y de los retos que afrontará el sector por la crisis de la Covid-19.

Lola Larumbe, en una fotografía de archivo tomada en la Librería Alberti.
Lola Larumbe, en una fotografía de archivo tomada en la Librería Alberti.Álvaro García

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“Yo voy cada día por la mañana a la librería simplemente a estar con los libros, porque son mi compañía y son mi vida. Es el sitio donde mejor me encuentro”, recalca Lola Larumbe. Esa rutina que mantiene desde hace 41 años no la ha cambiado ni la crisis de la Covid-19: desde que se decretó el estado de alarma la directora de la Librería Alberti se planta en su local del número 57 de la calle Tutor, en el barrio de Argüelles de Madrid, para estar rodeada de libros y también para mantener su negocio activo en tiempos de incertidumbre.

Ella iba para bióloga (“Me gustaba mucho la naturaleza, si no se hubiera cruzado una librería en mi camino hubiera terminado por ahí anillando cigüeñas, seguramente…”, dice) pero la librería se cruzó en su camino –y en el de los socios con los que inició el proyecto allá por 1979, Santiago González y Jaime Lucía– cuando tenía 20 años. La Librería Alberti llevaba abierta desde 1975 y su fundador, Teodulfo Lagunero, amigo del poeta gaditano que le da nombre, pasó el testigo a una nueva generación. En estas cuatro décadas Lola reconoce que en la librería ha pasado “de todo”. Se ha convertido en una referencia del sector: en 2002 arrancaron unos pioneros encuentros con autores, una iniciativa que en 2004 recibió el Premio Librero Cultural del Ministerio de Cultura y la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) y el año pasado la librería fue galardonada con el Premio Boixareu Ginesta, con el que la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) reconoció su labor de difusión de la lectura.

Por teléfono y después de presentar un directo en Instagram, Lola nos habla de cómo encara el Día del Libro más atípico de su carrera.

¿Qué te llevó a cambiar la biología por la librería?
Tenía 20 años y una idea muy romántica de lo que era una librería. No sabía nada, y mis socios tampoco. Empezamos con ilusión y con desconocimiento. Y por eso, por la ilusión y el desconocimiento, nos metimos en esto. Cuando uno es muy joven puede vencer muchos inconvenientes. Eso nos hizo seguir, y luego siempre hemos tenido el apoyo de los lectores y de los amigos, de los autores y de los editores. Y hemos trabajado mucho. Ha sido y sigue siendo un trabajo muy duro pero muy gratificante, porque vivir rodeados de libros es un paraíso. Han pasado todos estos años muy rápidos y nunca ha sido fácil, ha habido muchas crisis en el mundo del libro y en el mundo en general desde los años ochenta. Ahora vivimos una crisis distinta, y parece una crisis brava que nos afecta a todos. Así que entre todos tendremos que superarla.

¿Costaba ganarse el respeto siendo mujer en este sector a finales de los años setenta?
Bueno, en la España de aquellos años el espíritu de las mujeres de mi generación era muy combativo. En cierto modo el ambiente feminista que había entonces puede recordar al de ahora, aunque hoy es muchísimo más generalizado, toda una corriente de pensamiento que ya es imparable. Pero ese ambiente de lucha, de reivindicación de los derechos de la mujer, en aquel momento estaba a la orden del día. Yo vengo de ese mundo de mujeres luchadoras y reivindicativas. Por eso no me costó mucho. Creo que cuesta más y sigue costando el tema de la conciliación familiar con un trabajo profesional. Pero lo que es la concienciación del papel de las mujeres, la importancia de la mirada de la mujer sobre todas las cosas, comenzó en los setenta. El germen de todo lo que está pasando ahora viene de ahí.

¿Libreras míticas como Sylvia Beach (Shakespeare & Co. en París) o Frances Steloff (Gotham Book Mart en Nueva York) fueron un ejemplo a seguir?
Cuando empecé yo era una cría y no tenía ni idea de lo que era ser librera. Me he hecho librera a lo largo de los años; yo me he encontrado una vocación, no la tenía antes. Tenía una idea de que me gustaba leer y el mundo de los libros, pero lo que significa ser librera lo he aprendido poco a poco. Con el tiempo me he dado cuenta de que este oficio me sentaba bien, era como un traje que te pones y con el que te sientes cómoda. Ser librero es un modo de vida. Después he conocido las memorias de Silvia Beach, de Frances Steloff… y me hace gracia ver que en los años treinta, cuarenta y cincuenta había mujeres en empresas parecidas en cierto modo a lo que es la Librería Alberti, con un espíritu parecido, ganas de encontrarse con los autores, de conversar sobre los libros, de que los lectores se conozcan entre ellos… Todas ellas fueron vanguardistas, adelantadas y con un entusiasmo con la lectura fantástico, que es lo que hace falta para ser librero.

Me he hecho librera a lo largo de los años; yo me he encontrado una vocación, no la tenía antes

¿Cómo va a ser este 23 de abril confinado?
Lo voy a pasar como todos los días desde que cerramos al público: yendo a la librería a trabajar. Se quedaron todos los trabajos pendientes, a medias, porque nos fuimos pensando que íbamos a volver enseguida… Y además tenemos que atender la venta online, que por fortuna hay pedidos y podemos mandarlos a través de una mensajería muy respetuosa que se llama Cleta, que es una cooperativa de ciclistas, en Madrid, y con Correos Express. Trabajo un montón, voy allí a las ocho de la mañana todos los días hasta las dos y media y luego seguimos en redes. El Día del Libro va a ser igual. Lo único es que tenemos previstas actividades especiales: hablaremos con el cervantista José Manuel Lucía; hablaremos probablemente con Irene Vallejo, la autora de El infinito en un junco, sobre la lectura y los libros; a las cinco de la tarde tenemos nuestro cuentacuentos con Laura Vila, que leerá cuentos de El Quijote…

¿El mundo digital ha sido la otra forma de mantener abiertas las librerías en esta situación?
El mundo digital es una ventana que te permite comunicarte con mucha gente, es una manera de sentir que no estás solo, de sentir que aunque esté la librería cerrada y no haya gente en la calle sí que los lectores tienen ganas de saber de su librería y de sus libreros… Pero bueno, en cierto modo yo creo que es un placebo, es un sustituto. Lo que nos gusta es encontrarnos con nuestros amigos, ir a una librería a ver los libros y tocarlos o escuchar a un autor o a una autora en el ámbito de la librería, en encuentros cercanos que tienen un carácter especial de autenticidad. Joan Margarit, el poeta Premio Cervantes de este año, lleva desde 2002 viniendo a leer sus poemas aquí. Este 23 de abril pondremos vídeos de sus lecturas, compartiremos sus poemas… Intentaremos recordar todo eso.

¿Es Instagram una continuación de los Encuentros en Alberti?
A mí me gustaría que fuera así, eso es al menos lo que intentamos, que estas actividades tengan la misma cercanía y la misma calidez. Que se hable de libros en las redes, pero que hablemos de una manera abierta, clara, diáfana, comprensible, no desde un púlpito en el que se alecciona, sino siempre como una conversación entre amigos, que es lo que son los Encuentros en Alberti: una larga conversación que empezó en 2002 y sigue hasta ahora. En esta etapa tan rara de parar, de distancia y de separación aprovechamos la tecnología, la técnica y las redes sociales para seguir comunicándonos, decir estamos aquí.

No habéis parado vuestra actividad totalmente, seguís vendiendo online.
Tenemos la web desde hace muchos años, sobre todo para la comunicación de las actividades de la librería. La venta online, con el desarrollo de las grandísimas plataformas, no voy a decir los nombres, está copada, está muy limitada. Siempre hemos tenido pedidos pero no son representativos en nuestra cifra de facturación. El día 16 vi que estaba la librería cerrada, sin ventas, somos cinco personas trabajando que tenemos que seguir cobrando… En ese momento no me acordé de la página web, no pensaba que iban a llegar pedidos en la proporción en la que están llegándonos ahora. Ha sido una gran sorpresa y es el fruto del trabajo que se ha hecho durante todo este tiempo atrás. Tener una página web con venta no es fácil para una librería pequeña o mediana como la nuestra, es muy difícil tenerlo al día y la estructura preparada, es algo que no se improvisa. Hemos tenido la suerte de que esto nos pille con esa estructura y de ser una librería de fondo, que es algo muy importante, porque no nos limitamos a tener las novedades. Tenemos muchos libros en las estanterías, y gracias a eso podemos tener una pequeña facturación que en estos momentos es una ayuda.

¿Cómo afrontáis esta primavera sin Feria del Libro, que según el Gremio de Librerías de Madrid supone entre el 30% y el 40% de la facturación anual?
Lo primero es una tristeza horrible, porque la Feria del Libro para nosotros es el cierre de la temporada: el año comienza en septiembre y acaba en junio para los libreros, como para los escolares. Es la fiesta de las librerías y de los libreros. Está el lado emocional, piensas en el Paseo de Coches del Retiro sin el barullo de esos días, qué van a decir las golondrinas, que están siempre ahí volando entre las miles de personas que van a ver los libros y a los libreros… Es una sensación de pena y de vacío muy grande. Y la parte económica es muy importante en los porcentajes de nuestra facturación total, pero yo confío en que se pueda hacer en otoño, como han dicho.

¿Será posible celebrar una Feria del Libro con distancia social?
Lo que se haga va a ser totalmente distinto, no va a tener nada que ver. Es como todos estos directos que estamos haciendo en redes, son placebos, son sustitutos de algo. Todo esto va a estar marcado no por nosotros ni por el Gobierno ni por el Ministerio de Cultura ni por los editores. Esto está marcado por los médicos y por lo sanitario, por cómo evolucione la enfermedad.

¿Cómo va a cambiar la crisis sanitaria el negocio mismo de las librerías? ¿Se podrá volver a hojear un libro antes de comprarlo?
Pues todo esto son especulaciones ya. Yo creo que ahora mismo lo que más nerviosos nos pone, aparte de la evidencia de tantas desapariciones y de esta lucha cruel que se está manteniendo contra la enfermedad, que es lo más terrible, pero lo siguiente que nos desasosiega es la incertidumbre, pensar en cómo vamos a poder recuperar nuestra actividad después. Yo creo que va a ser distinto, pero que con el tiempo la vida como era antes se va a recuperar. Pero será una cuestión de tiempo, porque la vida es terca. Nos iremos adaptando. En cualquier caso creo que la palabra es adaptarse y protegerse mucho.

Nos desasosiega es la incertidumbre, pensar en cómo vamos a poder recuperar nuestra actividad después

En Italia las librerías abrieron la semana pasada, salvo en algunas regiones y ciertas editoriales que han decidido no volver a la actividad, y en Alemania y Dinamarca este lunes. ¿Crees que en España será una de las actividades incluidas en la primera fase de desescalada del confinamiento?
Pues yo creo que aquí en España las librerías se abrirán en cuanto haya condiciones para que se puedan abrir. Cuando las personas que trabajamos aquí estemos seguras de que estar en el local y relacionarte con otras personas sea seguro. Yo no quiero que los libreros vengan a trabajar con altas probabilidades de ser contagiados. Cuando haya condiciones para que todos podamos movernos por las calles de una manera segura, ir a la peluquería o a la librería como ahora vamos al supermercado a la farmacia, a mí me encantaría que eso pasara. La situación de Alemania y Dinamarca no tienen nada que ver con la situación en España ni en Italia ni en Francia ni en Gran Bretaña ni en Estados Unidos. Son distintas. Y en Italia hay bastante polémica con esta apertura de las librerías, son los propios libreros los que dicen que no conviene tomar decisiones prematuras. Ya que hemos llegado aquí y hemos hecho una parte difícil de este aislamiento por razones obvias de contención y de una lucha contra la propagación del virus, yo creo que sería muy arriesgado tomar una decisión de apertura así como así.

Las tres últimas obras de Almudena Grandes, Irene Vallejo y Elvira Lindo son las lecturas recomendadas por Lola Larumbe en este Día del Libro.
Las tres últimas obras de Almudena Grandes, Irene Vallejo y Elvira Lindo son las lecturas recomendadas por Lola Larumbe en este Día del Libro.

El debate acerca de si se publican demasiados títulos en España es habitual, ¿la situación actual puede suponer una reordenación del sector editorial?
Precisamente he hablado de eso con Pilar Álvarez, la editora de Alfaguara, en un directo de Instagram. Las dos estamos de acuerdo en que esta va a ser la ocasión, casi un reajuste natural, pensamos que los editores tendrán que ajustar sus novedades a lo que es la oferta y la demanda, al consumo de los lectores. No se puede producir más de lo que se puede digerir. Espero que sí, que los editores reflexionen junto con los libreros y pongan en el mercado menos títulos distintos y se pueda trabajar mejor con ellos, hacer una promoción, una comunicación, dar tiempo a la lectura de todos ellos.

¿Qué tienes en cuenta a la hora de sugerir una lectura?
Los libros se recomiendan porque tú los has leído previamente. Un libro no se puede recomendar si no lo has leído. Tú tienes en tu cabeza tus lecturas, alguien te pide que le recomiendes algo y hay una especie de sexto sentido que se desarrolla poco a poco, haces alguna pregunta sobre lo que ha leído el otro para ver qué le ha gustado y qué no, van apareciendo datos como en una especie de nebulosa y de repente piensas creo que le va a gustar esto porque tiene un perfil lector así. Nosotros identificamos perfiles lectores. Cada uno tiene el suyo, pero puedes aproximarte, aunque te equivocas muchas veces… Es una conversación.

¿Hay algún género que mande, alguna tendencia en lecturas durante este confinamiento?
Lo que veo con los pedidos que entran por la web es que siguen siendo muy variados. Pero es verdad que la novela siempre gana. Se están comprando mucho las nuevas de Almudena Grandes y Elvira Lindo. Las novelas son ahora mismo lo que queremos, una buena novela que nos haga sumergirnos en un mundo distinto. Y también estoy viendo que volvemos a los clásicos latinos y griegos, a Séneca, a Sófocles. Estamos buscando dónde mirar. Acompañamiento.

Mencionas a autoras, ¿se nota más interés por ellas?
Yo creo que no hay un interés porque sea autora o autor. El interés es el buen libro. Para mí eso es lo fundamental. Lo importante es que ahora mismo hay muchísimas escritoras buenísimas y cuando uno piensa en un libro de una manera casi estadística estás pensando en uno de una escritora. Y eso significa que se están publicando, hay muchísimas y, sobre todo, son muy buenas.

¿Qué tres títulos recomendarías para este Día del Libro?
El infinito en un junco (Siruela), de Irene Vallejo, A corazón abierto (Seix Barral),de Elvira Lindo, y La madre de Frankenstein (Tusquets),de Almudena Grandes.

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Sobre la firma

Ana Fernández Abad
La editora de estilo de vida de S MODA está especializada en temas culturales y personajes de actualidad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y ha escrito en medios como Diario 16, El Comercio o Descubrir el Arte.

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