_
_
_
_
_

Harrods, el escaparate por dentro

Los entresijos de los grandes almacenes más carismáticos del planeta están en manos de una descendiente de españoles, Marigay Mckee. Ella decide qué es lo siguiente que vamos a desear.

Harrods

Para reunirse con ella hay que adentrarse en las oficinas de Harrods, una zona más sobria y funcional que el cuerno de la abundancia que es la sección en abierto de este monumento británico. Aquí se organiza el trabajo de Marigay McKee –jefa de compras y embajadora de los almacenes–, responsable de 1.500 marcas y 2.000 empleados. Ella se encarga de los departamentos de moda, belleza y joyería (que supone el 85% de la facturación) y es quien dicta el gusto, la imagen y el posicionamiento de todas estas marcas. Nacida en Londres, de madre española, trabajó en Madrid como profesora de Inglés en un colegio. De su vínculo con España queda una casa de vacaciones en Jávea (Alicante), un puñado de amigos y un perfecto castellano que enseña a sus dos hijos adolescentes.

En 1999 se incorporó a Harrods como compradora de belleza y en estos 13 años ha colocado la tradicional institución en la primera fila de la moda. Una de sus decisiones fue dar más espacio a las grandes firmas y líneas exclusivas, además de fomentar el interés por nuevos diseñadores. Sin embargo, los éxitos de McKee tienen más que ver con su olfato para los negocios que con sus gustos fashionistas. «Mi formación en el sector de la cosmética me ayuda a tener en cuenta los márgenes, los ingresos, los activos y los pasivos. Pienso en algo más que en si se lleva o no un determinado largo de falda.

Hay negocios de moda divinos, con diseñadores muy vanguardistas, pero que no producen dinero». Su estrategia incluye la vocación global de estos históricos grandes almacenes, esencialmente británicos, que en 2010 pasaron a ser propiedad de la familia real de Catar. «Es importante ver cómo está cambiando el mundo y adaptarse a los gustos de los clientes. Una vez a la semana doy charlas a la plantilla para contar lo que hemos visto en nuestros viajes. Por ejemplo, los chinos y árabes regalan muchos relojes. La alta costura es importante para las rusas y el lujo casual para las clientas europeas y americanas. No se debe perder de vista la ropa sport porque no todo el mundo tiene 1.000 euros para un vestido, pero sí 100 para un vaquero o una camiseta. Y hay que proveer la talla 48 para las clientas del medio oriente y la 34 para las asiáticas». McKee pasea cada día por una planta para no perderse detalles.

Ella considera que la oferta de los comercios debe constituir una experiencia. La tienda hace honor a su lema Omnia omnibus ubique (todas las cosas para todos en todas partes) y se presenta como un destino único donde acceder a múltiples servicios, además de comprar. «Tenemos spa de mascotas, servicio de blanqueamiento dental y 29 restaurantes. Si no se diversifica la oferta, el consumidor se queda en casa comprando online y esperando que le traigan una caja bonita con lazo». McKee tiene línea directa con los diseñadores de firmas como Armani o Prada y además ejerce de asesora de estilo en las grandes esferas. «Miembros de la realeza, oligarcas o políticos me piden piezas especiales de joyería para regalar», confiesa.

Su ajetreada agenda incluye reuniones, fiestas, cenas y viajes a dos o tres países por semana, lo que no quita que McKee luzca un aspecto impecable –por el que es conocida en la capital británica–. Sus claves son una manicura semanal, visitas a la peluquería de Harrods y una colección de vestidos de Azzedine Alaïa. «En el trabajo vestimos de negro, yo incluida. Los tonos vivos, los zapatos planos y la coleta los reservo para mis días libres. De pequeña, mi hija aplaudía cuando me veía con colores, eso quería decir que podía pasar el día con ella».

Marigay McKee con prendas de la última colección femenina de Tom Ford.

Jorge Monedero

Cenicientas modernas La sala dedicada al calzado vende piezas únicas y diseños a medida. Manolo Blahnik inaugurará en esta planta una nueva boutique este verano.

Jorge Monedero

Trajes de Marchesa, Cavalli, Valentino o Elie Saab creados en exclusiva con motivo de las celebraciones de los 60 años de reinado de la reina Isabel.

Jorge Monedero

A diario, un equipo de cocineros prepara todo tipo de repostería que ofrecen recién salida del horno.

Jorge Monedero

El pescado y marisco se recibe todos los días menos el sábado y el lunes. El mostrador ofrece 150 especies diferentes, con sus datos especificados en cada cartel.

Jorge Monedero

Harrods abrió como un ultramarinos en 1849. Desde entonces el departamento de comida es su arteria principal.

Jorge Monedero

En la sección de alta joyería nunca faltan las orquídeas. Este departamento factura unos 245 millones de euros.

Jorge Monedero

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_