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«Ahora estoy rodando y casi no veo a mis amigos»: Guiomar Puerta y Carlos Cuevas o cómo mantener una carrera meteórica en pandemia

La película ‘El verano que vivimos’ volvió a unir a los dos intérpretes tras la serie ‘45 revoluciones’. De pasado, presente y futuro charlamos con dos jóvenes actores de trayectoria imparable.

Guiomar Puerta y Carlos Cuevas durante la sesión el pasado enero.
Guiomar Puerta y Carlos Cuevas durante la sesión el pasado enero.antártica

A veces, un verano puede cambiarlo todo. A veces, es casi un año el que agita y transforma la vida para siempre. Guiomar Puerta (Bilbao, 28 años) y Carlos Cuevas (Montcada i Reixac, Barcelona, 25 años) han asistido a este cambio doble. Al primero, en el terreno de la ficción, con la película El verano que vivimos. Al segundo, en el de la vida, por cortesía de un virus inesperado. «Para mí ha cambiado la velocidad con la que vivía, todos hemos reducido una marchita y estamos más serenos. Y la fugacidad de las relaciones, que ahora son menores en cuanto a cantidad y de otro calibre. Hemos filtrado con quién nos quedamos», profundiza el actor. A la actriz también le duelen las ‘no relaciones’ y los ‘no viajes’. «Ahora estoy rodando y no me junto con mucha gente, casi no veo a mis amigos. Ese componente de vida social apenas existe. Y está el hecho de que no se pueda viajar… Cosas que nos liberan entre rodaje y rodaje. Estar lejos de la familia es lo peor de todo».

Pero la pandemia no ha podido con unas carreras imparables que se detuvieron solo por un instante. La de Cuevas, durante el mes y medio de confinamiento, por eso en 2020 aglutinó rodajes (que verán la luz en 2021): el de la superproducción televisiva europea Leonardo, sobre Leonardo da Vinci; el de la segunda temporada de Merlí: Sapere aude para Movistar+ (spin-off de la laureada Merlí) y el de la película Donde caben dos, de Paco Caballero. La vuelta de Puerta se demoró unos meses más, hasta que la grabación de la cuarta temporada de la serie Estoy vivo echó el vuelo. «Si ya es muy gratificante que te llamen para un personaje sin tener que hacer una prueba, que lo hagan en mitad de un confinamiento, cuando estás pensando en qué va a ser de ti, es una maravilla. ¡Me volví loca! De hecho, pensé que mi representante me estaba vacilando».

Guiomar, con vestido bustier y camiseta de tirantes, todo de Philosophy di Lorenzo Serafini.
Guiomar, con vestido bustier y camiseta de tirantes, todo de Philosophy di Lorenzo Serafini.antártica

Pero ni con esas ha despegado el ego del suelo. Tampoco Cuevas. «Acabamos de llegar, todavía tenemos que definirnos, aún no hemos demostrado todo lo que podemos hacer y también estamos buscando referentes», relativiza el actor, que se inspira en el arte. «En un fotógrafo, un pintor, un músico… Nos piden que hagamos cosas diferentes y está bien ser vaporosos y absorbentes culturalmente». La actriz –enorme admiradora de Penélope Cruz– tiene el arte en casa: es pareja del pintor urbano Misterpiro. «Gracias a él he descubierto a muchos artistas urbanos españoles emergentes, que están haciendo grandes cosas».

Antes de El verano que vivimos, Guiomar Puerta y Carlos Cuevas han surcado otras vidas. Él fue niño actor: a los cinco años hacía anuncios; a los ocho doblaje y a los nueve se incorporaba a Ventdelplà de TV3. «No sabía que esto era una profesión, para mí era la extraescolar más divertida. Pero enseguida empecé a jugar en ligas en las que me codeaba con mayores y entendí que era una manera de ganarse la vida y no me he planteado ninguna otra opción nunca». A este trabajo lo sucedieron otros tantos en cine, teatro y televisión. Hasta que en 2015 un caramelo endulzó su vida: la serie Merlí. «Fue un proyecto muy bonito y por primera vez se me veía como un pseudoadulto, como un embrión de actor que tiene unos referentes, que estudia y lee, que quiere formar parte de un circuito profesional».

Carlos Cuevas lleva camisa de Lacoste y Guiomar Puerta, camisa de Longchamp.
Carlos Cuevas lleva camisa de Lacoste y Guiomar Puerta, camisa de Longchamp.antártica

Lo de ella fue diferente. Llegó a Madrid desde su Bilbao natal a los 17 con la vocación más abstracta. «Me encantaba el mundo del cine y la televisión, así que decidí elegir lo más genérico, que era Comunicación Audiovisual. Al principio me gustaba el guion, pero luego descubrí que era la interpretación, porque siempre me ofrecía voluntaria para estar delante de las cámaras». Sin saberlo, lo suyo estaba siendo una evolución natural: su padre es guionista y dramaturgo, y su madre, actriz. «La primera vez que me subí a un escenario estaba en su vientre. De pequeña iba de gira con ellos y veía cada función desde el público, ¡me la sabía de memoria! Supongo que eso se me quedó», reflexiona Puerta, que se inició en la serie vasca Goenkale, a la que siguieron Carlos, rey emperador y Derecho a soñar.

No es la primera vez que los dos actores se dan la réplica. En 2019, la serie de televisión 45 revoluciones los presentó, el uno al otro, en la década de los sesenta. La ficción no funcionó en abierto, pero en Netflix tuvo después mejor vida. «Nuestro trabajo termina cuando dicen ‘corten’. Lo demás es azaroso. Era la primera vez que confiaban en mí para encabezar un proyecto y era Madrid. Fue una experiencia chulísima a la que volvería a decir sí», se confiesa él, cuyo último estreno ha sido Alguien tiene que morir, en Netflix, donde aborda su personaje más oscuro. «Como soy rubito y blanquito, me dan siempre los buenos», se lamenta (agradecido). Para ella, 45 revoluciones supuso la oportunidad de dar vida a una mujer dispuesta a romper con las barreras de su época. «Hacen falta más personajes así. Es un referente de la mujer que me gustaría llegar a ser. Ha sido mi proyecto más importante a todos los niveles».

Carlos lleva jersey de Isabel Marant.
Carlos lleva jersey de Isabel Marant.antártica

Por todo esto –ahora sí– la película El verano que vivimos ha sido un bonito reencuentro o, más bien, una continuación. «Fue muy seguido. Pasaron como un par de meses desde que acabamos 45 revoluciones hasta que empezamos la peli», matiza Puerta. «Jugábamos en casa. Había ya esa confianza con Guio”, celebra Cuevas. En esta ocasión, los actores se trasladan a 1998, cuando Isabel (Guiomar Puerta), una estudiante de periodismo que realiza prácticas en un diario local, descubre que un hombre lleva más de 40 años publicando esquelas a una mujer. Esta será la puerta a una investigación y gran historia de amor imposible (la del triángulo formado por Blanca Suárez, Javier Rey y Pablo Molinero) en el verano de 1958 en Jerez de la Frontera. «Guiomar es muy expresiva y sonriente, y ha hecho un personaje muy diferente a ella: maduro, muy reflexivo, con carácter», cuenta el actor casi como tratando de demostrar cuánto la conoce. Puerta también se anima. «Su personaje (el hijo del hombre de las esquelas) no se parece en nada a él. Es más conservador, tiene una vida muy establecida y, en principio, no le interesan sus orígenes». El verano que vivimos pone a prueba la valentía de romper con todo. «Yo sí que me he visto en el lugar de tomar decisiones importantes que suponen un cambio de paradigma en tu vida personal. Creo que está bien lavar la ropa de vez en cuando», se confiesa el actor. Y también atreverse en asuntos del corazón. «Soy apasionada y romántica. ¡Mucho!», reconoce la actriz.

Quedan menos de un mes para la gran fiesta del cine español, que se celebra el próximo 6 de marzo, y las expectativas de Carlos Cuevas son raras. «Se han podido estrenar poquitas cosas, todas estupendas, pero va a ser una gala de los Goya muy desangelada, porque el cine va de gente junta en una sala», lamenta. Guiomar Puerta se solidariza con las dificultades que está atravesando el sector. «No hay que tener miedo, porque las medidas de seguridad se cumplen. Hay que seguir consumiendo cultura: cine, teatro y conciertos. Seguir viviendo como se pueda».

Carlos, con camiseta de Boss y blazer de Gucci, y Guiomar viste camisa y chaqueta cruzada, ambos de Dior.
Carlos, con camiseta de Boss y blazer de Gucci, y Guiomar viste camisa y chaqueta cruzada, ambos de Dior.antártica

Estilismo: Natalia Bengoechea.

Maquillaje y peluquería: Cristo Rodríguez.

Asistente de estilismo: Sergio Martínez de Maya.

Asistente de maquillaje y peluquería: Lucía Vilamalla.

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