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‘Girl crush’ o cómo son las mujeres que gustan a las mujeres

Así se conoce el enamoramiento que sufre una mujer por otra sin implicaciones sexuales. ¿Qué tienen las chicas que más gustan a otras chicas?

gurl
David M. Benett

«Tuve mi primer gran girl crush con una amiga del colegio. Supongo que si tienes casi 9 años y vives en un pueblo, donde lo único que puedes hacer los domingos es sentarte en un banco de la plaza, después de misa, a comer pipas hay mucho, mucho tiempo para hablar y contarse la corta vida que una tiene». Como la escritora Carmen G. de la Cueva, que edita la web La tribu de Frida dedicada al talento femenino, casi todas las mujeres recuerdan el primer flechazo que sintieron por otra niña y casi podrían explicar su biografía enlazando esos cuelgues románticos, tanto reales –la amiga a la que se quiere impresionar en la adolescencia, la mujer algo mayor que nos impresiona a los 20– como proyectados: con Chloe Sevigny, con Winona Ryder, con Robin Wright…

El término en inglés, girl crush, que se refiere a ese enamoramiento no sexual entre mujeres, está en plena circulación. Desde hace años, funciona el hashtag #WomenCrushWednesday, que hace que los miércoles Tumblr y Twitter se llenen de fotos y perfiles de mujeres inspiradoras. Existe una revista, física y digital, llamada Got a Girl Crush, el fanzine, Girl Crush, que dirigía la escritora Thessaly la Force, y hasta acaba de publicarse un libro de colorear para adultos dedicado al tema, con retratos de Alexa Chung, Jennifer Lawrence y Emma Stone, entre muchas otras.

Un sentimiento polémico

No todo el mundo se siente cómodo con la expresión. En su libro No soy ese tipo de chica (Espasa), Lena Dunham, objeto frecuente de este tipo de flechazos, escribe: «Como tengo una hermana lesbiana, encuentro la expresión girl crush ligeramente homofóbica, como si quisiera dejar claro que mi enamoramiento de otra mujer no es sexual sino suave y adorable. O sea, como una chica». Marcie Bianco, periodista estadounidense especializada en temas de género e identidad sexual y activista de la comunidad LGBT, también le tiene tirria al término, que en inglés suele utilizarse para definir los flechazos que se tienen en la infancia. «Esta expresión es muy popular últimamente, pero solo entre las heterosexuales. Jamás he oído a una lesbiana hablar de su girl crush, porque infantiliza sus deseos. Y quizá por eso lo utilizan las heterosexuales, porque connota que es algo inocuo y no real», apunta.

Tim P. Whitby

Taylor Swift y Karlie Kloss en el desfile de Victoria’s Secret.

Getty Images

El debate se ha reverdecido desde que se estrenó la tercera temporada de Orange is the New Black y miles de mujeres empezaron a inundar las redes sociales con sus declaraciones de amor por Ruby Rose, la tatuada actriz, modelo y dj australiana que se autodefine como «de género fluido». Existe un meme que circula por ahí con fotos de la intérprete, que da vida al personaje de Stella, y el texto: «Cuando crees que eres heterosexual pero te pone Ruby Rose», algo de lo que se han mofado muchas voces de colectivos homosexuales y transexuales, alertando: «Declarar tu amor por una mujer no te convierte instantáneamente en guay o atrevida».

Territorios ambiguos

Ana Llurba, editora que solo publica a mujeres –muchas de ellas, objeto de flechazos intelectuales– en su microsello Honolulu Books defiende la expresión, que utiliza a menudo. «No comparto que girl crush sea un concepto homófobo. Es más, como soy una inmigrante, heterosexual y pobre, yo misma me siento representada por algunas variantes discursivas de la teoría queer, pero nunca diría que esos discursos son heterófobos o clasistas», dice, a la vez que se declara partidaria «de los territorios ambiguos y fronterizos, tanto en la literatura como en la amistad». Los flechazos que confiesa haber sentido Llurba son bastante representativos de su generación, que se sitúa ahora en mitad de los 30. De adolescente se colgó de Mayim Bialik en Blossom, de Claire Danes en Es mi vida, de Kirsten Dunst en Entrevista con el vampiro, de Winona Ryder en Sirenas y de Juliette Lewis en El cabo del miedo. Disfrutó del flechazo mutuo de Enid y Rebecca (Scarlett Johansson y Thora Birch en Ghost World) y, más recientemente, del filme Frances Ha, una película que también destaca García de la Cueva como buen ejemplo de un girl crush: «Frances (Greta Gerwig) ha encontrado en Sophie (Mickey Sumner) su alma gemela, la persona con la que pasar toda una vida sin cansarse. Pero cuando ésta le dice que se muda de piso, a Frances se le rompe el corazón como si hubiera sido el amor de su vida quien la abandonase. Estoy enamorada de ella, y si me la encontrase ahora mismo por Sevilla, donde vivo, me la llevaría a casa y le leería poemas de Emily Dickinson. ¿Acaso girl crush no es, precisamente, sentir que esa chica contiene parte de la esencia de lo que somos y de lo que queremos ser?».

Bianco lo explica de manera un poco menos poética pero igualmente esclarecedora. «Los crushes entran dentro del territorio de lo que yo llamo el ‘paradigma BuFu’, es decir Be You /Fuck You. Hay una línea muy fina entre querer acostarse con alguien y querer ser esa persona».

Cómics, ‘fanzines’, libros para colorear… El fenómeno ha alcanzado todo tipo de manifestaciones culturales.

A la psicóloga e investigadora Jenna Glover le intrigaba el tema. «Yo había experimentado relaciones muy íntimas y cercanas con otras mujeres, que parecían más intensas que la amistad pero no eran románticas, así que quería saber cómo funcionaban». Por eso y porque, según ella, «históricamente las féminas han sido ignoradas en la investigación psicológica», le dedicó su tesis de doctorado, titulada La vida interpersonal de las jóvenes adultas: un estudio de la amistad apasionada. Y llegó a la conclusión de que, entre otras cosas, los girl crushes adolescentes son de lo más saludable. «Su primera función es que ofrecen apoyo social y proporcionan un lugar en el que explorar partes de tu identidad. Tienen un efecto similar a las relaciones románticas a la hora de ayudarte a preparar para la edad adulta, pero además, en mi investigación descubrí que las chicas que tienen estas amistades apasionadas gestionan mejor sus relaciones cuando son adultas que las que no las tienen», apunta.

Las cómicas llevan ventaja

Si se echa un vistazo a los hashtags #girlcrush o #womencrushwednesday, aparecen mujeres conocidas de todo tipo. Hay, por ejemplo, un alud de fotos de Julianne Moore, Emma Stone y Christina Hendricks –algo tienen las pelirrojas–. Aunque últimamente, como detectó un artículo en el Washington Post titulado «Amy Schumer y el auge del women crush», son las cómicas quienes encarnan ese ideal de la mejor amiga imaginaria. La citada Schumer, que estrena el 14 de agosto que viene Y de repente tú provoca hiperventilación entre ellas, al igual que lo hacen Anna Kendrick, la protagonista de Dando la nota, que mantiene una cuenta de Twitter tan sardónica como autoflagelante, Mindy Kaling e Ilana Glazer y Abbi Jacobson, las creadoras de la serie Broad City. «¡Son como nosotras! Se susurran entre ellas. Que es como decir que son brillantes. Y hasta parece que comen», señala la autora del artículo. Ampliando al terreno patrio, habría que añadir a la nómina a Leticia Dolera y a Cristina Teva, la presentadora del programa Tentaciones, de Canal Plus, que siempre aparecen en las conversaciones sobre mujeres-que-gustan-a-las-mujeres.

¿Qué tienen en común todas ellas? Según Wendy Williams, que en su web Girl Crush escribe perfiles de las chicas a las que admira, «nos identifican con aquellas que dominan lo que hacen pero a la vez presentan un sentido de vulnerabilidad. La vida es complicada y casi siempre la superamos a duras penas, así que encontramos coraje y fuerza en otras que comparten obstáculos similares». Será por eso que Tina Fey provoca más girl crushes que, pongamos, Angelina Jolie, tan aparentemente perfecta que resulta difícil espejarse en ella o imaginársela en un chat de Whatsapp comentando Juego de Tronos.

Portada de la publicación ‘Got a girl crush’.

D.R.

Nivel de aceptación

Santiago Mollinedo trabaja en la empresa Personality Media, que se encarga de medir el nivel de aceptación de los personajes públicos. También aconseja a empresas que quieren asociarse con ellos, qué famosas puntúan alto entre las mujeres en valores como la confianza o el atractivo. Según su experiencia, son aquellas «que tienen algo que decir» y de las que se percibe que se han ganado su éxito y no les ha llegado únicamente por su belleza o sus relaciones. Y ahí entran María León y Adriana Ugarte –ambas en alza– pero también Inma Cuesta, Amaia Salamanca y la consabida Paula Echevarría, con sus cientos de miles de seguidoras en las redes. En cambio, hay otras como Cristina Pedroche, que puntúan mucho mejor entre hombres que entre mujeres. Ésta tiene hasta un 20% de suspensos entre el público femenino y está viviendo lo que años antes le ocurría a Elsa Pataky, según Mollinedo. «Se puede decir que solo los hombres les ríen las gracias». En el caso de la actriz, su imagen cambió cuando se convirtió en madre y ahora fluctúa en cada una de las mediciones, que la empresa realiza cada tres meses.

A la hora de hablar de «mujeres que gustan a las mujeres», sin embargo, no conviene caer en lo previsible. No son Keira Knightley ni Sienna Miller, por citar dos actrices de las que siempre se presume que gustan más a ellas que a ellos, quienes venden más revistas femeninas cuando aparecen en portada, sino Rihanna, según el recuento que publica anualmente el Women’s Wear Daily. Su portada en el Vogue estadounidense de marzo de 2014 funcionó bastante mejor comercialmente que la de marzo de 2015, que protagonizaron dos amigas que viven en un eterno girl crush, Taylor Swift y Karlie Kloss.

La última figura en redimirse entre el público femenino no es otra que Kim Kardashian. Se ha ganado al menos a un segmento concreto al ser percibida como una buena hija (por su apoyo a Caytlin Jenner, antaño su padrastro Bruce) y una buena madre, algo que siempre ayuda, según Mollinedo, pero también al exhibir su capacidad de encaje ante las críticas, humildad y sentido del humor. Cuando apareció hace unas semanas en un programa de la radio pública estadounidense, muchos de sus suscriptores, que mantienen esa venerable y hasta cierto punto elitista emisora con sus donaciones, amenazaron con darse de baja. La defensora del oyente le echó un capote: «Fue sorprendente y generosa, teniendo en cuenta cuántas veces se la ha criticado a ella y a su clan en ese mismo programa». Además, «tuvo un par de buenos chistes». Ah, la risa, la verdadera base de cualquier girl crush que se precie.

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