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Fátima de Burnay, pasión retro

Firma los tocados made in Spain con más pedigrí. Tan exquisitos como su autora, suelen agotarse en Barney’s New York.

Fátima de Burnay

En pleno barrio de Chamberí, Fátima de Burnay tiene su hogar y su taller. En el portal de al lado de Kala, su mítica tienda de complementos –que cerró hace año y medio tras una década de vida–, Burnay encontró su lugar en 2007. Techos altos con molduras, luz a raudales y suelos de noble madera son el marco perfecto en el que brillan sus muebles, que igual proceden de herencia familiar como de los contenedores de la calle. «Me encanta descubrir tesoros abandonados y darles otra vida», comenta esta diseñadora, que iba para historiadora de Arte, mientras recuerda el origen de una deliciosa vitrina de madera en cuyo interior cuelga uno de sus últimos tocados sobre un dibujo de Wolf Vostell.

En un colorista perchero en su dormitorio reposan sus etiquetas fetiche: Marni, Missoni, Cortana y Sybilla. «Adoro el vintage de Lotta o Corachán y Delgado y los zapatos masculinos modelo derby de Robert Clergerie, Paul Smith y Maison Martin Margiela», confiesa Burnay, que también declara su admiración por Philip Treacy y Stephen Jones. «Mi vestidor es una mezcla de ropa heredada y de segunda mano con algunas nuevas compras de básicos o piezas especiales de temporada. Mi shopping se guía por puro instinto y está muy alejado de las tendencias que marcan las pasarelas», explica. Se fija mucho en las texturas, en las tonalidades y en los estampados. «Son estos los que me enamoran realmente», confiesa. Venera un abrigo de terciopelo de su abuela, pero también invierte de vez en cuándo en prendas atemporales de Zara. «Soy atrevida con los colores y no digo que no al rojo vivo o al amarillo. Kenneth Jay Lane y Monica Vinader figuran en mi joyero junto a anillos heredados». El bolso es, en cambio, un accesorio del que suele prescindir. A cambio, no renuncia a vestir su cabeza con una boina o un sombrero de día «y algo más sofisticado por la tarde o por la noche».

Ahora prepara su próxima colección de tocados para la tienda de Elena Benarroch. Será una pop up que abrirá sus puertas el 15 de Abril con 40 exclusivos tocados con formas geométricas.

Perchero con una chaqueta modelo Bar de Dior, vestido caftán rosa con ribete beis de Dior y tocados vintage.

Germán Sáiz

Un tocadiscos de los años 70. Sobre ella, tocado de Fátima y cartera de lentejuelas de Zara.

Germán Sáiz

En la vitrina. Dos tocados de Fátima elaborados con rafia: uno lleva además gasa y el otro, crin. Son de la colección que se venderá en la tienda de Elena Benarroch. Dibujo de Wolf Vostell y curiosidades.

Germán Sáiz

Masculino singular. Mesa antigua decorada con fotos familiares. En el suelo, zapatos derby de sus firmas preferidas: Robert Clergerie, Paul Smith, Maison Martin Margiela y Carmina.

Germán Sáiz

Tres detalles de moda: sandalias de estampado animal y flores de Jimmy Choo, brazalete de pasta retro y gargantilla con cabeza de serpiente de los años 80.

Germán Sáiz

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