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Escuelas de sexo: ¿necesitamos clases de repaso?

Sexo oral, anal, masturbación o cursos de seducción son algunas de las asignaturas que imparten estas academias, cada vez más numerosas, y que prometen licenciarnos en lujuria.

cover rita escuelas sexo
Everett

La idea de aprender lo que los humanos venimos haciendo instintivamente desde hace cuatro millones de años parece absurda, sin embargo algo ocurre con nuestra raza en la que el instinto, tal vez ahogado por la sociedad o las excesivas normas, no siempre es cien por cien fiable y ocurre que llega un momento en la vida en el que debemos recurrir al aprendizaje de las cosas más simples. Si el yoga nos enseña de nuevo a respirar, los nutricionistas a dejar de comer basura –algo que por cierto, los animales nunca harían- y los entrenadores personales a andar, estar de pie o correr correctamente, ¿qué tiene de extraño que muchas personas vayan a academias de sexo a dominar la técnica de la felación o el cunnilingus y que cambien los cuadernos y los ordenadores por penes o vaginas de goma, lubricantes, muñecas hinchables o bolas chinas?

Ahora que el sexo se ha puesto de moda y es tendencia, muchos quieren estar a la última y, tras hacer un breve ejercicio de humildad y reconocer que hay algunas asignaturas que todavía se resisten, se apuntan a algún curso o academia de sexualidad, que empiezan a proliferar como setas en otoño. Muchos dirán que el sexo siempre ha estado de moda. Cuando empecé a trabajar en las revistas femeninas, había una ley no escrita que decía que cada número debía incluir un reportaje sobre esta materia. Claro que la filosofía de entonces era la de la superwoman de los 90, con hombreras y máxima eficacia, también en posición horizontal. Se daba por hecho que se disfrutaba en el sexo, lo que se quería era hacerlo más y mejor, tomar la iniciativa, pasarse la noche enlazando orgasmos y levantarse al día siguiente para volver al exitoso trabajo. Luego vino una etapa en la que no se habló del tema por algún tiempo. No me pregunten por qué, para retomar de nuevo el asunto pero desde otra perspectiva, yo diría que menos arrogante, menos de barra de bar, “vale, reconozco que no siempre me lo paso bien, a veces hasta me lo paso mal. Tratemos de encontrar una solución”. Aquí es donde entran en juego estos nuevos centros educativos que tratan de enseñar lo que la madre naturaleza no pudo explicarnos en profundidad, o que tal vez perdimos la oportunidad de aprender, porque ese día estábamos enfermos y no fuimos ir al colegio.

En Moscú existe ya una escuela de sexo llamada Seks. cuyo lema es tolka praktika -solo práctica- y con asignaturas tan sugerentes como: Sexo anal con placer, Orgasmo masculino, Sexo oral. Cómo ser una garganta profunda con éxito, las 100 mejores técnicas del sexo o Sexo Tailandés, donde las alumnas aprenden a controlar los músculos de sus vaginas para que éstas estén más apretadas y haya más placer en la penetración. La academia que ha creado la psicóloga y sexóloga Yekaterina Lyubimov es bastante exclusiva, cara –las clases de tres horas y media cuestan 100 €– y está dirigida exclusivamente a mujeres. A juzgar por sus consignas, la filosofía que subyace en el centro es la de proveer a las chicas de un arsenal de destrucción masiva para mantener al hombre contento, amarrado y adicto a ellas. La escuela es todo un éxito y cada mes pasan por sus clases alrededor de 1.000 chicas. El curso de sexo oral es el más demandado y además de en Moscú, tienen sedes en San Petesburgo y Moldavia. Seks quiere expandirse y busca lugar de asentamiento en nuestro país. Ibiza y Tenerife son las ciudades que barajan para establecerse.
 

©Samuel Goldwyn Films/courtesy

Carla Cugino, profesora sexual en ‘Elektra Luxx’.

Everett

Los que tengan afán de aprender no tiene que esperar a que Lyubimov desembarque en nuestro país con sus penes de goma, que se adhieren a un espejo, y nos enseñe a chupar. Hace un año que en Barcelona ha abierto Sex Academy, la primera academia de sexualidad de España, que incluye también, entre sus muchos cursos, monográficos de sexo oral, con la diferencia de que aquí los hay para mujeres, hombres y gays. Las chicas y los homosexuales aprenden y practican con un helado Twister, que luego acaban engullendo. Los heteros, en el taller de cunnilingus, no emplean melones – como muchos estarán ya pensando-, sino vaginas de goma. A Laila Pilgren, de origen danés y que ha vivido en diferentes países, se le ocurrió la idea porque “veía que había un nicho vacío en esto de la educación sexual. Están los amigos y luego el profesional, pero no había nada intermedio. Quería hacer algo lúdico, al margen de psicólogos o sexólogos, a los que se acude cuando hay un problema. Hay mucha gente, que sin llegar a tener problemas, quiere aprender o profundizar más en algo. La educación sexual se debería dar en los institutos. Pero lo que hay en España se limita a que una persona aparece un día por clase y les da una charla a los chicos, centrada casi siempre en los peligros del sexo –embarazos no deseados, enfermedades de trasmisión sexual-, pero nunca en la parte positiva y de disfrute”.

Los talleres de este centro son variados: De seducción, Sexualidad en pareja, Baile sensual con una parte de striptease, Narrativa erótica exprés, Mami sexy, Cómo encontrar pareja, Sexo anal para gays… Aunque los más solicitados, según Laila, son los de felación para mujeres y el de seducción para hombres. Los precios son también más asequibles que los de su competencia rusa y varían entorno a los 15-30 € por un taller de hora y media.

Claro que si uno quiere un tratamiento más personalizado, clases particulares, deberá recurrir a un sex coach, figura muy popular ya en EEUU y Reino Unido, que te guiará paso a paso hacía la senda del placer. Los sex life coaches, se implican todavía más y muchas veces presencian los actos sexuales de sus alumnos para ver por si mismos sus fallos, problemas y avances. Betty Dodson, la abuela de la masturbación, como se conoce a esta octogenaria, sexóloga y feminista, fue pionera en este campo, ya que en los años 70 empezó a reunir grupos de mujeres para enseñarles a conocer sus genitales y las técnicas de masturbación, causando no poco escándalo en la sociedad estadounidense.

Betty todavía tiene consulta en Nueva York, donde se sienta junto a sus alumnas, tumbadas con las piernas abiertas y con un espejo frente a sus partes, para guiarlas en el arte del sexo autosuficiente, tan poco practicado por las mujeres. Betty sostiene que la responsabilidad por la satisfacción sexual está en manos de cada persona. Una máxima tremendamente positiva y esperanzadora para periodos de soledad y desencanto.

Eric Amaranth, discípulo de Dodson, es junto con Amy Jo Goddard, uno de los sex coach más afamados de Nueva York. Eric es de los que toma notas a los pies de la cama, mientras sus alumnos se afanan en la tarea, aunque sin llegar a mantener nunca relaciones con ellos, como especifica en su web y como hacía Helen Hunt en Las sesiones (2012), película en la que interpreta a una terapeuta sexual que ayuda a un periodista y poeta tetrapléjico y con un pulmón artificial (John Hawkes) a perder la virginidad.

Eric nos aclara los beneficios de este tipo de terapia en vivo y en directo que, sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a seguir. Las principales ventajas de las sesiones guiadas –así es como él llama a la supervisión de la actividad sexual de sus clientes- es que se aprende mucho más rápido porque puedo detectar las cosas cuando llegan y supervisar a la gente en el momento preciso. Hay muchos asuntos que solo pueden descubrirse así porque el alumno no siempre cuenta la verdad y a veces no sabe ni siquiera que eso está sucediendo. Pero no todo el mundo está preparado para esto, por eso existen también las sesiones teóricas, en las que el sexo no tiene lugar y solo se habla o se hacen demostraciones con juguetes y artilugios eróticos”. Eric sostiene que todos los problemas sexuales tienen solución: “la diferencia es que para algunos es fácil y para otros lleva más tiempo”. La mayoría de sus clientes quieren mejorar su vida sexual, tener un sexo más apasionante, hacer cosas que desearían pero no se atreven a hacer “muchas mujeres viene para experimentar el primer orgasmo”, dice Eric, “o para mejorarlos y los hombres por problemas de eyaculación precoz y para rendir mejor sexualmente”.

Los que dominan ya el abecé de la sexualidad occidental y quieren expandir sus conocimientos, recurren habitualmente al tantra. Munindra Nath, maestro tántrico y creador de la escuela Tantraway, imparte talleres y clases particulares en toda España sobre este tipo de sexualidad. Munindra explica el por qué de este interés por otras formas de entender la sexualidad. “La gente sabe lo que ofrece el sexo, tal y como la conocemos aquí, pero este no nos proporciona siempre las respuestas que buscamos. A través de la sexualidad tántrica se despierta la energía psicosexual que influye en una mejor calidad de vida. Cuando tenemos una actitud meditativa en el sexo -y por esto se entiende que no dejamos que el orgasmo simplemente ocurra, sino que, en cierta manera, lo dirigimos- se trasciende el puro placer y se llega a la eliminación de muchos miedos y tabúes que constriñen nuestra existencia”.

Mientras unos ingresan en cursos avanzados y aprenden otros idiomas eróticos, otros están todavía en parvulitos. No importa, para ellos también hay escuelas, como Aquarion, en Nieuwegein, Holanda. Allí ofrecen todo tipo de consejo para iniciarse o mejorar la vida sexual y aquí si llegan a la metodología empleada por Ellen Hunt en Las sesiones, ya que proporcionan “soporte en las relaciones íntimas con nosotros o con la pareja” según dicen en su web. La escuela se hizo famosa a raíz de un documental que hizo la cadena inglesa Channel 4 en el 2007, en el que James Riley, un tímido hombre de 26 años, todavía virgen, se iniciaba en el sexo gracias a los consejos y practicas de las profesionales esta escuela. Ya saben lo que siempre se dice: nunca es tarde para aprender.

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