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7 formas de encajar una crítica (sea constructiva o no)

Pese a que tenemos tendencia a criticar, no sabemos encajar las críticas sin sentirnos frustrados o ponernos a la defensiva.

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Tenemos una tendencia natural a criticar. Generalmente, lo hacemos a espaldas de la gente, o gracias a Twitter y otras redes detrás de una identidad digital, aunque también solemos hacer críticas a las personas de nuestro entorno, con mejor o peor intención. Sin embargo, aunque la crítica es algo muy común, aceptarla de forma positiva no lo es tanto. De hecho, un estudio de 2017 realizado por investigadores de las universidades de Harvard y de Carolina del Norte desvelaba que, en el ambiente laboral, las críticas pueden llegar a cambiar el comportamiento de los trabajadores… pero no para bien, sino haciendo lo posible por evitar a las personas que suelen criticar su labor. Es decir: que las críticas se observan con desconfianza y no como una oportunidad de mejora.

Tal y como explica el psicólogo Manuel Antolín Gutiérrez, “recibir críticas negativas es fundamentalmente un golpe en las costillas a nuestro ego”. De hecho, tiene hasta una serie de síntomas físicos. Así lo explica el psicólogo experto en motivación Adam Grant en uno de sus podcast para las charlas TED, que insiste en que durante una crítica nuestro cuerpo responde poniéndose tenso, con una respiración menos profunda y el ego se siente tan amenazado que comienza a limitar la información que deja entrar a nuestra mente.

Asimismo la psicóloga Tamara de la Rosa reflexiona que las críticas “nos hacen sentir inseguros, vulnerables y muchas veces atacados. Por eso normalmente ante una crítica respondemos a la defensiva, y en el peor de los casos, utilizamos la violencia. Lo cierto es que se necesitan grandes dosis de confianza y seguridad para aceptar la opinión de los demás sin dañar nuestra autoestima”.

Por ello, para que recibir críticas no sea un momento de angustia a evitar, sino una forma de crecimiento personal, los expertos aportan algunos consejos clave:

1. Identificar si se trata de una crítica constructiva: Aceptar críticas no se trata de dejarnos llevar por todas las opiniones de los demás, ni tampoco de convertirse en un blanco fácil para derruir nuestra autoestima. De esta forma, el primer paso será identificar qué críticas son realmente constructivas. Como aporta Tamara de la Rosa “hay quien no tiene reparo en hacer críticas demoledoras con la intención de hacer daño”. Pese a ello, no se trata de ir con el escudo puesto, sino que “por higiene mental, debemos interpretarlas siempre como constructivas hasta que se demuestre lo contrario”. En este sentido la psicóloga insiste en que “podemos estar de acuerdo o no con lo que se critica, pero tenemos que aceptar las opiniones de otros a pesar de ser contrarias a las nuestras”.

2. Mejorar nuestra asertividad: Teniendo en cuenta que habrá críticas que sean constructivas y otras que no, lo que siempre se podrá mejorar será nuestra forma a reaccionar a las mismas, para que no sea violenta ni a la defensiva. Como explica Manuel Antolín, “recibir bien una crítica es una habilidad social”, y por ello “las personas más asertivas y empáticas pueden manejar mejor las críticas que aquellas que tienen dificultades para establecer buenas relaciones con los demás”. De esta forma la situación siempre será menos tensa, sobre todo si esa persona nos importa o tenemos que encontrarnos con asiduidad.

3. Superar nuestra frustración ante el fracaso: En muchas ocasiones no nos importa el contenido de la crítica, sino el hecho de que sentimos esa valoración negativa como un fracaso con el que no sabemos cómo lidiar y por eso reaccionamos de una forma tan negativa. “Vivimos en una sociedad donde se sobrevalora el éxito y se menosprecia el fracaso. Por esto, no aceptamos que fallamos y nos molesta que nos lo recuerden”, aporta Tamara de la Rosa. En este sentido “son muchas las personas que, para evitar la crítica, son capaces de renunciar a proyectos, sueños o incluso se conforman con una vida que no les hace felices porque es la forma más segura de prevenir la crítica por parte de los demás”. Para ello, de la Rosa valora que hay que superar este tipo de ideas tóxicas, ya que “exigirnos tanto a nosotros mismos y a los demás no es saludable”.

4. No tener una mentalidad fija: Como explica Manuel Antolín, “una persona con mentalidad fija piensa que es así y no puede cambiar, si le dices lo que no le gusta de ella, siente que la estás invalidando y gestionará mal las críticas”. Es por ello que el primer paso será aprender a flexibilizar nuestros pensamientos, y no quedarnos con el típico “es que yo soy así”. En este sentido, el psicólogo reflexiona que “una persona con mentalidad de crecimiento toma las críticas como una oportunidad de desarrollo, piensa que las personas podemos cambiar, sólo hay que identificar los aspectos de mejora y ponerse sobre ellos”.

5. No identificarse con el error: Todos cometemos errores porque nadie es perfecto, pero esos errores no son lo único que nos definen. “Los errores no deben avergonzarnos. Solo aprender de ellos para no estar cometiendo el mismo repetidamente”, insiste Tamara de la Rosa, recordando que “no eres un error. Eres una persona que ha cometido un error”. Es por ello que la experta apunta que hay que matizar que “lo que nos causa dolor no es lo que nos dicen, sino como interpretamos eso que nos dicen”. Y por ello no confundirnos con nuestros actos puntuales es fundamental.

6. Aprender a identificar el contexto: Interpretar una crítica no solo se basa en entender lo que nos dicen, sino también en cuándo y por qué nos lo dicen, de forma que podamos entender si esa crítica tiene que ver con nosotros o en realidad están más relacionadas con el contexto personal de la otra persona. Como ejemplo, Manuel Antolín expone que si nuestro superior nos critica con los tiempos de plazos o entregas “si trato de ver más allá de las palabras, tal vez pueda ver las cosas con más claridad”, observando otros datos como que por ejemplo “esa persona está mal con todo el mundo, se queda hasta tarde a trabajar y nos presiona a todos mucho con los plazos”. En un caso como ese no se trata de tomarse la crítica como un ataque personal, aunque será recomendable igualmente intentar entregar los proyectos más rápido.

7. Pedir consejo a la persona que nos critica: A veces la crítica en sí misma no nos aporta suficiente información respecto a qué es lo que podemos cambiar o mejorar. Es por ello que en vez de asentir y rumiar la información a solas, será mejor preguntar directamente a la otra persona por qué nos hace esa crítica y qué podemos hacer para mejorar. A este respecto, Tamara de la Rosa asegura que “pedir consejo no significa que le estés dando la razón. Ya decidirás si sigues esos consejos o no. Recuerda que, a pesar del mal concepto que se tiene de la crítica, bien gestionada es una excelente fuente de información”, concluye la experta.

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