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Duelo de diseñadores

La Asociación de Creadores de Moda de España se convierte durante un mes en galería con La vitrina de la moda, una muestra en la que seis firmas exhiben su trabajo y su química.

Duelo de diseñadores

Un nuevo mecenazgo. Ése es el punto de partida de la exposición La vitrina de la moda de ACME (Asociación de Creadores de Moda de España), que se puede visitar en esta institución madrileña hasta el 23 de diciembre. «Cuando llegué a la sede, me fijé en el escaparate a pie de calle que tiene el edificio. Pensé que sería fantástico utilizarlo para que se vistiera con el trabajo de tres asociados, y que estos, a su vez, invitaran a tres emergentes para que establecieran un diálogo creativo», nos cuenta Pepa Bueno, directora ejecutiva de la organización desde hace un año.

De los 50 miembros que la componen, para esta primera edición –«porque vamos a organizar más», puntualiza Bueno– llamaron a Roberto Etxeberria, quien contactó con la creadora de vestidos-joya Talia Baker; Ion Fiz, quien hizo lo propio con la sombrerera Biliana Borissova, y el joyero Anton Heunis, quien le pidió al modisto Ulises Mérida que le acompañara.

Gran apertura. Nos dan la oportunidad de descubrir los seis maniquís en exclusiva, y que sus autores nos los expliquen antes de que se muestren al público.

Roberto Etxeberria es el primero en llegar. Entra con el móvil en la mano, hablando con una clienta sobre la confección de un esmoquin hecho íntegramente en pitón. Al terminar, se dirige a uno de los bustos para colocar el abrigo de caballero de astracán negro que él expondrá. «Soy el primer diseñador masculino que entra en ACME. Aunque a veces también realice modelos para mujer, igual que mis compañeros hacen sus incursiones en el mundo masculino», afirma. Y nos aclara por qué ha escogido esta prenda y a su compañera en el proyecto. «Desde el primer momento pensé en Talia Baker. La conozco, fue mi becaria, y su trabajo es alucinante. Hacía tiempo que no veía nada tan brutal, creo que soy yo quien complementa su trabajo y no a la inversa», dice con entusiasmo. «Además, me impresiona cómo, a partir de la experimentación con el ganchillo, consigue crear nuevos volúmenes». Talia lo mira mientras arregla su diseño inspirado en la barrera coralina. «Son arandelas que extraje tras cortar milimétricamente una manguera y que luego tejí». Le preguntamos sobre el tiempo que tardó en hacerlo. «Es imposible calcularlo, cada 10 centímetros cuadrados llevan tres horas de trabajo», explica la ganadora de la última edición del Premio Internacional de la Moda Hempel y el primer premio en la FdModa-LCI.

Cara a la galería De izquierda a derecha, los trabajos de Anton Heunis, Ulises Mérida, Ion Fiz, Biliana Borissova, Etxeberria y Talia Baker.

Pablo Zamora

Anton Heunis –el último nombre en entrar en la asociación y el segundo joyero, tras Helena Rohner– también se incorpora al escenario. «Me ofrecieron participar una semana después de llegar. Yo no sé decir que no a un proyecto, así que comencé a preparar este babero», dice mientras finaliza su obra delante de nosotros. «Está compuesto por algunos de mis diseños más representativos. Sobre todo los que combinan cadenas masculinas con delicadas flores de cristal», señala Heunis, quien cuenta con 400 puntos de venta en todo el mundo. De su taller madrileño, donde produce toda su obra, salen mensualmente «entre 3.000 y 4.000 piezas», explica.

Ulises Mérida instala un elegante vestido rojo junto al brillante arnés. «Me llamó porque hablamos el mismo lenguaje. Yo uso tejidos que no se asocian a vestidos tan femeninos, que es lo que él hace con las cadenas en la joyería», puntualiza el creador, quien ahora trabaja en una línea cápsula de accesorios para Acosta.

Como una conversación entre dos divas del cine clásico, así son los diseños de Ion Fiz y Biliana Borissova. «Es de recibo que los diseñadores nos ayudemos. Aunque la gente no lo crea, en nuestro sector hay mucha solidaridad», apunta el creador vasco. A su lado, la sombrerera con la que colabora desde hace cinco años, Biliana Borissova, crea un cuerpo con su última línea de tocados. «Todavía no hay ningún sombrerero en la asociación, espero ser la primera», confiesa. Hasta 2010, ella se dedicó a la arqueología, ahora su trabajo es tan cotizado que aparecerá en la próxima película de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche. «Está ambientada en 1910 y la protagoniza Juliette Binoche. Cuando fui personalmente a probarle los tocados, me puse a temblar como una estudiante», dice con una amplia sonrisa.

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