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A mediados de agosto la bahía de Cádiz se llena de decenas de veleros. Forman parte de la regata Gipsy Gin, una competición que este año celebrará su segunda edición. Y es que esta ginebra artesanal con sede en el Puerto de Santa María se ha hecho rápidamente un hueco en todo el circuito nacional de barcos. No es para menos. "Una parte de los beneficios que obtenemos se invierte en recuperar embarcaciones clásicas", apunta Eduardo Lacave, director general de la firma. Para ello han decidido homenajear al Gipsy, un legendario velero de 1927 que aún sigue navegando y da nombre a sus dos destilados. La asociación entre náutica y buen beber también ha hecho que Glenmorangie, el reconocido whisky escocés de las Highlands, acabe de presentar una edición especial llamada Tuiga, en honor al centenario yate construido para el duque de Medinaceli en uno de los armadores de la isla. Hoy día se desliza por las aguas del Mediterráneo y se puede ver en el Yacht Club de Mónaco.