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Celos retrospectivos: los peligros de compararnos con la expareja de nuestra pareja

Cuando los celos vienen del pasado pueden ser más difíciles de manejar para ambos miembros de la pareja.

"Los celos empiezan a ser un problema cuando no se gestionan" -Judith Viudes (psicóloga).
"Los celos empiezan a ser un problema cuando no se gestionan" -Judith Viudes (psicóloga).Getty Images (Getty Images/iStockphoto)

La mayoría de los españoles ha tenido una media de tres parejas sexuales a lo largo de su vida, según datos de Statista de 2018. Aunque ojo, que un nada despreciable 12 por ciento dice superar las 20 parejas sexuales. Lejos queda ya la idea de llegar virgen al matrimonio. En el siglo XXI, casi todos asumimos que las primeras veces no son con la persona definitiva (si es que ahora existe  ese concepto) y que aprendemos a amar y a disfrutar de la vida sexual por el camino: nos quedamos en las relaciones el tiempo en que nos aportan y los dejamos cuando ya nos restan. Así, cuando llega una persona que parece que podría ser ese “algo más” nos entra la duda: ¿cuánto de mi vida pasada debo compartir y desvelar? 

No se trata de una duda fácil de resolver y hay opiniones para todos los gustos. El psicólogo Fernando Villadangos  insiste en que el error a la hora de hablarle a nuestra actual pareja de la anterior no está tanto en ubicar a la otra persona en nuestro pasado emocional sino en pasarse con los detalles. “Se suele tomar como una señal de amor y confianza y lo único que se consigue es crear inseguridad por comparación”.  En contrapartida, la también psicóloga  Judith Viudes matiza que compartir nuestro pasado sexual puede provocar diferentes reacciones emocionales dependiendo del carácter del otro: «Si se tiene una buena comunicación asertiva y una buena gestión de la inteligencia emocional puede ser beneficioso y positivo, pero tendremos que delimitar muy bien qué contamos y para qué, y, sobre todo, si ambas partes desean dar y recibir esa información”.

¿Qué pasa si no lo gestionamos bien? Es entonces cuando pueden aparecer los llamados “celos retrospectivos”. Es decir, los celos no sobre posibles infidelidades, sino por la comparación que hacemos con los ex de nuestra pareja. “Estos celos se presentan de manera recurrente en la relación y aparecen en forma de miedos e inseguridades que nos genera la otra persona que formó parte de la vida de nuestra pareja” resume Viudes.

Una buena educación sexual y afectiva de base

Como señala Villadangos, en cuestión de celos “hay mucho de lo que hablar porque falta una educación afectivo sexual de base.” De hecho, parece que hombres y mujeres ni si quiera tenemos el mismo concepto sobre los celos. Un estudio, publicado en la revista ‘Psychological Science’ ya señaló hace algunos años que seguimos influenciados por una parte evolutiva, por lo que ellos son más celosos de los detalles sexuales, y ellas de los emocionales. En concreto, este texto resumía que “los machos muestran más angustia que las hembras en los casos de infidelidad sexual debido a la perciben amenaza a su función reproductiva, y en las hembras hay más angustia que en los machos en casos de infidelidad emocional, al percibir una posible pérdida de un protector para su descendencia”.

Con una perspectiva más actual, el sondeo de 40dB. para EL PAÍS apuntaba a que pese a la importancia que dan los monógamos a la fidelidad, solo un 8% de las parejas dicen que los celos se dan mucho o bastante en sus relaciones.

De cualquier forma, lo importante es entender, como señala Judith Viudes que los celos son solo una emoción más y que el quid de la cuestión está en aprender a gestionarlos. “Los celos no pueden eliminarse de nuestro repertorio emocional. Aunque se trata de una emoción desagradable, los celos traen un mensaje al que atender y se puede aprender a gestionarlos”, insiste la experta.

¿Cuándo hay motivos para sentir celos?

Mucho se ha hablado de celos, pero ¿hay alguna diferencia si los celos vienen de tu ex? “Se trata de celos peligrosos porque la inseguridad proviene del pasado vivido por tu pareja. Eso suele hacerlos más intensos porque proceden de algo que ya no existe o de personas que han sido parejas anteriores a las que se considera una amenaza”, apunta Villadangos.

Al igual que en los celos en general, tener una baja autoestima o más inseguridades nos hace más propensos a tener que manejar este tipo de emociones. Por ello, según Viudes, “aparecen inseguridades recurrentes, miedos desproporcionados y comparativas constantes entre la relación actual y las pasadas de su pareja”. De la misma forma, “estos celos también pueden aparecer por condicionamiento, es decir, por haber vivido previamente una mala experiencia con alguna pareja pasada y en relación a su ex pareja. O incluso, como motivo real «si la pareja actual habla con frecuencia de sus ex parejas y entra en detalles o en comparativas con su pareja actual.”

Y es que, por norma general, aunque la amenaza percibida no sea real, el motivo de nuestra inseguridad puede serlo. Como añade Villadangos, muchas personas cometen el error de comparar lo que tienen con lo que tuvieron, por ejemplo: “mi exnovio duraba más en el sexo” y ya tenemos una brecha en la autoestima masculina. O “con mi exnovia lo hacíamos con más frecuencia”. Son errores muy comunes. Por el contrario, nos cuesta más reforzar lo positivo de la nueva pareja, por ejemplo: “Nunca nadie me hizo sentir tan bien como tú”, relata el experto.

Superar los traumas pasados

De esta forma, los expertos coinciden en señalar que los problemas no vienen de ninguna emoción por sí misma, porque no hay emociones buenas o malas, sino que la cosa se puede complicar cuando no trabajamos correctamente esas emociones y acabamos teniendo actitudes que pueden ser tóxicas tanto para uno mismo, como para la pareja.

“Los celos empiezan a ser un problema cuando aparecen de forma recurrente, obsesiva y desadaptativa, es decir, cuando no se gestionan.  En estos casos pueden desembocar en conductas muy tóxicas de excesivo control sobre la pareja, interrogatorios constantes sobre el pasado, una desconfianza persistente sobre la relación o sospechas reiteradas sobre su pareja y su ex relación”, explica Judith Viudes a este respecto.

Como insiste Villadangos por su parte, lo mejor es ser claros al respecto. “Si alguien se reconoce celoso es importante abordarlo con claridad y reconocer que ya es un problema en sí mismo y que no es algo normal. Dialogar ayudará a manejarlo mejor y ver claramente si hay motivos o no”.

En el caso de ser la pareja celosa podemos tener más cuidado con los comentarios y detalles del pasado o con la forma de relacionarnos con nuestras antiguas relaciones de una forma que sea cómoda y respetuosa para ambos. Eso sí, tampoco cediendo en actitudes tóxicas. “En ningún caso hay que adaptarse a una persona celosa y darle, por ejemplo, todas tus contraseñas para que quede tranquilo. Solamente van a empeorar las cosas porque los celos se sustentan en algo irreal y crean excusas falsas para dudar. No tienen final”, recuerda Villadangos.

Si por el contrario somos la persona celosa, lo primero es ser capaces de identificar esta emoción, reconocer cuáles son los motivos y saber cómo comunicarlo asertivamente a la pareja. “La comunicación asertiva y la responsabilidad mutua es clave para poder abordar cualquier problemática en una relación de pareja”, recuerda Viudes.

Aun así, hay veces que por muy buena intención que tengamos, nos faltan herramientas para salir del bucle y no sabemos cómo arreglarlo.  “En estos casos, es importante que se acuda a terapia psicológica para poder trabajarlo tanto de forma individual como en pareja.  Muchas veces caemos en el error de creer que solo una de las partes tiene que acudir al profesional, cuándo lo cierto es que ambas partes lo están sufriendo de manera distinta y su abordaje tiene que ser particular y la vez, conjunto con la pareja”, finaliza Viudes.

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