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Bordar no es cosa del pasado y estas 10 cuentas de Instagram te lo demuestran

Asociado durante siglos a una imposición social de ‘lo femenino’, hoy en día lo seguimos haciendo, pero modernizando el estilo y sin que nadie nos lo imponga.

bordadosok

En 1984 Rozsika Parker, historiadora del arte y fundadora de The Feminist Art History Collective, publicó un interesante libro titulado The Subversive Stitch: Embroidery and the Making of the Feminine (La puntada subversiva: el bordado y la construcción de lo femenino) en el que analizaba la historia del bordado relacionándolo con la feminidad y la función social de las mujeres a lo largo de la historia. En él, la autora desmonta la creencia de que las mujeres bordaban porque “eran femeninas por naturaleza” y explica cómo la creación de la feminidad es algo que se ha construido sociológicamente y que es cambiante dependiendo de cada cultura, el estatus social o el paso del tiempo. Pero como suele decirse, no hay mal que por bien no venga, y aunque el bordado era una actividad impuesta, también era un método de evasión con el que se desarrollaba la creatividad y se creaban vínculos con otras mujeres, ya que era quizás el único momento en el que podían reunirse y tener un espacio para ellas mismas. En círculos de más categoría social, el tiempo que se dedicaba a bordar se aprovechaba además para la reflexión, ya que solía incluir lecturas en voz alta. Con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando, y llegó el día en que las sufragistas, pioneras en tantas cosas, también bordaron, pero esta vez banderas y estandartes con consignas pidiendo el voto para la mujer.

Hoy día, al igual que ha ocurrido con otras prácticas relacionadas con la artesanía, el bordado ha encontrado de nuevo un sitio en la apretada agenda femenina actual y muchas mujeres han decidido coger un bastidor, un trozo de tela y enhebrar la aguja de nuevo, convirtiéndose en uno de los hobbies de moda, e incluso en una forma de ganarse la vida. Más allá de los posibles beneficios económicos, lo que son indudables son los beneficios psicológicos que aporta una actividad manual como esta, que nos ayuda a estimular la imaginación y a liberarnos del estrés, además de aportar claridad mental y hasta mejorar nuestra autoestima. Y como en el siglo XXI todo lo que se hace, se muestra, las redes sociales se han convertido en el escaparate perfecto donde presumir de esas creaciones que principalmente exigen dos cosas: tiempo y paciencia.

Si introducimos en Instagram el hashtag #embroidery (bordado) veremos cómo aparecen más de 4.000.000 de publicaciones. Si les echamos un vistazo rápido, comprobaremos que sigue habiendo lugar para el bordado más clásico, ese que siempre hemos asociado con nuestras abuelas y de carácter más tradicional, pero también nos encontraremos con otro tipo de bordado inspirado en iconos actuales y que le debe mucho a otras disciplinas, como el diseño gráfico o la ilustración.

Sheena Liam: @times.new.romance,

Una muestra de ello son las creaciones de esta modelo asiática residente en Los Ángeles, que comenzó a bordar para matar el tiempo en esas largas pausas que las modelos sufren durante las sesiones de fotos.

Sheena realiza primero los dibujos, en los que recrea mujeres actuales en situaciones cotidianas, y después los borda, siempre en hilo negro sobre tela blanca. Tiene un estilo muy personal, y su seña de identidad es la manera en la que representa el pelo de sus mujeres, que suele salir del espacio bordado propiamente dicho en forma de largos hilos que imitan mechones de pelo o incluso trenzas.Actualmente compagina su trabajo como modelo con su afición como bordadora.

Meghan Willis: @tsurubride

Esta estadounidense también trabaja en la industria de la moda durante el día, y se dedica a bordar por la noche. Su principal leitmotiv es la sensualidad y la desnudez, sobre todo le gusta inmortalizar el momento de desvestirse, por lo que sus personajes son “cazados” y cosidos en el momento de quitarse la ropa. Tiene además una página web donde vende algunas de sus creaciones.

Sarah Benning: @sarahkbenning

Otra de las grandes embajadoras del bordado, un hobby que se ha convertido en su modo de vida. Esta estadounidense licenciada en Bellas Artes, residente durante un tiempo en Menorca, se ha especializado en el bordado de plantas molonas como la Monstera, y su número de fans no para de crecer (más de 440.000 solo en Instagram). Gracias a ello imparte talleres por todo el mundo, vendiendo además sus patrones a través de la comunidad craft Etsy. En su caso el dibujo inicial es casi lo más importante. Normalmente realiza primero los esbozos en papel y luego los pasa a la tela, donde comienza el proceso de cosido. Suele realizar varios bordados a la vez, y solo en completar uno de ellos puede tardar unas doce horas.

Lindsay Swearingen, @tuskandcardinal

También vende sus patrones. Nació en Colorado pero vive en el norte de California, y desde allí, vía redes sociales como Instagram, enseña al mundo sus bordados, casi siempre sobre tela negra, donde suele plasmar todo tipo de motivos florales o animales, pero con un estilo muy actual, incluso a veces con un punto surrealista.

Carrie Violet: @memorialstitches.

Más que surrealistas las creaciones de esta inglesa son inquietantes,  con un aire gótico y mucha inspiración decimonónica. Algo así como si las ilustraciones de Edward Gorey se pasaran por aguja e hilo. Aunque la naturaleza, casi siempre plantas y flores, también aparece en sus bastidores, lo que más sorprenden son elementos que cose de forma recurrente, como murciélagos, ojos que lloran, mujeres lánguidas, manos, casas tenebrosas o ataúdes que portan mensajes como “It’s already gone”. No vende sus patrones pero sí pone a la venta de vez en cuando alguno de sus bordados.

@corinnesleight

Más colorido y geométrico es el bordado de esta británica, que reconoce que cogió un día la aguja por casualidad, sin mucha fe en su destreza, y a día de hoy no podría vivir sin dar puntadas. También llenas de color, y con un punto naïve, son las creaciones de la joven Kelly Ryan, @kellryan. Aunque suele bordar plantas, su trabajo es también muy personal, ya que utiliza colores muy vivos e hilos muy gruesos en bordados donde suele triunfar el “horror vacui”.

Y las plantas son una vez más protagonistas en la obra de @slow_stitch_sophie, pero esta vez aparecen en composiciones a veces descentradas formadas a base de intrincados bordados con infinidad de hilos de distintos colores que, sin embargo, dan un resultado sorprendentemente real y uniforme.

En nuestro país Yolanda Andrés, @yolandaandresandres es una de esas apasionadas del bordado que tiene incluso su propio taller a pie de calle, donde imparte cursos en los que enseña a bordar. Su gran mesa siempre está llena de mujeres, y hombres, dispuestos a ganarle la batalla a la aguja, y, sobre todo, a relajarse pasando un buen rato. Yolanda borda prácticamente cualquier cosa y sobre cualquier cosa, y vende muchas de sus creaciones a través de su página web.

Otra conocida bordadora residente en nuestro país, más concretamente en Barcelona, es la argentina Loly Ghirardi, @srtalylo. Diseñadora gráfica de profesión pero amante de la creación manual, se introdujo hace unos años en el mundo del bordado y lo que empezó como un hobby se ha convertido también en un trabajo, habiendo realizado ya encargos para numerosos clientes. Uno de ellos ha sido la creación de una colección de patrones para DMC, la marca de hilos que cualquier bordadora adora. También imparte clases.

Pero no solo hay mujeres bordadoras, también los hombres han perdido el miedo a la aguja y ya se puede hablar de “manbroidery”. Uno de ellos es @stitchguy, un japonés que estudió moda y ha trabajado como diseñador de ropa para músicos y artistas, y que un buen día se metió de lleno en el mundo del bordado realizando elegantes creaciones de temática gay.

También japonés es Makoto Oozu que ha publicado un libro titulado Mega Mini Punto de Cruz, editado en nuestro país por Gustavo Gili, donde ha recogido 900 diseños de pequeño formato realizados con la técnica del punto de cruz. El libro también incluye los patrones de cada uno de los bordados y algo de información sobre los materiales básicos y consejos para iniciarse en el punto de cruz. El francés Charles Henry, @_charleshenry_, comparte su pasión por el bordado con su pareja, Elin Petronella, @petronella.art. Juntos son Le Kadre y también imparten talleres. En su página web venden algunas de sus creaciones, muchas de ellas verdaderas obras de arte que representan edificios contemporáneos donde no falta detalle. La locura por el bordado está servida.

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