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Atena, por Ana Pastor

“Acaba de ser condenada a doce años de cárcel en Irán por una caricatura que hizo hace un año y que colgó en Facebook”.

ana
Corbis / Cordon Press

Tiene una sonrisa muy parecida en casi todas las fotografías que aparecen en las redes sociales. Limpia. Amplia. Tanto, que hace que sus ojos se arqueen suavemente. Ojos negros remarcados por una línea del mismo color y cejas muy anchas. Buscando alguna imagen más me doy cuenta de que lleva el pelo muy corto. En las primeras lo lleva cubierto por un velo negro. Se llama Atena Farghadani, es iraní y tiene 28 años. La dulce expresión de su cara hace difícil verla como un peligro para su país, Irán. Sin embargo, acaba de ser condenada nada menos que a doce años de cárcel por una caricatura que hizo hace un año y que colgó en Facebook. En ese dibujo aparecían varios políticos de su país en plena votación. Atena había sustituido sus caras por cabezas de animales… al más puro estilo Rebelión en la granja. Quería hacer así una crítica a algunas de las leyes más polémicas que se estaban votando entonces, como el control de la natalidad y el endurecimiento de las condiciones del divorcio.

A Atena la acusan de «ser un peligro para la seguridad nacional», «difundir propaganda contra el sistema», «insultar a miembros del Parlamento mediante pinturas» e «insultar al Líder Supremo». Doce años. Doce años de cárcel. Por una caricatura. Hace más de un año ya fue detenida en lo que parecía un primer intento claro de amedrentarla. Pero no lo consiguieron. Cuando salió, grabó un vídeo que difundió a través de las redes sociales en el que denunciaba que la policía la golpeó y la tuvo varios días incomunicada. Y esa denuncia fue demasiado para el régimen. Fue detenida de nuevo y acusada de nuevos delitos. Además, se la confinó en una prisión de delincuentes comunes y peligrosos, ninguno de ellos presos de conciencia. Por eso decidió iniciar una huelga de hambre hasta que fue trasladada a otra prisión.

Allí llegó con la salud física muy debilitada y allí ha sido donde ha recibido la terrible noticia de la condena a doce años. La organización Amnistía Internacional, que ha seguido muy de cerca el caso, y exige su inmediata liberación, dice que su vida corre peligro y denuncia que la condena es muy superior a lo que ya establece la ley nacional para el tipo de delitos de los que es acusada (siete años). Su caso no es único e incluso hay algunos más graves. Otra joven que comparte nombre con ella, Atena Daemi, ha sido condenada a catorce años de cárcel por su activismo en favor de los derechos humanos en su país. Participar en varias manifestaciones pacíficas y sus comentarios en Facebook contra la pena de muerte sirvieron de excusa al régimen para detenerla y juzgarla en solo quince minutos. En el último momento además se añadió un delito de ocultación de pruebas por no haber querido entregar las claves de las redes sociales y del correo electrónico de un amigo que también es un defensor público de los derechos humanos. Irán, siglo XXI, un país que ha despertado algunas esperanzas de cambio con la llegada del nuevo presidente, Hasán Rouhaní, pero que con hechos como los que afectan a Atena Farghadani, Atena Daemi y a muchos otros ciudadanos, demuestra que la esperanza se ha convertido en una mentira.

Atena Farghadani está en la cárcel por esta caricatura, en la que representaba a los políticos iraníes como animales, según denuncia Amnistía Internacional.

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