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10 restaurantes de comida sana que merece la pena probar en octubre

De veganos a flexitarianos, pasando por los que tan sólo aman todo lo que la huerta pueda ofrecerles: la oferta saludable va en aumento y hay menús para todos los gustos

The Greenhouse, en Barcelona.
The Greenhouse, en Barcelona.

El otoño viene cargado de buenas intenciones y ánimos de purgar los excesos de cervezas y tapas del terraceo en vacaciones. Para que la conversión a lo saludable nos dure más que el moreno conviene no castigarse. En cuestiones de dieta, subir la apuesta por frutas y verduras no está reñido con una cocina creativa, sabrosa y colorista, que haga al comensal disfrutar: estos restaurantes son la prueba. Aunque el número de locales que basan sus menús en productos de la huerta no para de aumentar, esto no equivale a desterrar carne y pescado de las cartas necesariamente. De veganos a flexitarianos pasando por gente que sólo quiere comer fuera de casa lo más equilibrado posible, hay oferta para todos los gustos en el planeta healthy.

The Greenhouse, Barcelona

El nuevo restaurante del Hotel Pulitzer, cerca de Plaza Cataluña, está planteado como un lugar para darse un respiro en el centro de la ciudad, con sus amplios ventanales, decoración zen y plantas colgantes. La cocina, a cargo del chef australiano Damien Bolger, tiene a las verduras como estrella pero también saca partido de las carnes de proximidad y los pescados traídos de la lonja.Tartar de gambas de Palamós con rábanos, crème fraîche y vinagreta de su cabeza, tomates con jugo de fresa fermentada y pluma de ibérico, ajo negro, yogur y nabo son algunas de las propuestas. El menú del día no llega a 20 euros y varía según lo que ofrezca el mercado en cada temporada.

The Greenhouse en Barcelona.
The Greenhouse en Barcelona.

Gustu, Bilbao
Este restaurante, de comida orgánica y producción local, reivindica que lo saludable no está reñido con la buena mesa. Una filosofía que también traslada a los talleres sobre alimentación y asesoría nutricional que imparte. Su carta, en esencia vegetariana, se organiza en diversos menús. El del día, de unos 15 euros, combina un plato principal –quinoa con acelgas rellenas de requesón de anarcados o estofado de lentejas son algunos ejemplos– con sopas o cremas de verduras, licuados o bien ensalada y postre. También hay menú detox, con té kukicha como bebida, y gourmet, donde el plato fuerte son los canelones crudiveganos.

Bon Lloc, Mallorca
Propuestas coloristas y veteranía son las bazas del primer restaurante vegetariano de Mallorca, que lleva desde 1978 desmintiendo con el ejemplo que no comer carne tenga que ser aburrido. La carta combina la inspiración balear con platos más viajados: de los mezze o entrantes como el paté de guisantes o la sobrasada de boniato, a la caponata mallorquina o el curri tailandés. Además del menú del día, cuenta con una nueva carta de noches elaborada con el asesoramiento de Toni Rodríguez, del obrador Lujuria Vegana. Mención aparte merecen los postres, pura gula con propuestas como piña y almendras envueltas en pasta filo sobre crema de chocolate o el cheesecake de cerezas con helado de pistacho.

Teresa Carles, Lérida
Teresa Carles, nombre del restaurante y de la dueña, procede de una familia de payeses de Lérida. Hace ya casi cuarenta años que abrió su primer restaurante vegetariano en la ciudad, El Paradís, y desde entonces la marca que desarrolló junto a su marido, Ramon Barri, no para de multiplicarse. El Teresa Carles también tiene sucursal en Barcelona: destacan las ensaladas al gusto, diferentes tapas veggies y pasta artesana de elaboración propia como canelones rellenos de setas o parpadelle al pesto rojo con verduritas al wok. En la capital catalana, cuentan con el Flax&Kale, un restaurante flexivegetariano que cede un 20% de la carta a platos con pescado azul. En el resto mandan los vegetales.

Teresa Carles lleva 40 años dedicada a la comida vegetariana.
Teresa Carles lleva 40 años dedicada a la comida vegetariana.

Trinquete, Tudela
Un restaurante que vende “autenticidad y verduras recién cortadas” de su propio huerto, el lugar donde empieza su cocina. El menú degustación de verduras, de 39 euros, incluye seis platos más postre y varía en función de la temporada. En la actualidad ofrece borraja, pimientos de cristal asados a la leña, hoja de acelga rellena de cremita de gambas y tomates frescos, entre otros productos que da la tierra por estas fechas, tratados con mimo. Como es habitual en la zona, la carta no prescinde de pescados y carnes, presentes en un menú del día más barato. Lo que viene a demostrar que el verdadero lujo es disfrutar de lo que se planta en la Rivera del Ebro.

El jardín de los dragones, Murcia
Un restaurante, este sí, vegano al cien por cien, que ha cosechado buenas críticas también entre la clientela generalista gracias a un ambiente joven y sus platos imaginativos. Baos rellenos de setas, edamame (vainas de soja) con chile dulce o ensalada siria de humus y carpaccio de calabacín son algunas de las especialidades. Las propuestas están al alcance de cualquier bolsillo –se puede comer por diez euros– y cuenta con una selección de cervezas artesanas.

El huerto de Lucas, Madrid
Un proyecto “ecogastrocultural” en el barrio de Chueca, en definición propia. Combina un mercado ecológico con cantina y cafetería en una superfície de 450 metros cuadrados, donde también se organizan eventos. El compromiso es que lo que allí se vende y se sirve se ha producido de forma respetuosa con el medioambiente y está libre de pesticidas artificiales, fertilizantes y transgénicos. La materia prima es de primera calidad, además de saludable. En el mercado hay pescado, procedente de la acuicultura multifuncional, carne al corte, criada de forma sostenible, y charcutería de embutidos artesanales. En la cantina brillan opciones vegetarianas como los dips para picar pero también encontrarás tacos de carne mechada de puchero, ceviche de lubina y entrecot, aunque de happy cow según juran. El precio medio a la carta oscila entre 20 y 30 euros.

El huerto de Lucas en Madrid.
El huerto de Lucas en Madrid.

Kimpira, Valencia
Este restaurante macrobiótico parte de la base, según explica en su web, que en el pasado el cocinero y el médico no fueron “personas separadas”. Dicho de otro modo, que la buena salud empieza en la mesa. La carta, asequible y no muy extensa, incluye diferentes tipos de ensaladas, bravas de yuca y paté vegetal como entrantes. Como platos principales destacan las hamburguesas: de maíz, con sabor a mar o el emparedado vegano kimpiburger. Cuenta con menús infantiles y del día. Este último está compuesto por sopa o crema, plato principal basado en cereales, legumbres o proteína vegetal, verduras, pickles o encurtidos y algas.

Raíces, Granada
Abierto en 1982, llevó el vegetarianismo a Granada. Su carta apuesta por una cocina casera y saludable que también da cabida a platos típicos de la gastronomía andaluza como el gazpacho, el ajoblanco o la pipirrana. Destaca por una amplia selección de bebidas, donde cervezas y vino quedan reforzados por propuestas healthy como el agua de chufas, zumos depurativos, tés y demás infusiones. El menú del día cuesta entre 10 y 13 euros, en función de si opta por uno o dos platos principales.

Somos lo que comemos, Tenerife
Toda una declaración de principios para un restaurante vegano en el centro de La Laguna que apuesta por la cocina casera a buen precio. Hacen ensaladas, cremas de verduras, tortillas y guisos como estofado de seitán o potaje de sarraceno. Los postres son suculentos y van desde mousse de plátano con chocolate al tiramisú a la tarta de café con leche. El local es tranquilo y la ambientación cien por cien canaria.

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