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Voces que visten mucho

Las grandes estrellas femeninas de la radio nos reciben en sus estudios y nos explican qué relación tienen con la moda en el día a día.

Pepa Fernández
Germán Sáiz

Algunas, en su relación con la moda, se definen como caóticas; otras, como coquetas, perezosas, exigentes, entregadas, convencidas, inseguras, con y sin complejos, con deseos. Las estrellas femeninas de la radio española, al contrario de las que trabajan en televisión, tienen que apañárselas a solas en su día a día, sin estilistas. Sus voces hablan por ellas y sus timbres son la única pista que conecta con la imaginación del oyente. A partir de ahí todo son cábalas: deducir cómo van vestidas forma parte de la adivinanza. Un dato que puede llevar a descifrar el acertijo: todas creen que la ropa es indispensable, pero no es lo más importante a la hora de definir la imagen de una persona.

Aunque para la foto se calzó unos buenos stillettos, Pepa Fernández asegura que los tacones se los pone en contadas ocasiones: «Si me duelen los pies, soy incapaz de pensar». Quizá precisamente por eso, por una suerte de ley de compensación estilística, confiesa que hay otro complemento del que no puede prescindir: los maxibolsos que, por cierto, tiene repartidos entre sus cinco armarios repletos de ropa y accesorios. No es de las que tira prendas, «sobre todo aquellas a las que asocio a un buen momento de mi vida», y se considera «genial peinando tiendas». La periodista, que presenta todas las mañanas del fin de semana No es un día cualquiera en RNE, sabe qué va a llevar a un acto con bastante antelación, y se desquicia cuando cree que no tiene nada que ponerse.

Otras curiosidades: hace 20 años que usa la misma talla, nunca lleva la ropa interior desconjuntada y a la radio va sin maquillar. Si pudiera meterse en el armario de alguien, sería el de Isabel Preysler, «para ver si es tan espectacular como se rumorea»; y si pudiera escoger un look total, sería de Chanel. ¿Lo que más detesta comprar? Los bañadores. ¿Y un complejo superado? Las piernas largas. «Antes siempre me las tapaba», comenta.

Julia fue al trabajo con vestido de Isabel de Pedro, reloj de Chanel, gafas y sandalias, todo de Max Mara.

Germán Sáiz

Julia Otero tampoco tiene complejos. Cuando trabajaba en Radio Miramar, a los 20 años, se levantaba a las cinco de la mañana. La hora temprana no impedía que llegara al estudio con el eyeliner y la máscara de pestañas puestos. Ya apuntaba maneras. «Lo que llevamos nos define, así que no se puede frivolizar con eso», puntualiza. La periodista no tiene ningún problema en aceptar públicamente que le encanta la ropa y que nunca se baja del tacón. Le gusta la moda desde niña: «Cuando no tenía un duro, también me preocupaba por mi vestimenta. Siempre he sabido adaptarme a los tiempos y a la economía». Con los años ha desarrollado un particular sentido del ridículo «que hace que no me ponga nada que no vaya acorde con mi edad». Probablemente por eso, no improvisa jamás cuando ha de acudir a un evento y describe su armario con los calificativos «admisible y confortable». Lo que no le perdona a la moda son las guerras producidas por el tallaje. «Es indecente que se promocionen tallas imposibles, más relacionadas con la falta de salud que con la estética», finaliza.

Àngels, con ‘look’ propio: camisa de Voneka, pantalón de 7 For All Making.

Germán Sáiz

La conductora de Hora 25, de la Cadena SER, Àngels Barceló tiene otras quejas: «No soporto el trato que se da en algunas tiendas y tampoco me gusta probarme la ropa in situ». Por eso, desde que descubrió las ventajas de comprar por Internet –ropa interior incluida– se ha hecho adicta al shopping online. Siente una debilidad especial por los zapatos –«Me pongo tacones incluso cuando no debería»– y cuenta con un look que, según dice, nunca falla: «Un vaquero, unas botas de tacón y una camisa que me tape las caderas», justo el estilismo con el que acude a esta sesión de fotos. «Nunca tiro nada. Guardo hasta vaqueros de cintura alta, podría ir vintage todo el día», confiesa. Improvisa bastante a la hora de vestirse y solo se maquilla, aunque no a diario, con un poco de máscara de pestañas.

Isabel nos recibió con este vestido de Massimo Dutti.

Germán Sáiz

Isabel Gemio comparte con Àngels el amor por los zapatos. Según comenta, de su pasado televisivo conserva una gran habilidad para caminar con tacones. «Desde las alturas te sientes siempre más poderosa», argumenta. Mantiene una sana y provechosa relación con su armario (que le gustaría tener más pulcramente ordenado, «por colores, por chaquetas, por trajes»). Ya no se pone minis, ni colores estridentes y cada día se gasta menos en ropa. «Tengo demasiada y con el tiempo aprendo a elegir mejor, a ser más elegante». Ha aunado su pasión por la moda con la solidaridad, gracias a Adeem, una asociación de jóvenes diseñadores, que ha creado con otros socios «para ayudarles a comercializar su marca, Sbelia, en beneficio de mi fundación», que investiga las distrofias musculares y otras enfermedades raras.

Blusón de Marina Rinaldi, zapatos de Aperlai. Anillo de Elena Rohner.

Germán Sáiz

Días antes de la entrevista, Montserrat Domínguez viajó a Nueva York a una cita de trabajo. Se levantó a las seis de la mañana para hacer, veloz, la maleta. Así que nunca sabe lo que va a ponerse «antes de», algo que le suele provocar cierta ansiedad. Confiesa remediar un mal día yendo de compras: «Tiene un efecto balsámico». Sueña, como tantas, con un vestidor organizado y se metería a cotillear, si pudiera, en el de Tilda Swinton. Se conoce lo suficiente a sí misma como para saber que luce bien los escotes, y que nunca la verán con pantalones de tiro bajo ni con minifaldas. Detalle importante: se perfuma antes de empezar cada programa de radio.

‘Blazer’ de Sportmax, ‘jeans’ de Marni, sandalias de Aperlai.

Germán Sáiz

A Gemma Nierga no le gustan sus piernas, así que nada de faldas cortas. Su estilo ganador es un vestido evasé negro. «Puedo tener cinco casi idénticos», asegura. No se arregla especialmente para trabajar en la radio y pagaría porque le dieran hecho lo del estilismo, cuando lo necesita. «Soy práctica pero insegura. Nunca sé si me estoy equivocando o no, y soy un desastre cuando voy de compras», confiesa. «Me da pereza, no le presto atención. Sin embargo, me agrada ver a alguien que ha dedicado tiempo a su atuendo». Si la dejaran, se trasladaría a Mad Men. «Es un look divertido, muy femenino».

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