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Arquitecta de formación y diseñadora de producto, Fernández Ramos tenía experiencia en la realización de instalaciones espaciales y proyectos colaborativos, así que no lo supuso un problema imaginar un proyecto de estas características. "Me encantaban – y me encantan – los maravillosos playgrounds de Toshiko Horiuchi, las intervenciones en el espacio público con elementos tejidos a mano que inició Magda Sayeg, las tradiciones populares como la realización de alfombras con flores en el suelo, o cuando se llenan los balcones de colchas y mantones para la celebración del Corpus", explica a S Moda. Ella, que es hija de maestros rurales en el pueblo y que siente como suyo a Valverde de la Vera (ahora vive en Madrid), decidió lanzar el proyecto cuando desde el pueblo le pidieron hacer una exposición de sus trabajos y apostó, en su lugar, por un proyecto que involucrase a toda la comunidad. Como cuando era niña y grababa cortometrajes con sus compañeros de la escuela del pueblo, pero en versión tejido en comunidad. "En ese momento estaba reformando una antigua casa de mi familia en el Valle del Jerte, y en homenaje a mi abuela quise incorporar motivos tejidos como los que ella realizaba en la arquitectura de la vivienda, en los huecos de las barandillas", aclara la ideóloga, que con este proyecto buscó hacer visible ese arte invisible y doméstico de las mujeres. "Tratamos de mantener un saber tan precioso. Sacar a la esfera pública un trabajo elaborado tradicionalmente por mujeres para el cuidado de sus hogares, tantas veces infravalorado", aclara.