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‘Toxic’, la canción de Britney Spears que introdujo un concepto clave en la psicología del siglo XXI

El tema, que tiene un papel clave en la película ‘Una mujer prometedora’, ayudó a resignificar un adjetivo que ahora tiende a acompañar a ‘jefe’ o a ‘masculinidad’ antes que a ‘vertido’ o ‘gas’.

britney

Antes de convertirse en la película sorpresa de los Oscar, con cinco nominaciones importantes (Mejor película, dirección, guió original, actriz protagonista y montaje), Una mujer prometedora se dio a conocer con un tráiler que circuló mucho y en el que sonaba una canción clave para la película, una versión instrumental de Toxic de Britney Spears, con arreglos del compositor Anthony Willis.

La canción no es incidental. Tiene un papel importante en la película y estuvo en la cabeza de Emerald Fennell, la directora y guionista de la película, desde su germen, igual que otras como Stars are blind, de Paris Hilton. Lo que hicieron la directora y el compositor para conseguir ese tono tenebroso de la versión que suena fue pedir a un cuarteto de cuerda de Viena que la tocara “como si estuvieran borrachos”. Y después Willis la ralentizó aun más. “De esta manera deja de ser agradable de escuchar. Se convierte en algo físico y visceral”, explicó la cineasta en un artículo sobre la banda sonora de su película en Billboard. A Fennell no le costó mucho convencer a Willis, que estudió con ella en el colegio, para usar Toxic y darle otro aire, mucho más siniestro. “Es una canción fantástica y tiene una letra muy evocadora. Cuando oyes el riff y la melodía, ya te imaginas la palabra ‘tóxico’ aunque no la oigas”, explica el músico en el mismo artículo. Eso es precisamente lo que pretendía Fennell al poner esa canción en el tráiler, que el espectador acudiese sin necesidad de oír el término al universo semántico de las relaciones tóxicas, de los hombres tóxicos.

Aunque parezca inverosímil, Britney Spears es parcialmente responsable de que hoy esa palabra tan ubicua signifique eso y no solo “que contiene veneno o produce envenamiento”, como prescribe la Real Academia Española. En 2018, el diccionario Oxford escogió “toxic” como palabra del año y sus responsables difundieron lo siguiente: “De manera interesante, nuestra investigación sobre la palabra concluyó que el icono del pop Britney Spears tuvo un papel en la popularización del uso metafórico de esta palabra. La letra de su canción Toxic, de 2003, traza una metáfora extensa sobre el amante como droga peligrosa pero adictiva”. “Baby, ¿no ves que estoy llamando? / Un tío como tú debería llevar un aviso / Es peligroso y estoy cayendo”, empieza el tema. Dos estrofas más tarde, la cantante ya está “adicta” y después “es demasiado tarde para dejarlo”.

Fue la compositora Cathy Dennis quien escribió la letra, durante una estancia de una semana en Suecia, en una de las fábricas de hits que operan en el país nórdico, en este caso con los productores Bloodshy & Avant. Inicialmente estaba pensada para Janet Jackson y más tarde se le ofreció a Kylie Minogue que la rechazó. Para Spears fue providencial. No había tenido un hit en cuatro años y con ese tema inspirado en los musicales de Bollywood y el potente vídeo que la acompañaba, en el que aparecía ella vestida de azafata de cómic (un intento de recrear los looks icónicos de sus primeros vídeos) no solo resucitó momentáneamente su carrera sino que legó al inglés, y de paso a muchas otras lenguas una resignificación de la palabra “tóxico”.

Hoy es frecuente ver titulares como El nacionalismo es tóxico (entrevista con Borja Sémper en ICON) o Cuando no se puede acabar con una relación tóxica (S Moda) o Políticos tóxicos que surfean la segunda ola (Expansión). De esta misma semana: «La Generalitat abrirá tres centros para reeducar la masculinidad tóxica» (El Periódico). En la Casa del Libro venden más de 1400 libros con la palabra “tóxico” en el título, casi todos en Ensayo y Autoayuda, tomos como SOS: Tengo un jefe tóxico o Sentimentalismo tóxico: cómo el culto a la emoción pública está corrompiendo nuestra sociedad. La Fundación Civio tiene un mecanismo muy útil para rastrear qué términos se imponen en el discurso público, un motor de búsqueda llamado Verba que recoge todas las veces que se ha usado determinada palabra en una edición del Telediario de TVE, el templo de los medios generalistas, a priori el lugar al que no llega una palabra a no ser que esté muy testada antes en la calle y en otros medios. Pues bien, si escribimos allí “tóxico” vemos que casi todas las veces que se ha utilizado en los últimos años tenía ese uso metafórico, spearsiano. El día 2 de este mismo mes se habló de “ambiente tóxico” en los hogares en una noticia sobre las clases presenciales que han perdido los escolares de todo el mundo, el día 26 del mes pasado “tóxico” apareció en el Telediario en una declaración, en boca del príncipe Harry, que la pronunció varias veces en su entrevista con Oprah para referirse al ambiente que se genera entre la prensa y la monarquía británica. Y poco antes fue la cantante Aitana quien la pronunció, sobre una de sus canciones. En cambio, en 2013 y 2014, los primeros años en los que el Verba ofrece resultados, “tóxico” se usaba exclusivamente en noticias sobre vertidos y gases ídem. El viaje de “tóxico” desde la química a la psicología popular ha sido lento pero ha transcurrido sin desvíos.

En realidad, ese trasvase no arrancó con Britney, aunque fuera ella la que lo llevara al mainstream. “En los ochenta empezamos a ver una serie de libros de autoayuda y sobre dinámicas de oficina que utilizan tóxico como palabra de moda”, apuntaba en 2018 Jeffrey Sherwood, lingüista y editor del diccionario Oxford. “Poco después, emerge la idea de relación tóxica, pero para entonces ya estaba en el aire este uso metafórico, y ahora es cuando ha alcanzado una saturación total”, añadió. En la actualidad, “tóxico” casi siempre acompaña a “relaciones”, pero también a “masculinidad”, a “ambiente”, y hasta a “amigo”. Según John Black, un doctor en Estudios Medievales consultado por la NBC, si la palabra funciona tan bien en la actualidad para señalar todo lo malo es porque hemos desarrollado una idea de las toxinas como algo artificial, invasivo y tramposo, es decir algo que no se detecta hasta que el daño ya está hecho. Y esas connotaciones, cree Black, se han filtrado en la psicología popular. “La palabra tóxico, al contrario que venenoso, describe algo monstruoso y ajeno. Venenoso tiene una asociación con la naturaleza, una hiedra o una serpiente, pero lo tóxico no se distingue tan fácilmente y tiene un aire de misterio. Da más miedo que lo venenoso porque es menos orgánico”. Eso también está en la canción: “Eres tóxico, estoy cayendo con un poco de tu veneno del paraíso. ¿Sabes que eres tóxico?”

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