Todo lo que Tom Ford, nuevo presidente del CFDA, ha aportado a la moda

El hombre que subió la sexualidad más explícita sobre la pasarela estrena cargo. Esta noche presidirá la entrega anual de premios del consejo de diseñadores de moda americanos.

  • Foto: getty images

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    Estudió para ser arquitecto y decorador de interiores, pero Tom Ford decidió que sería diseñador en una noche de revelación, mientras estaba de viaje en Moscú. “Tuve un momento de los que hacen clic a las dos de la mañana; me levanté y pensé ‘siempre he amado la moda’. No tenía ni idea de diseñar, pero sabía dibujar, así que volvía a casa y preparé un libro con bocetos”, le contaba a Fern Mallis hace unos años. Hoy, tras casi tres décadas en la industria y una firma homónima que roza los 2.000 millones de dólares de ingresos anuales, el texano es uno de los nombres más influyentes del panorama.

  • Foto: Natalia Vodianova en Tom Ford para Yves Saint Laurent 0-I 2002/03. Tom y Stella Tennant (2004). Gucci O-I 95/96 / getty images

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    En su estantería presume de siete estatuillas del CFDA (Council of Fashion Designers of America, la asociación con 57 años de historia que agrupa a los diseñadores americanos más importantes) y esta noche estrena cargo como presidente del consejo sucediendo a Diane von Furstenberg. Pero más allá de sus premios (a su carrera como diseñador y como cineasta), Tom Ford puede presumir de una de las trayectorias más influyentes desde que se hiciera con las riendas de Gucci para marcar el estilo de los noventa.

  • Foto: Colecciones de Gucci: las dos primeras, desde la izda., O-I 95/96, P-V 2001 y O-I 2004/05, la última de Tom Ford para la casa / getty images

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    Domenico de Sole, su compañero al frente de los números en Gucci, dijo que cuando ambos llegaron a la casa italiana (que languidecía en la irrelevancia) todo era marrón, redondo y blando. Cuando abandonaron la compañía, en 2004, todo era negro, cuadrado y duro. Un símil muy ilustrativo de lo que significó el huracán Ford para Gucci y para la imaginería de los años noventa, que adoptaron muchos de sus dejes.

  • Foto: Kate Moss, Amber Valletta y Madonna con la primera colección de Tom Ford para Gucci (1995) / getty images

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    Antes del primer desfile, O-I 95/96, el diseñador y de Sole pasaron años organizando las entrañas de Gucci. Algo impensable hoy, cuando un creativo se ve obligado a presentar colección debut con poco margen de maniobra: sirva de ejemplo Alessandro Michele, actual director de la enseña, que entregó su primera colección una semana después de ser nombrado. El primer trabajo de pasarela del desconocido norteamericano tuvo un espaldarazo de gracia cuando Madonna apostó por él en los MTV Video Music Awards. Aquella colección sentó las bases de lo que sería el Gucci de Tom Ford: seda, punto y terciopelo, líneas minimalistas, aberturas, trajes y mucho sexo.

  • Foto: Louise Pedersen y Adam Senn por Mario Testino para la campaña P-V 2003 de Gucci

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    Tom Ford no fue el primero en descubrir que el sexo vende, pero probablemente sí fue el que le sacó más partido. Sufrió ataques por varios frentes: los garantes del orden público y la moral le denunciaron por sus campañas explícitas. El feminismo, por su uso de la mujer como objeto para incrementar ventas.

  • Foto: Carmen Kass e Ivan de Pineda por Mario Testino para la campaña P-V 2003 de Gucci

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    Él ha intentado sacudirse de estas acusaciones en varias ocasiones, quizá con poco éxito ante la evidencia: “También me gusta cosificar a los hombres, pero la cuestión es que en nuestra cultura no puedes mostrar la desnudez masculina de la misma manera que la femenina. Nos sentimos muy cómodos con una cultura que explota a las mujeres y no a los hombres. Aunque yo no lo considero explotación de ninguna manera”, se excusaba en una entrevista en The Guardian. 

  • Foto: getty images

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    Al frente de Yves Saint Laurent (desde 1999) su trayectoria siguió un recorrido similar. Eso sí, en la maison francesa tiró de archivo para hacer suyas las referencias más célebres del couturier. ¿Una de las más evidentes? Su O-I 2004/05, que revisó las colecciones chinas de Saint Laurent. Su espíritu irreverente aterrizó también en la publicidad: para siempre quedará la campaña que Ford ideó para Opium, con una desnudísima y sugerente Sophie Dahl, vestida solo con sandalias y joyas.

  • Foto: Tom Ford e Yves Saint Laurent (2000) / getty images

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    Pero el idilio sobre la pasarela no se tradujo en una relación fluida con Yves Saint Laurent. Cuenta Marie-Dominique Lelièvre en Saint Laurent Chico Malo que el propio Yves le mandó cartas de odio “en solo 13 minutos has destrozado sobre la pasarela mis 40 años de carrera”. A Ford poco le importó.

  • Foto: getty images

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    El estilo personal del hombre que hizo célebre aquello de “vestirse bien es una forma de buenos modales” es impecable. Si alguien se preguntaba si Tom Ford duerme con su esmoquin puesto, la respuesta es no. A veces hasta viste otras prendas: “En casa uso camisetas de Fruit of the Loom… pero hago que me las confeccionen a medida”, bromea.

  • Foto: Colin Firth (2017), Gwyneth Paltrow (2014), Andrew Garfield (2018) y Kim Kardashian (2017) / getty images

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    Sus trajes le han servido de hilo conducto a lo largo de toda su carrera. Cuando lazó su firma homónima, primero con línea masculina, se convirtieron en objeto de deseo con embajadores de excepción como Leonardo Di Caprio o Bradley Cooper.

  • Foto: getty images

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    Su regreso en solitario a la moda femenina fue tan controvertido como toda su carrera. En 2010, en plena expansión del mundo digital, los desfiles en streaming y las redes sociales, el texano decidió una estrategia opuesta a la tendencia. Presentó su primera colección con un evento en Nueva York ante una centena de invitados. Sin cámaras. Una cita íntima en la que Lauren Hutton, Marisa Berenson, Beyoncé o Liya Kebede hicieron de modelos.

  • Foto: cordon press

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    Aclamada es también su carrera en el mundo del cine (con nominación al Oscar incluida). Polifacético como pocos, Ford ha escrito, dirigido y producido dos cintas aclamadas por la crítica: Un hombre soltero (2009) y Animales nocturnos (2016), en las que dejó patente su obsesión por las pelirrojas (Julianne Moore, Amy Adams, Isla Fisher y Ellie Bamber) y por una fotografía cargada de referencias setenteras que ya es seña de la casa.

  • Foto: Gemma Chan y Tom Ford (2019), Gwyneth Paltrow (2012) y Poppy Delevingne (2019) / getty images

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    Sobre la alfombra roja ha firmado algunos de los vestidos más icónicos de los últimos años. ¿Uno de los más influyentes? El modelo blanco con capa que Gwyneth Paltrow llevó a los Oscar en el 2012 y que se ha convertido en recurrente inspiración de estilo.

  • Foto: getty images

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    El imperio del polifacético diseñador va mucho más allá. Además de su codiciada línea de gafas (que produce bajo licencia Marcolin), el grupo Estée Lauder se encarga de gestionar los cosméticos que llevan su nombre. Sus perfumes, tan controvertidos como sus campañas, suelen colgar el cartel de 'agotado', al igual que algunos de los colores fetiche de sus labiales.

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