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Era un “chicazo” y estaba enamorada de otro: el verdadero motivo por el que Camilla Parker Bowles no siguió con el príncipe Carlos

En The Crown cuentan una versión de los hechos. La realidad es bastante diferente.

El príncipe Carlos y Camiila Parker-bowles en 1979.
El príncipe Carlos y Camiila Parker-bowles en 1979.Getty (Tim Graham Photo Library via Get)
Raquel Peláez

¿Fueron los inicios de Carlos y Camilla tal y como plantea la tercera temporada de The Crown? De acuerdo con la serie, Camilla, que entonces todavía se apellidaba Shand, tenía una relación Guadiana con el hombre que después sería su marido durante muchos años, Andrew Parker-Bowles. El aristócrata oficial del ejército británico era un auténtico don Juan, que es como se llamaba antes a los hombres que no pensaban que sus novias mereciesen respeto en forma de fidelidad. En el show de Netflix se muestra cómo Camilla, harta de los revoloteos de Parker-Bowles, decide dar una oportunidad a otro hombre de su círculo que le han presentado en un partido de polo: el príncipe de Gales. Lo que le empuja a tomar esta decisión es descubrir que su amado tiene un lío bastante tórrido con la princesa Anna (es decir, la hermana del príncipe). Y así es como Carlos y Camilla inauguran la tradición de hacerse llamadas (aunque, de momento, no hablan de tampones) y de hacer cenas en el palacio de Buckingham.

En la adaptación televisiva de este romance, la reina madre se da cuenta de que Carlos está empezando a sentirse demasiado atraído por su nueva acompañante y se alía con lord Mountbatten (tío abuelo de Carlos) para impedir que ese afecto siga creciendo. La serie desprende que es una oscura conspiración familiar la que motiva que el príncipe Carlos sea enviado a una misión con la Armada británica durante ocho meses y Camilla acaba volviendo con el que se convertirá en su marido, Parker-Bowles. Pero, ¿sucedió así en realidad? Varias biografías de la familia real británica sostienen que la ahora duquesa de Cornualles, título que adquirió tras casarse con el príncipe Carlos en 2005, fue apartada del entorno del heredero acusándola de «chicazo» o apuntando a su romance con Parker-Bowles, con el que finalmente contraería matrimonio en 1973.

Los orígenes del romance de Camilla y Carlos nunca han estado del todo claros y los miembros de Clarence House no conceden entrevistas ni hacen aclaraciones sobre sus vidas privadas, así que la única forma que existe de saber si todo lo que se narra en la serie sobre este particular es verdadero o no es consultar las biografías no oficiales que existen sobre ambos personajes.

¿Cómo se conoció de verdad la pareja? De acuerdo con la biógrafa real Penny Junor, autora del libro The Duchess: The Untold Story (La Duquesa: la historia no contada), la creencia generalizada de que fue en ese partido de polo del que existen fotos es errónea. En realidad fue una amiga común de ambos llamada Lucia Santa Cruz, a la que Carlos había conocido en Cambridge y cuyo padre era el embajador de Chile en el Reino Unido, la que propició la unión a mediados de los años sesenta.

Al parecer Santa Cruz, que vivía en el piso de arriba de Camilla en Londres, estaba al tanto de lo mucho que sufría su amiga por los flirteos de Andrew Parker-Bowles con otras mujeres. Fue ella quien ideó presentarles, convencida de que se gustarían. Desde luego que fue así.

Uno de los argumentos que Santa Cruz ha ofrecido a Junor para explicar por qué le pareció que podrían encajar es que sabía que a Camilla no le iba a impresionar especialmente la condición de heredero de Carlos. Eso haría que le apreciase como persona, no como miembro de la realeza. “Carlos tenía muchas carencias emocionales y estaba segura de que alguien campechano, divertido y cálido como ella le vendría muy bien”.

Según las informaciones recopiladas por la biógrafa, cuando se encontraron, sí que existía un affair entre la hermana de él (la princesa Ana) y el futuro marido de ella (Parker-Bowles). Lo que probablemente no es cierto es que Camilla se enamorase inmediatamente de Carlos: la autora asegura que el romance no era exclusivo y apenas duró unos seis meses. La relación de Camilla con Parker Bowles, en cambio se extendía ya siete años.

Camilla Parker Bowles y el príncipe Carlos en un estreno en los años sesenta.
Camilla Parker Bowles y el príncipe Carlos en un estreno en los años sesenta.PA Images (PA Images via Getty Images)

“No creo que se enamorase de Carlos en ese momento. Le gustaba mucho y se divertían un montón”, ha contado Junor. “Creo en cambio que él sí se enamoró de ella, pero dudo mucho que pensase ya en matrimonio. Solo tenía 23 años”.

Otra de las teorías que expone The Crown es que la futura señora de Parker Bowles no reunía los requisitos de la novia ideal que los Windsor deseaban para Carlos. Una pariente del príncipe Carlos contó hace diez años a la periodista, colaboradora de la revista Vanity Fair y biógrafa real, Sally Bedell Smith, que había “problemas obvios” con Camilla. Las convenciones de aquel tiempo dictaban que el heredero tenía que casarse con una mujer que pareciese virginal. Camilla Shand estaba muy lejos de eso a los ojos de la monarquía. Los allegados que la describen en esa época de su vida usan de forma recurrente la palabra “tomboy”, algo así como “chicazo”. Según cuenta Bedel Smith, era conocida en los círculos de la alta sociedad por su espíritu festivo, su sentido del humor burlón e irónico y su capacidad para hablar con los hombres de los temas que a ellos les interesaban.

Aunque Camilla no estaba vinculada de forma directa con la familia real, su padre era un militar de alta graduación que proporcionó a ella y a sus hermanos una vida muy cómoda. Durante su niñez vivió en una finca gigantesca en Sussex y acudió a un exclusivísimo colegio llamado Dumbrells. Camilla tenía una excelente relación con su padre, quien la introdujo en costumbres que no se solían asociar a las mujeres, como la caza del zorro.

Durante su adolescencia fue a una de las escuelas más prestigiosas de Londres, la Queen’s Gate School de South Kensington: eso le valió su entrada definitiva en círculos reales. Según otro biógrafo, Christopher Anderson, allí era conocida como Milla. De acuerdo con este autor, sus compañeros de clase ya la recuerdan contando esa historia que algunos años le contaría también al propio Carlos: “Mi bisabuela era amante del rey. Los Shand somos prácticamente de la realeza”.

A los dieciséis años, Camilla acudió a un internado en Suiza y un año más tarde al Institute Britannique de París. Después volvió a Londres, donde por fin conoció al hombre que la llevaría por la calle de la amargura: Parker Bowles. Al parecer la pareja no se aburría ni un segundo: los dos eran igual de aficionados a las juergas. Tanto que esa informalidad con los horarios motivaría que a Camilla la echasen de su primer trabajo, como dependienta en la tienda de decoración Colfax y Fowler. Bailar hasta altas horas de la madrugada le impedía llegar puntual.

Ninguna de estas características la convertían en la candidata ideal para soportar sobre su cabeza el peso de la corona. Esa misión se la encomendarían a Diana Spencer cuando aún no era mayor de edad. Todavía no sabía que sobre la cabeza acabaría llevando también el peso de los cuernos.

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Sobre la firma

Raquel Peláez
Licenciada en periodismo por la USC y Master en marketing por el London College of Communication, está especializada en temas de consumo, cultura de masas y antropología urbana. Subdirectora de S Moda, ha sido redactora jefa de la web de Vanity Fair. Comenzó en cabeceras regionales como Diario de León o La Voz de Galicia.

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