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‘Princesa por sorpresa’: así se convirtió, contra todo pronóstico, en una película de culto

Tras muchos rumores, acaba de confirmarse la tercera entrega de la cinta que catapultó a la fama a Anne Hathaway. En los últimos años, una nueva generación de espectadoras ha redescubierto este cuento de hadas contemporáneo y en clave femenina.

Anne Hathaway en 'Princesa por sorpresa'.
Anne Hathaway en 'Princesa por sorpresa'.

En agosto de 2001, cuando se estrenó en los cines estadounidenses, pocos vieron venir el éxito de Princesa por sorpresa. Los analistas estimaron que la cinta de Garry Marshall, y producida por Walt Disney Pictures, a duras penas recaudaría entre 13 y 15 millones. Semanas más tarde, las cifras demostraron lo contrario: obtuvo 108,2 millones solo en Estados Unidos, a los que se sumaron otros 57,1 en el resto del mundo.

Basada en la novela The Princess Diaries, escrita por Meg Cabot y editada un año antes, la adaptación iba a llamarse La princesa de Tribeca, ya que la trama del libro acontece en el barrio neoyorquino del mismo nombre. Pero como Marshall y sus nietas –a quienes dedicó el filme– residían en San Francisco, el artífice de taquillazos como Pretty Woman o Novia a la fuga optó por rodarla en dicha ciudad californiana. La cantante Whitney Houston, que ejerció de coproductora junto a Mario Iscovich y Debra Martin Chase, dio el visto bueno al cambio de localización.

El público conectó de inmediato con Mia Thermopolis –encarnada por la entonces debutante Anne Hathaway– una adolescente corriente que, gracias a su abuela, la reina Clarisse Renaldi –interpretada por Julie Andrews– descubría que era la heredera al trono del imaginario estado europeo de Genovia. Poco importaron las críticas mixtas que le dedicó la prensa especializada: dos décadas después de su estreno, su popularidad no ha decaído. Pero, ¿qué explicación hay para que, con el tiempo, se haya convertido en una película de culto?

Existen múltiples respuestas. En 2018, antes de que formara parte del catálogo de Disney+, una nueva generación de púberes la redescubrió a través de Netflix. Aquel año el príncipe Harry contrajo matrimonio con la californiana Meghan Markle, por lo que muchas establecieron un paralelismo entre Mia y la reconversión de la otrora actriz en la duquesa de Sussex. La realidad, a veces, supera a los cuentos de hadas: al igual que el personaje de Hathaway, Markle tuvo que enfrentarse a un entrenamiento protocolario para formar parte de la familia real británica.

Cabeceras como Vogue han elogiado la transformación física a la que Mia es sometida, considerándola una de las mejores y más inspiradoras de la historia del cine. Aunque lo que diferencia a Princesa por sorpresa de otras comedias románticas aptas para todos los públicos es, en realidad, que los personajes femeninos, no los masculinos, son quienes llevan el peso argumental. Lejos de caer en los manidos tópicos del género, la guionista Gina Wendkos trazó a Mia y Clarisse como mujeres fuertes, empoderadas y nunca sumisas. Probablemente, ambas encabezarían las manifestaciones del 8-M en Genovia.

Uno de los carteles promocionales de ‘Princesa por sorpresa’.
Uno de los carteles promocionales de ‘Princesa por sorpresa’.

El largometraje, en los meses que duró el confinamiento, además funcionó como una perfecta vía de escape. La periodista Sarah Bahr, en junio de 2020, escribió en The New York Times: “El ingenio de Mia, su feroz independencia y su capacidad para estar a la altura de las circunstancias, incluso cuando preferiría pasar el rato en su escalera de incendios con su gato de 11 kilos, Fat Louie, me atraparon desde el primer momento. Me encuentro volviendo a la película durante la pandemia, ya que todos nos sentamos en nuestras propias escaleras de incendios, sean reales o metafóricas. Pero son los papeles secundarios, como el de Andrews, los que la elevan al equivalente cinematográfico de una galleta de chocolate, caliente y pegajosa, que garantiza el alivio del alma después de siete horas de reuniones en Zoom”.

La secuela de 2004, también dirigida por Marshall, recaudó 30,6 millones de dólares menos que su predecesora y es considerada mucho más banal que la original. A nadie extrañó que Hathaway confesara en la revista Glamour que fue un paso en falso para su currículum: “Después de Princesa por sorpresa me etiquetaron como una chica buena y, durante los primeros ocho años de mi carrera, tuve que luchar para conseguir cualquier otro tipo de papel”. “Se me asociaba con las películas de diademas”, apostilló en Los Angeles Times mientras promocionaba La joven Jane Austen en 2007. Su venganza llegaría algo más tarde. Concretamente, el 24 de febrero de 2013: la noche en la que se alzó con el Óscar a la Mejor Atriz de Reparto por Los miserables.

A pesar de lo poco memorable que era Princesa por sorpresa 2, su fiel legión de fans lleva años soñando con una tercera parte. Sobre todo, desde que Marshall, escasos meses antes de morir en 2016, afirmara en People: “Estuve con Anne Hathaway hace un par de semanas. Parece que queremos hacer Princesa por sorpresa 3 en Manhattan”. Hathaway confirmó la existencia de un guion en 2019, así como que le gustaría repetir el papel de Mia, en Watch What Happens Live. Pero la legendaria Julie Andrews, por el contrario, en 2020 sembró la duda en el programa The Talk: “Hace tiempo que se habla de ello, pero todavía no ha llegado nada a mi escritorio. Creo que la haría, aunque espero que sea pronto porque me estoy haciendo terriblemente vieja y cascarrabias. No sé si es el mejor momento, pero trabajar de nuevo con Annie –como llama cariñosamente a Hathaway– sería precioso. En todo caso, no tendremos al gran Gary Marshall, que fue un gran director. Ya falleció y era el alma de todo”.

Tras ese vaivén de rumores, The Hollywood Reporter confirmó el pasado mes que Disney, al fin, ha dado luz verde a la ansiada tercera entrega. Ahora mismo, lo único que se sabe es que Aadrita Mukerji –quien, con anterioridad, ha trabajado para series como Scorpion, Supergirl o Reacher– firmará el guion. Hathaway y Andrews guardan silencio, pero nada hace apuntar que se desmarcarán del proyecto.

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