Haider Ackermann es uno de los nombres que primero sonó cuando se empezaron a barajar nombres para suceder a Galliano en Dior -ahora parece que toma cuerpo una nueva hipótesis que llevaría a Peter Copping, actualmente en Nina Ricci, a la maison-; su colección primavera-verano 2012 presentada a primera hora de la mañana en el POPB, sigue ligado a un tipo de mujer como Tilda Swinton. Ahora que el look tomboy está más de moda que nunca, se recrudece su instinto varonil. Sus túnicas batín y cuerpos, son más amplios y tienen más caída que nunca, sus pantalones: se ahuecan; sigue jugando con las asimetrías, quimonizando chalecos y blazers, desoblando en cascada sus solapas y violando el código masculino de sus looks con transparencias. Sus superposiciones se hinchan y los volúmenes trepan, en forma de lazo, por el cuello de las modelos. Utiliza por primera vez estampados -básicamente tartán, rayas y paisley- en telas de acabado irisado y uno de los hits entre sus propuestas son los monos esmoquin. Ojo a sus Oxford porque son mules.

Puntadas gigantes rematan todas y cada una de las prendas en el desfile de Viktor & Rolf.
Las puestas en escena de Viktor & Rolf tienen siempre un aire de circo cabaretero. El leitmotiv en esta ocasión han sido los exagerados hilvanes- parecen zurcidos con sábanas por los ratones de la Cenicienta Disney– que embastan chaquetillas, abrigos, vestidos encorsetados y camisas, en bonitos tonos coral y melocotón, y de exagerado cuello Peter Pan. Volantes, chorreras mosqueteras, fruncidos y arabescos labrados sobre malla -no falta tampoco el tul en sus gowns finales- completan un desfile con momentos muy Barbie Richelieu.

Carrusel final en Cacharel: flores, rayas y tremenda fragilidad.
En Cacharel se ha estrenado esta tarde una nueva pareja de diseñadores– tras Suzanne Clements e Inacio Ribeiro, o Mark Eley and Wakako Kishimoto, parece ser la norma-: los creadores de origen chino pero formados en Francia Ling Liu y Dawei Sun. Sus creaciones, desnudas de costuras y filigranas, son de un sutil y pulcro que ni siquiera concesiones como prints que mezclan flores con rayas o sus plisados origami, consiguen acicalar demasiado.