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En el último año y medio la moda se ha afanado en explorar todos los límites de la comodidad. El neochándal, el vestido de punto, los pasamontañas. Pero lo que hasta ahora era una respuesta coherente al sentir pospandémico se está adentrando en nuevos territorios de fantasía que añaden un toque de evasión y ensueño. La última locura (o genialidad, según se mire) de marcas y diseñadores es tomar una prenda tan técnica como estéticamente complicada de defender (los pantalones acolchados) y reimaginarla lejos de la montaña, en un contexto urbano e incluso formal.
Miu Miu es la firma que abandera esta tendencia de manera más literal, con conjuntos de pantalón y chaqueta acolchados en tonos delicados como el lila, el rosa bebé o el azul cielo. Ropa atrevida “pero posible”, defendía su creadora Miuccia Prada en la nota de prensa que acompañaba a su colección de otoño invierno 2021/2022 en la que establecía un diálogo entre la fragilidad y la fuerza, y que presentó en las Dolomitas italianas. Su propuesta no ha caído en saco roto y otras firmas no necesariamente técnicas (Telfar, Eckhaus Latta, Jil Sander, Arket, Ienki Iekni, Moncler e incluso Massimo Dutti) cuentan ya con sus versiones pantalones acolchados, guateados o con texturas romboidales.