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No es culpa de tus compañeros ni de tu jefe: ¿y si simplemente no eres bueno en tu trabajo?

Aunque es cierto que, en muchas ocasiones se dan condicionantes externos que lastran nuestro desarrollo, a veces el problema está en uno mismo. ¿Es posible reconocer que quizás esas tareas no se nos dan bien o que, simplemente, no somos buenos en lo que hacemos?

¿Y si la culpa no es de nadie y simplemente no valemos para el trabajo que realizamos?
¿Y si la culpa no es de nadie y simplemente no valemos para el trabajo que realizamos?Getty (Getty Images/Maskot)
María Sánchez Sánchez

Cuando alguien no está del todo contento en un trabajo suele apuntar a muchas direcciones: al jefe, los compañeros, los clientes, los horarios, la mala organización… Y aunque es cierto que, en muchas ocasiones se dan condicionantes externos que lastran nuestro desarrollo, qué ocurre cuando el problema está en uno mismo. ¿Es posible reconocer que quizás esas tareas no se nos dan bien o que, simplemente, no somos buenos en lo que hacemos?

Como explica la coach profesional Aida Baida “hay personas que enseguida se culpan a ellas mismas de todo por inseguridad. Otras que son conscientes de su valía y también de sus límites y responsabilidades y ven que realmente no se les da bien (al menos en ese momento) y, por supuesto, siempre hay personas que prefieren echar balones fuera para no responsabilizarse, que culpan a los demás o a las circunstancias”.

Baida indica que en su consulta no suele enfrentarse directamente a casos de empleados que reconozcan un desempeño pobre o insuficiente. Lo más habitual suelen ser personas “que no se sienten realizadas, que están estancadas y sienten que no están aprovechando todo su potencial”. También son muy habituales los trabajadores con Síndrome del Impostor o personas que consideran que no lo están haciendo bien “porque acaban de llegar a un nuevo puesto de trabajo y, en realidad, no han tenido tiempo para ponerse al día.

Cómo saber si soy bueno en lo que hago 

Desarrollar la autocrítica y realizar una reflexión profunda sobre nuestro rendimiento no es un proceso sencillo. Como suele explicar la experta en liderazgo Pilar Jericó “todos tenemos talento, pero no tenemos talento para todo”. Para descubrir nuestras debilidades y fortalezas podemos, además de cuestionarnos qué nos gusta y qué se nos da bien, recurrir al asesoramiento de terceros para tener una visión más objetiva.

La coach profesional plantea algunas preguntas que podemos hacernos para salir de dudas: “¿Tienes resultados, vas aprendiendo y avanzando? ¿Te has dado un tiempo para aprender, formarte y familiarizarte con el trabajo?”. Además, recuerda Baida, “todo trabajo suele tener una serie de métricas o formas de medir resultados para que tú puedas determinar si eres bueno. En realidad, uno sabe si es bueno o no en lo que hace. Otra cosa es que te sientas inseguro porque, por ejemplo, acabas de empezar y todavía no te has familiarizado. Date un tiempo. También hay personas que son inseguras y dudan de todo, eso es algo que pueden trabajar con un psicólogo”. Al final de lo que se trata, explica la coach, es de analizar “cómo te afecta no ser bueno en tu trabajo y qué quieres hacer al respecto”.

Isabel de Trincheria Boix, especialista en Recursos Humanos, gestión de equipos y profesora del Centro de Estudios Financieros (CEF) recuerda que “para cerciorarnos de nuestra valía y nivel de desempeño podemos hablar con los superiores, fijarnos en cómo lo están haciendo los otros, analizar la información que nos llega porque, al final, nuestro trabajo siempre tiene un impacto en terceros. Y, si eres una persona con inquietud por hacer las cosas bien, estarás siempre a tiempo de mejorar o encaminarte a un puesto más acorde”.

¿Puede ayudarme la empresa a mejorar? 

Es habitual, sobre todo en las grandes compañías, contar con un plan de mejora del rendimiento en el que se incluye a aquellas personas que no están alcanzando el nivel esperado. De esta forma, a través de un seguimiento conjunto de sus superiores y el departamento de Recursos Humanos se puede determinar qué está causando ese bajo rendimiento y si es una situación que se puede solventar de alguna manera.

Rosa Urraca, especialista en Recursos Humanos y Talent Acquisition Partner, explica que en estos casos “la compañía puede ayudar al profesional mediante formación específica orientada a desarrollar o bien la parte técnica o bien las habilidades personales. Sin embargo, hay un aspecto importante que influye de manera decisiva y que es la motivación hacia ese puesto, aspecto que se tiene que trabajar con el empleado de manera constante y que ayudará a desempeñar con éxito ese rol, funciones y/o responsabilidades”.

Otros factores que influyen a la hora de cómo se abordan este tipo de problemas son la cultura de empresa y el tipo de jefe que esté al cargo. Así lo indica Isabel de Trincheria Boix, que también ejerce como consultora para distintas compañías: “Los hay que no son mánager desarrolladores, que piensan en la inmediatez, y deciden no darles los tiempos necesarios a esa persona para que puedan revertir la situación; y los hay que sí son mánager desarrolladores, más orientados al medio y largo plazo, que son capaces de identificar las fortalezas de esa persona e ir reforzándolas o ver si encajan mejor en otro puesto”.

Por su experiencia, Boix indica que los mánager cada vez son más conscientes de este papel de liderazgo que deben desarrollar y suelen plantear estas cuestiones en las reuniones habituales con el equipo o en los encuentros individuales one to one. Sin embargo, también existe responsabilidad por parte del trabajador para ponerse al día: “Si, de alguna manera, no llegas a ser consciente de que no estás al nivel y nadie te ha ayudado a ver que tienes que hacer algo distinto para cambiarlo te estás perdiendo un montón de oportunidades”, recuerda la consultora.

“Este trabajo no es para mí” ¿y ahora qué? 

El miedo al cambio o las obligaciones económicas y familiares complican, en la mayoría de casos, la decisión de abandonar un puesto cuando es evidente que ese trabajo no es para nosotros. En otras situaciones, sin embargo, pesará más el deseo de sentirse útil y valorado. “Cada uno tiene que priorizar lo que sea importante para él”, explica la coach Aida Baida. “Para muchos, sentirnos bien en nuestro trabajo es fundamental y una prioridad. Sin embargo, también hay personas que no le dan tanta importancia y, si su trabajo les permite el estilo de vida que quieren, lo llevan bien. Lo que está claro es que la idea de reinventarse no hay que descartarla nunca”.

Rosa Urraca señala que cuando una persona decide “en pro de su bienestar personal” renunciar a su ocupación y buscar un nuevo proyecto “tiene que llevar a cabo –y si cuenta con un profesional que le ayude y guíe lo hará de manera más rápida y encaminada– un autoanálisis de conocimientos técnicos, habilidades personales y motivaciones junto con un estudio del mercado de trabajo. Todo ello, le permitirá hacer un balance y determinar así una o varias alternativas profesionales reales”.

Para la experta en captación de talento “no se trata de pensar que ‘yo no sirvo para un puesto’, sino que la mirada tiene que estar puesta en potenciar mis habilidades personales y conocimientos técnicos junto a lo que me gusta o apasiona. Esto ayudará a dirigir mi vida profesional y por tanto mi bienestar personal y, sobre todo, mi equilibrio emocional”.

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Sobre la firma

María Sánchez Sánchez
Redactora en Escaparate, donde se sirve de su experiencia en el periodismo digital para recomendar productos y servicios que pueden encontrarse en internet. Ha trabajado en medios como la Cadena SER y otras secciones de EL PAÍS como Verne o BuenaVida, además de colaborar con S Moda. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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