Mucho más ligera de peso que este otoño, la mujer Marc Jacobs pasa de ir amortajada en prendas a salir a la calle prácticamente en pijama. Con los sesenta y sus it girls como adalides, su sucesión de pases coordina rayas compulsivamente: horizontal y verticalmente -a veces incluso de manera oblicua-, gruesas y finas, trazadas sobre sencillas camisetas de algodón, vestidos de punto que de noche se lustran o dos piezas de proporción tosca à la Jacobs y con la falda midi ajustada a cadera como nuevo estándar.
Muchos de sus complementos dibujan esa misma trama: desde sus bolsos cajetilla, a sus merceditas y botines de tacón cuadrangular o completamente planos.