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Kanye West, expulsado de las oficinas de Skechers, donde se presentó sin avisar buscando un socio para sustituir a Adidas

El rapero fue «escoltado a la salida» de las oficinas de la marca en Los Ángeles después de que fuera visto grabando al personal con su teléfono.

Kanye West, en septiembre en Nueva York.
Kanye West, en septiembre en Nueva York.Getty (GC Images)

No pasó ni un día desde que Adidas anunciara en un comunicado que había terminado su colaboración con Kanye West (es decir, que deja de producir la marca Yeezy) por sus declaraciones antisemitas y racistas cuando el artista se puso a buscar sustituto «a su manera»: según contaba CNN anoche, Ye, como se le conoce, se presentó en las oficinas de Skechers de Los Ángeles «sin avisar y sin invitación» y comenzó a grabar al personal de las instalaciones hasta que dos miembros de seguridad lo escoltaron a la salida. Poco después, la marca de zapatillas emitía un comunicado en el que dejaba clara su intención de no tener nada que ver con West: «Condenamos sus comentarios y no admitimos ningún tipo de discurso de odio. Además, volver a remarcar que se ha presentado sin haber sido invitado».

Tras el anuncio de Adidas, las acciones en Bolsa del gigante deportivo caían un 6%. La colaboración entre Adidas y Kanye West reportaba a la compañía alemana nada menos que el 8% de las ventas en calzado. En 2020, Yeezy (que engloba prendas y zapatillas) llegó a facturar 1.800 millones de euros. De ahí que la marca se pensara mucho qué hacer con West tras la escalada de actitudes antisemitas, pro-Trump e incluso racistas que ha protagonizado el rapero este último mes. Pero decidió hacerlo debido a las presiones de decenas de miles de usuarios en redes. West llegó a decir que «Adidas nunca lo echaría por muchos comentarios que hiciera». No ha sido así, y, según afirmaba Forbes el miércoles, el rapero ha dejado de ser, como solía decir, «el negro más rico de Estados Unidos». Sin Gap, sin Adidas y sin Balenciaga, su fortuna se ha desplomado hasta los 400 millones de euros. Y de estos, puede perder la mitad, porque la familia de George Floyd, asfixiado por un policía en 2020, hecho que inició el movimiento Black Lives Matter («Las vidas negras importan»), ha denunciado a West por difamación y pide una indemnización de 250 millones. El rapero llegó a decir en una entrevista reciente que Floyd murió «por los efectos del fentanilo».

En septiembre, Ye anunciaba en su Instagram que los directivos de Adidas se «lucraban con él» tras anunciar que había denunciado a Gap por incumplimiento de contrato (según él, habían faltado a la promesa de abrir tiendas a su nombre, y su intención de vender sus colecciones a todo el mundo no se estaba cumpliendo porque, pese a agotarse en cuestión de horas, los precios eran altos). Pero no quedaba claro en qué términos quedaba la relación con la enseña deportiva. Poco después se filtraba un vídeo en el que, supuestamente, West obligaba a los directivos de la marca a ver una película porno en su teléfono durante una reunión.

Desde que presentara la camiseta con el mensaje «Las vidas blancas importan» en su desfile, hace tres semanas, la polémica en torno a Ye ha crecido exponencialmente cada día. Primero fueron los insultos a través de Instagram del artista, antes conocido como Kanye West a, entre otros, la estilista Gabriella Karefah Johnson o al fundador de Supreme, Treamine Emory. West llegó a publicar una conversación privada entre ambos en la que el rapero acusaba al diseñador de haberse vendido al sistema y hasta de sacar partido de la muerte de Virgil Abloh, amigo de ambos. Pero lo peor llegaría días más tarde, cuando Ye le dijo a Puff Daddy (volvió a publicar la conversación privada) que se había vendido «a los judíos» y que eran ellos los que le habían mandado a amenazarlo. Instagram le canceló la cuenta y se fue a Twitter, donde escribió que no podía ser antisemita porque muchos negros eran judíos, pero que «amenazaban a cualquiera que se opusiera a su agenda». También le cancelaron la cuenta.

Un par de días antes, Ye, que invitó al desfile a Candace Owens, comentarista afrodescendiente pro-Trump (y con la que acudió días más tarde al estreno de un documental que, según ellos, desmonta al movimiento Black Lives Matter), daba una entrevista exclusiva a Fox (como no podía ser de otra forma) argumentando que la camiseta de marras era un mensaje «provida. La mitad de las muertes de negros en Estados Unidos vienen del aborto”.

También comentaba que recibió amenazas de muerte cuando se le vio junto a Donald Trump luciendo una gorra de «make America great again» y se comparaba con David frente a Goliat, argumentando que «tiene conexión directa con Dios». Horas más tarde, el Washington Post afirmaba que había partes cortadas de aquella entrevista, en las que West afirmaba cosas como que actores profesionales entraban en la casa que compartía junto a Kim Kardashian para «pervertir a sus hijos». Sin embargo, su entrevistador, Tucker Carlson, famoso por sus proclamas xenófobas y por su apoyo incondicional a Trump argumenta veladamente en el vídeo que West lleva razón: «¿Está o no loco? Juzguen ustedes mismos», proclama al inicio.  Horas después de aquella entrevista se anunciaba que West había comprado Parler, la polémica red social de ultraderecha que fue retirada de las tiendas digitales de Google y Apple tras la toma del Capitolio.

El viernes pasado, Balenciaga emitía un comunicado en el que afirmaba haber cortado cualquier tipo de relación con Ye. Una decisión que ha tardado tres semanas en tomar, pero que terminó llegando, pese a que los lazos que unen al rapero con Demna, director artístico de la marca, vengan de lejos (él fue uno de los principales valedores del creativo georgiano cuando puso en marcha la firma de culto Vetements, y Demna se ha encargado, entre otros, de la dirección artística de su último álbum, Donda). En esta espiral de odio protagonizada por el rapero, también hubo sitio para la artista Eliza Douglas, musa y modelo de Balenciaga, a la que Kanye West llamó en sus redes sociales «la novia de instituto de Demna», refiriéndose a que ahora el diseñador lo prefería a él. Ahora la imagen de West abriendo el desfile de Balenciaga del 1 de octubre se ha retirado de las plataformas. «Balenciaga ya no tiene relación con el artista ni planea colaborar con él en el futuro», fue el escueto comunicado que publicó Kering, el holding dueño de la marca.

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