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Juliette Lewis en una campaña de Skims: «Solía querer llamarme Tammy y tener unas tetas gigantes»

La nueva campaña de la firma de ropa interior de Kim Kardashian invita a varias ‘celebrities’ a confesar los más oscuros secretos relacionados con su autoestima.

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Kim Kardashian no piensa desdeñar ninguna estrategia para conseguir todo tipo de clientas para su marca de ropa interior moldeadora, Skims, cuyo lema es: «Le sienta bien a todo el mundo». Si en su anterior campaña contó con el apoyo de Rosalía y emitió un comunicado en español, con un claro guiño al mercado latino y antes había recuperado para el imaginario popular a los ángeles de Victoria’s Secrets más famosos de todos los tiempos, Alessandra Ambrosio, Candice Swanepoel, Heidi Klum, y Tyra Banks, ahora es el turno de mujeres anónimas con perfiles diversos y cuerpos no normativos que se mezclan de forma natural con actrices famosas que confían a la cámara los secretos más oscuros sobre sus problemas de autoestima.

Así, mientras Juliette Lewis, llevando por toda ropa un sujetador y unas bragas color carne de la marca confiesa a cámara: «Solía querer que mi nombre fuese Tammy tener unas caderas enormes y unas tetas gigantes», Brooke Shields se baja de su pedestal de diosa entre los mortales para, también casi en paños menores decir: «¿El cuerpo más alucinante que he visto en mi vida? El de la mujer de mi ex». Esta afirmación es particularmente interesante porque Shields hace referencia a una anécdota que precisamente su exmarido, el tenista André Agassi, contó al periodista J. R. Moehringer para su biografía ‘Open’. Al parecer Shields, una de las mujeres más bellas del mundo, siempre había considerado sus propias piernas feas y tenía en la nevera de la cocina una foto de la tenista Steffi Graf, cuyas piernas eran su más oscuro objeto de deseo. El destino quiso que Stefi finalmente se acabara casando con el hombre del que ella se divorció y por tanto la confesión es doblemente impactante y también, por qué no, hilarante: supone la plena aceptación de aquella obsesión por parte de la actriz y la confirmación de que lo que contó Moehringer era cierto.

En la misma campaña, la modelo trans Indya Moore admite que le encanta sus pechos «porque son como dos conos de helado», la cantante Becky G admite «que su madre es su modelo de pechos» y la actriz Chelsea Handler admite que no fue capaz de aceptar su propio pecho y darse cuenta de que era uno de sus grandes atractivos hasta pasados los 40 años. Llama la atención, y forma parte de una estrategia muy meditada, el hecho de que todas las prescriptoras (incluidas las anónimas, como la mujer superviviente de cáncer de mama que confiesa que después de superar la enfermedad aprendió a amar su propio cuerpo) digan la palabra «boobs», que en inglés el equivalente al coloquial «tetas».

Las estrategias de aproximación a sus clientas de Kim Kardashian se han demostrado infalibles y el interés del público por su producto se demuestra ya solo con un dato muy elocuente: el día del lanzamiento de Skims ganó dos millones de dólares solo en los primeros segundos de la jornada. A pesar de las críticas que Kardashian recibe frecuentemente por el culto al cuerpo y su obsesión por las curvas antinaturales, la marca Skims se caracteriza por una total inclusividad y aceptación de todo tipo de figuras.

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