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Jordi Cruz: «No me gusta que una persona cene vestida con bermudas y chanclas»

Lo suyo son los fogones, pero el mundo de la moda tampoco se le resiste. El chef Jordi Cruz valora la importancia del protocolo en el vestir, tanto dentro como fuera de la cocina.

Jordi Cruz
Unidad_Fotografia - TVE, S.A.

La Academia Internacional de Gastronomía le ha nombrado Chef del Futuro. Jordi Cruz ha sido el cocinero más joven en obtener dos estrellas Michelin, y si hace tiempo que seduce a paladares gourmet desde los fogones del restaurante Abac, su papel de jurado en Master Chef le ha dado el definitivo empujón mediático.

Venga, a bocajarro: ¿se acuerda de la primera chaquetilla de chef que se puso?

Pues sí, porque es el mismo modelo que uso ahora, y lo he diseñado yo.

Eso me lo tiene que contar despacio.

Cuando empecé a trabajar como chef, pensé en la chaquetilla que quería usar. Deseaba que fuese cómoda, pero también bonita, un poco entallada, cruzada, hecha en un buen algodón egipcio que pudiese aguantar cualquier cosa y limpiarse muy bien.

¿Y la encontró?

Conseguí a alguien que me la hiciera, mi amigo Joan Ramón, de Confecciones Oliva.

¿No ha pensado en comercializarlas?

Estaría bien. Por ahora, las usan en una serie de la televisión catalana, La riera.

¿Qué le gusta ponerse cuando no lleva ropa de faena?

Yo soy muy de ir de negro. En realidad, me iban las prendas oscuras hasta que llegué a Master Chef y las estilistas, que son estupendas, empezaron a aconsejarme otros tonos.

Así que es de los que se deja guiar.

Hasta cierto punto. A veces me traen alguna cosa que, por la cara que se me queda, ya ven que no me gusta. Pero sí he empezado a utilizar chaquetas de colores y a variar un poco las zapatillas, que antes siempre las llevaba negras.

¿Alguna vez se ha sentido ridículo con la ropa que llevaba? Una vez mi amiga Ada Perellada me propuso hacer un reportaje sobre chocolate y erotismo. Cuando llegaron los fotógrafos, querían retratarme desnudo y cubierto solo con el delantal. Me negué. Llegamos a una solución de consenso, y posé desnudo de cintura para arriba y tapado con el mandil. Aunque fue divertido, pasé mucha vergüenza y no me entusiasma ver las fotografías.

¿Cuál es la indumentaria que no le falla?

Tejanos, camisa, chaqueta y zapatillas. Los vaqueros me encantan. Tengo algunos viejísimos que son los que mejor me quedan, y que el día menos pensado se me van a romper.

Parece usted un chico clásico. ¿Qué es lo más extravagante que hay en su armario?

Un pantalón de lana escocesa que me convencieron para que me comprase y que no me he puesto nunca.

¿Y lo que le trae mejores recuerdos?

Pues unas 20 chaquetillas de cocinero que me han ido regalando y que guardo con cariño.

¿Le gusta ir de compras?

Sí, pero no me lío. Voy a tiro hecho. Y si además estoy con alguien que me conoce y me ayuda a elegir, mucho mejor.

¿Cree usted que hay que seguir el protocolo en el vestir cuando uno se sienta a la mesa?

Es una cuestión de respeto. No quiere decir que haya que ir con corbata ni de gala, pero no me gusta que alguien cene con bermudas y chanclas. Alguna vez, en el restaurante, hemos tenido que ofrecer una americana a un cliente o un chal a una mujer.

Nunca se pondría…

Una camisa de manga corta. Si tienes calor te pones una camiseta o te arremangas, pero esas camisas me recuerdan a los personajes de las películas antiguas.

¿Existen las chaquetillas de manga corta?

Pues claro, y me parecen lo más antinatural del mundo. Las chaquetas de chef están pensadas para proteger, así que no tiene sentido llevar los brazos al aire.

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