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Poder de persuasión. Empezó llamándose Tarte y era un local de 40 metros cuadrados en el Casco Viejo. A Rosa Orrantia siempre le había interesado la moda "como lenguaje". Con 18 años se fue a París y a Londres, en plena efervescencia setentera. Cuando volvió a España y tuvo a su hija Andrea, decidió poner una tienda. "Entonces todo era mucho más fácil si te interesaba de verdad y tenías una idea, y yo me había traído buena información", cuenta Rosa a S Moda. Era 1985 y sus primeras firmas fueron diseñadores españoles: los mejores, los que hicieron que esa década fuera prodigiosa para la moda española. Montesinos, Manuel Piña, Antonio Miró... y Sybilla, que fue la que cambió el destino de Tarte. Los grandes diseñadores japoneses, que estaban en la cúspide, no se consolidaron ni en Barcelona ni en Madrid. No ayudaba que España atravesara un mal momento económico. Pero cuando vieron que Sybilla, que ya para entonces triunfaba internacionalmente, vendía su ropa en Tarte, desembarcaron allí Yohji Yamamoto, Miyake y Comme des Garçons. Luego comenzó una reacción en cadena: en 1992 entraron los belgas, Martin Margiela, Dries Van Noten... La apuesta estaba ya consolidada. "Las premisas eran y son calidad, creatividad, exclusividad y que nos guste", prosigue Rosa. La inauguración del Guggenheim, en 1997, marcó otro momento. "Ese día fui vestida de Miyake. Varias clientas también, otras iban de Yamamoto". Fue como un escaparate que dio a conocer la tienda entre los invitados, locales, nacionales e internacionales. En 2004, Rosa encontró un almacén de loza abandonado, con techos altos y dos plantas, en una calle hasta entonces escondida por las vías del tren. Y ahí nació Persuade (Villarías, 8), la tienda en la que ahora regenta su hija, Andrea Mendieta (en la imagen). "Cuando vi el local supe que era el momento para depositar todo lo que sabía". Este reto le ha permitido crecer y "tener un mensaje claro". En este soberbio espacio que une antigüedades chinas, muebles de Christian Astuguevieille (nariz de Comme des Garçons) o joyas de la libanesa Rosa María Abourous se nota el amor por lo único. Lo que nunca entrará en Persuade es Internet. La exclusividad la llevan a rajatabla. Por eso representa a Paul Harnden, que trabaja con un taller inglés que produce igual desde principios del XIX y no tiene presencia digital, como ellas. Aún así, sus clientes son de todo el mundo y por supuesto, también de Bilbao, donde tienen una camarilla se seguidoras incorruptibles. "Nos enseñan mucho", agradece Andrea, "gracias a ellas hemos llegado aquí".