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Gloria Steinem.
Interpretada con una peluca fabulosa por Rose Byrne, Steinem fue –y sigue siendo– la feminista más famosa de EE UU. Alérgica al matrimonio, de espíritu nómada, activista, periodista, fundadora de la revista Ms. y, según la describiría Nora Ephron, «la única cosa remotamente chic relacionada con el movimiento». La mujer que se había infiltrado de incógnito como conejita en Playboy para denunciar las míseras condiciones de las trabajadoras de Hugh Hefner a principios de los 60 y erigida en los 70 en la activista más atractiva de EE UU.
La escena que funciona a modo de flashback sobre su aborto clandestino en la serie, catalizadora de su lucha por los derechos reproductivos, es verídica. Ella mismo lo contó en la primera página de sus memorias. "Este libro está dedicado al doctor John Sharpe, médico londinense que en 1957, una década antes de que en Inglaterra fuese legal practicar abortos salvo en el supuesto de que la vida de la mujer corriese peligro, asumió el considerable riesgo de ayudar a una estadounidense de veintidós años que iba camino de la India. Sin saber nada aparte de que la chica había roto un compromiso en su tierra para salir en busca de una destino incierto, le dijo: 'Tienes que prometerme una cosa. Primero, que no le darás mi nombre a nadie. Segundo, que harás con tu vida lo que te apetezca'". Así aparece en la serie y así pasó, según la propia Steinem.
La activista también se ha manifestado sobre la serie, tildándola de "rídicula", tal y como explicó en una entrevista en el Hay Festival:
"Por ejemplo, esa serie tan buena que están emitiendo llamada 'Mrs. America' te da la impresión de que la razón por la que no se aprobó la ley de igualdad fue la oposición de Schalfly, que era una mujer muy religiosa y de derechas. Sin embargo, no creo que su campaña en contra cambiase nada. De hecho, ocurrió en el último minuto. Sin embargo, la industria de los seguros se opuso en bloque, porque si dejaban de segregar por sexo, actualizar las pólizas les costaría millones de dólares. La serie hace ver que unas mujeres son el peor enemigo de otras mujeres, un enfoque que nos impide reconocer a quiénes son nuestros verdaderos enemigos. Ese es el problema de este show tan ridículo. No por los actores, sino por el sentido de la historia".