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Celeste Caeiro en la Revolución de los Claveles (1974)
Un simple gesto, el de ofrecer una flor, bautizó el levantamiento militar que puso fin al régimen dictatorial de Portugal en 1974. La mañana de 25 de abril, Caeiro, empleada de un cafetería, llegó al trabajo ajena al levantamiento que se había producido la noche anterior. Cuando llegó, su jefe mandó a los trabajadores a a casa y pidió que se llevasen los claveles que había en el establecimiento. Ella fue a ver lo que pasaba en la plaza Rossío, donde un militar le pidió un cigarro, y como no tenía, le ofreció un clavel, que colocó en una de las escopetas. A partir de ahí se dispuso a colocar todas sus flores en las escopetas y las floristas de la ciudad continuaron con su labor.