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Mary Katrantzou: la reina del estampado que viste siempre de negro

Sus prendas excesivas y fuera de tendencia son codiciadas por coleccionistas. La creadora celebra 10 años de creatividad, tecnología y riesgo. Éxito contra pronóstico.

Retrato de la diseñadora en su estudio de Londres.
Retrato de la diseñadora en su estudio de Londres.Germán Saiz

Como una niña en una tienda de golosinas. O tal vez una coleccionista multimillonaria en una sala de subastas el día que sale a la venta un exquisito huevo de Fabergé. Visitar el estudio de Mary Katrantzou (35 años) es lo más parecido a entrar en un gabinete de curiosidades. Los cuartos de maravillas (o wunderkammer) alimentan el imaginario estético y creativo de esta diseñadora atípica que hilvana la fantasía surrealista de Elsa Schiaparelli con el ingenio irreverente de Franco Moschino y el exceso poético de Christian Lacroix. La colección de su décimo aniversario, presentada en septiembre, «es una colección de colecciones». La revisión más sublime y personal de los catálogos (estampados y bordados) que ha creado en una década de trabajo. Hay sellos, frascos de perfume, especies de mariposas, familias de insectos, estudios botánicos… Objetos inesperados convertidos en diseños (en su mayoría, vestidos de cóctel) en los que la línea entre moda y arte se diluye. «El utilitarismo jamás ha sido una prioridad para mí», advierte.

Gabardina con mariposas estampadas y bordadas en 3D de p-v 2019 de Mary Katrantzou.
Gabardina con mariposas estampadas y bordadas en 3D de p-v 2019 de Mary Katrantzou.Germán Saiz

La historia de esta griega afincada en Londres transcurre paralela a la versión moderna del crac del 29. Katrantzou se graduó y fundó su marca en 2008. El 15 de septiembre de ese año, mientras la capital inglesa celebraba su fashion week, en Wall Street el gigante financiero Lehman Brothers se declaraba en bancarrota. Aquel seísmo, que incendió los mercados y aceleró la crisis mundial, marcó un giro geopolítico tan importante como la caída de la Unión Soviética. «Yo vivía en una burbuja. No era consciente de lo que significaba lanzar una firma en ese momento y, con el planteamiento inocente de quien no tiene ni experiencia ni conocimientos del negocio, alquilé un estudio a medias con una compañera. Así empezó todo», recuerda. «Contra todo pronóstico, en un clima político cargado de pesimismo, su colección dibujó una sonrisa en los compradores internacionales y el riesgo se vio recompensado», escribió hace un mes la columnista Sarah Mower. «Lo más difícil cuando intentas construir una marca independiente es precisamente entender cómo funciona el sector y aprender a gestionar los recursos, que son muy limitados, sobre todo al principio», reconoce la creativa.

Deliciosa excentricidad

Bruselas habría tumbado su política maximalista, contraria a recortes y conceptos como austeridad o pragmatismo. Ni oír hablar de informalidad urbana. Sus diseños son audaces, valientes, teatrales. «Vivimos en una sociedad cada vez más uniformada; de ahí que haya gente que quiera romper con lo establecido. Yo diseño para esas personas que quieren echar por tierra cualquier tipo de uniforme». Su negocio –que en enero recibió la inyección de la inversora china Wendy Yu [la misma heredera milénica que a principios de año hizo una donación millonaria al Metropolitan de Nueva York]– cuenta hoy con una red sólida de clientes privados. «Londres es un magnífico escaparate. De hecho, Reino Unido es uno de nuestros mercados más importantes». Lo que no significa que los compradores sean ingleses. «Muchos residen en Estados Unidos», señala. Principalmente en Dallas, donde en enero inauguró su primera muestra. Pero también hay chinos, canadienses, belgas…

«Mis creaciones más delirantes atraen a féminas que aprecian la originalidad y que entienden la moda como una forma de expresión, pero también como una disciplina artística y un objeto de coleccionismo. Encargan modelos concretos que quieren atesorar en su armario. Invierten atraídas unas veces por el diseño, otras veces por la innovación o la belleza de la pieza en sí». Katrantzou es uno de los nombres que ha demostrado la viabilidad comercial del denominado demi-couture, ese segmento preciosista que aspira a revitalizar la costura. «Su fuerza está en la dificultad que comporta reproducirlo o traducirlo para las masas». Es una respuesta al fast fashion. «Un modelo de creación que no entiende de plazos ni tendencias. Para mí la sostenibilidad, de la que hoy todo el mundo habla, conlleva invertir en piezas que pasarán de generación en generación».

Pensamiento gráfico

Mary Katrantzou conserva un archivo de su obra casi completa en un almacén de Londres. «Algunas piezas se han perdido, otras se han estropeado y necesitan un poco de amor». Repasar el catálogo es encontrarse con uno mismo. «Rara vez tienes la oportunidad de ver en un espacio único el trabajo de toda una vida. Es un ejercicio que todo diseñador debería hacer», analiza. Ella lo hizo por primera vez para seleccionar las piezas de la retrospectiva de Texas y después para trazar el hilo conductor de su colección de aniversario. «Impresiona ver la cohesión entre modelos de distintas temporadas, en silueta, semántica, fabricación y color». A través de los patrones es posible incluso comprender cómo funciona su mente. «Supongo que reflejan mi personalidad, abierta e inquisitiva. Hay un filtro de curiosidad, de descubrimiento, de novedad, de diversión».

En su taller, los bordados a mano conviven de manera natural con impresiones digitales. «No entiendo la artesanía sin tecnología. Creo que la belleza está en la unión de los procesos. Trabajamos con los mejores talleres del mundo. Es importante ir más allá, retar el savoir faire de un artesano y buscar nuevas formas de expresión textil. Porque el tejido es la esencia de la moda». También la paleta cromática. «El color es liberador y tiene un gran poder emocional», defiende con vehemencia. Curiosamente ella viste de negro riguroso (casi siempre de Azzedine Alaïa). «Tomo ya demasiadas decisiones en torno al color en mi trabajo». Prefiere dejar el maximalismo para otras disciplinas: «Me gustaría construir un universo más amplio, entrar en las casas no solo a través del armario, quizá con una línea de joyas o, por qué no, con una colección de hogar».

Detalle de la colección p-v 2019.
Detalle de la colección p-v 2019.Germán Saiz
Muro de inspiración de la colección.
Muro de inspiración de la colección.Germán Saiz

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