Comparado con su último desfile invernal, en el que todo era exceso de peso, Juanjo Oliva (que poco después de concluir su desfile nos invitaba a compartir sus trucos de planchado: nunca está de más descubrir que el vapor estropea la seda) aligera sus texturas y pone todo su énfasis en el corte – como los hombros cuadrados- y disposición -por ejemplo, las sobrefaldas de popelín o los manguitos de pelo- de sus prendas.
Abrigos trapecio, trencas, cazadoras y capas se aposentan sobre faldas pantalla de acabado ondulante y delicadísimas blusas tan diáfanas como reveladoras. ¿Su prenda estrella? Sin duda sus pitillos con cremallera delantera y su triplete de looks en purpurinoso azul eléctrico que vienen a romper con los mostazas y acero.








