El desgaste del poder

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Al final de su última legislatura comenzó a lucir canas. 

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Cuando José María Aznar salió de la Moncloa nada quedaba del candidato que conocimos en 1996. 

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En aquella época el expresidente parecía salido de un anuncio de Just for men.

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Pero sin duda uno de los más presidentes que más rápido se ha deteriorado es Barack Obama. 

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En solo una legislatura parece haber cumplido años por partida doble. 

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También a George W. Bush le pasó factura el poder. 

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Aunque no era un chaval cuando ganó las elecciones por primera vez. 

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Como a Bill Clinton estábamos acostumbrado a verlo con canas, su evolución no nos sorprendió demasiado. Así acabó su mandato en 2001. 

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Y así lo empezó en 1993. 

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Aunque Cristina Fernández de Kirchner invierte mucho dinero en su imagen, no puede esconder el desgaste del poder, al menos en sus ojos. 

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En cuanto a su apariencia, le iba mucho mejor cuando era la esposa del presidente. 

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Así vimos a Tony Blair tras 10 años en Downing Street. 

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Diez años antes tenía menos canas y las mismas entradas. 

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Buscar una solución a la crisis económica está haciendo mella en Angela Merkel. 

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Este es el aspecto con el que la canciller alemana ganó las elecciones en 2005. 

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Su compañero de fatigas, Nicolas Sarkozy también es el vivo reflejo del desgaste que produce el poder. Y un divorcio, otra boda, un bebé... 

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En la imagen, poco tiempo antes de conquistar a Carla Bruni.

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Nada tiene que ver esta imagen de Vladimir Putin...

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con esta de 1999.

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No es ése el caso de Felipe Calderón. 

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El presidente mexicano no ha cambiado nada en 6 años.