Si de cara a la primavera todo era luz en el desfile de Versace, Donatella ha cambiado la claridad por unas tinieblas sacras y bizantinas para el próximo otoño-invierno: tiene la cabeza puesta en el último desfile de su hermano Gianni. Sus modelos batallan la más belicosa Cruzada de la casa de la medusa: cruces barrocas -troqueladas a láser sobre cuero o trabajadas sobre abrigos y terciopelo- y logos por todas partes escritos con letras joya sobre abovedados vestidos pañuelo.
Las guerreras de esta particular guerra santa protegen sus cuerpos con corsés y túnicas de malla metálica así como con minivestidos blancos, negros y en colores cítricos, que se acoplan con placas de metal, listas para sacar en cualquier momento la espada.
